Patricio Jutard es argentino y emprendedor por naturaleza. Tan hincha es de este modo de vida, que a futuro visualiza una economía basada en emprendimientos altamente especializados en nichos de negocios.
Su primer proyecto fue en 2005, cuando junto a Mariano Suárez cofundó Three Melons, una empresa de videojuegos que luego fue adquirida por Disney. En 2011 cocreó Mural, una startup de pizarras virtuales que nació de la necesidad que tenían en su compañía de gaming de trabajar en conjunto con el equipo a distancia.
En 2021, Mural se convirtió en «unicornio» al ser valuada en US$ 2.000 millones tras cerrar una ronda de inversión por US$ 50 millones codirigida con Insight Partners y Tiger Global.
Ese mismo año volvió a empezar pero del otro lado del mostrador. Cocreó junto a Jorge Aguado, Sacha Spitz, Juan Pablo Lafosse y Mariano Mayer, Newtopia, un fondo que invierte en emprendimientos latinoamericanos que solucionan problemas regionales o globales con base tecnológica. En Uruguay participan en tres startups, EyeCue, Nilusy Revai.
Jutard fue uno de los speakers de la reciente Mega Experiencia Endeavor, uno de los principales eventos del mundo emprendedor en Uruguay, llevado a cabo el pasado 13 de junio en el Centro de Eventos del LATU.
De sus proyectos, aprendizajes, su perspectiva sobre cómo emprender e invertir, habló con El Empresario y esto es parte de lo que comentó.
-En 2005 cofundó la empresa Three Melons, que luego fue adquirida por Disney. ¿Qué los llevó a vender y qué impacto tuvo esto en su carrera?
-Nunca sabes cuándo es el momento ideal (para vender). Los socios le dedicamos mucho tiempo a reflexionar, mucha charla, mucha discusión. Jugó a favor saber que nos estábamos metiendo en Disney, una empresa grande de entretenimiento, y que iba para el mismo lado que queríamos ir. Nos permitía seguir haciendo juegos, creando, sumado a que íbamos a tener más recursos para llegar a más gente. Pero además, el hito de vender una compañía es enorme, por más que vendas barato, por todo lo que vas a aprender en ese proceso para tu próximo proyecto. Ser parte de una megacorporación enseña cómo funciona una empresa de ese tipo y nos sirvió para Mural, porque le vendemos a ese tipo de empresa. Entendimos las trabas que tienen las grandes compañías para comprar software. Mural no hubiera crecido como creció sin la venta a Disney.
-Mural surgió de una necesidad propia, ¿cómo fue?
-Lo vimos como necesidad cuando trabajamos en Disney. Es una herramienta que ayuda a pensar a las personas, a crear, a alinear ideas en forma digital y a distancia. Cuando estás creando un videojuego, las aristas son tantas que no te alcanza con un Powerpoint y una llamada telefónica en grupo si el equipo está distribuido. Cuando estamos juntos usamos las paredes, los pizarrones, dibujamos, usamos post-its, nos embebemos en el problema que tratamos de resolver, nos metemos dentro del juego que tratamos de crear, se arma un storyboard, se pone arte conceptual, la información visual fluye mucho cuando estamos todos juntos en el mismo lugar. Con Mural, el resultado final es lo que queda de las personas que estuvieron en la sesión colaborativa.
-La aceleración digital propiciada por la pandemia hizo despegar la empresa y se transformó un «unicornio» en 2021. ¿Cómo ve a la empresa hoy con el retorno a las oficinas y la aparición de competidores?
-Está mucho más competitivo, pero además crecer no es tan fácil porque llegamos a un gran porcentaje del mercado. Pero si bien existen competidores -Google, Apple, todos sacan sus propias versiones de pizarra de colaboración visual-, no creo que hayan entendido el concepto del todo. Ellos van por herramientas para todos y nosotros nos enfocamos en grandes empresas, en equipos de trabajo profesionales, con seguridad y otros temas que no cualquiera tiene en cuenta al desarrollar sus herramientas. Con respecto al retorno a las oficinas, igual ahora hay mucho más trabajo que antes de la pandemia por el (trabajo) híbrido.
-Mural era algo que no existía en el mercado, ¿cómo fue conseguir el primer cliente?
-Empezamos con el B2C (business-to-consumer) y al primer cliente le devolvimos la plata porque pensamos que se había equivocado. Como enseñanza, el mejor feedback es de quien paga porque si lo hace es porque pudo resolver un problema. Y ahí entendimos que, como esa persona, puede haber hay miles. Nuestro primer gran cliente fue IBM, que llegó cuando comenzó a usar design thinking o user centered desing (diseño centrado en las personas) para transformar la forma de trabajo interna de la empresa pero no tenían a la gente en el mismo lugar. Ellos nos encontraron en forma online.
-¿Imaginaba que se convertiría en «unicornio»?
-No sé si iba a ser grande o no, pero armamos Mural como para que lo fuera. Desde el día uno lo pensamos online, SaaS (software as a service), con mirada global y todo en inglés. Pero Mural no fue un emprendimiento exitoso desde el principio, costó 10 años llegar al punto de equilibrio porque el mundo no necesitaba lo que estábamos ofreciendo.
-Ahora está en una nueva etapa, ya no como emprendedor sino como inversor, ¿en qué invierte?
-En emprendedores latinoamericanos que estén desarrollando soluciones tecnológicas a grandes problemas de la región o del mundo. Somos muy agnósticos en cuanto a sectores. Hoy tenemos desde proyectos que tratan de digitalizar y transformar Latinoamérica en aspectos financieros, de retail, productivos. Si mirás el mercado latinoamericano hay que apuntar a transformar y digitalizar procesos y mercados que hoy no están digitalizados ni bancarizados como fintech, proptech, e-commerce. Después tenemos emprendedores más del estilo Mural que están comenzando con tecnologías innovadoras para grandes problemas del mundo. Por ejemplo, unos que aplican inteligencia artificial en el manejo de finanzas de grandes corporaciones. Estamos invirtiendo en dos etapas: en un primer cheque de entre US$ 100.000 y US$ 500.000 en preseed y seed, y podemos hacer follow on en serie A de hasta US$ 1.5 millones en aquellas que ya invertimos. Somos inversores muy activos, estamos en contacto con los emprendedores, generamos eventos de networking, un grupo de chat con ellos, tenemos una charla mensual. Además, invertimos en proyectos en los que entendemos sus problemas. Invertimos en etapas muy tempranas y lo que más miramos en los emprendedores es el track record del equipo, qué hicieron antes, qué pueden demostrar. También vemos la composición, no invertimos en emprendedores solitarios, sino en equipos bien balanceados, con fuerte área técnica de innovación y eficiencia y otra comercial y de gestión. Además, queremos tener muy balanceado el portafolio en cuanto a género, entonces si el equipo fundador tiene mujeres , suma puntos en el proceso de elección. También vemos el problema que quieren resolver. Tenemos en cuenta qué tan grande es, si tendrá impacto, pero sobre todo si estaríamos orgullosos de resolverlo. No somos un fondo de impacto, pero es un criterio que tenemos muy en cuenta. Después, hacemos un fuerte análisis del tamaño de la oportunidad. Puede ser una idea, pero deben demostrar por qué saben cómo resolverlo y explicar cómo lo harán.
-Emprendió en dos momentos distintos, ¿cómo ve el ecosistema hoy?
-Creo que es el momento más fácil de la historia para emprender desde el punto de vista de la madurez del ecosistema, de la cantidad de libros que hay al respecto, de los casos de éxito cercano, de la facilidad para crear un producto de software.
-Esta misma facilidad, ¿puede jugar en contra porque todos podrían salir a emprender?
-Es más fácil emprender pero no necesariamente hay más emprendedores. No todo el mundo va a emprender por miedo, no salir de la zona de confort o sentir que no está preparado. Igual, a futuro, imagino la economía con muchos emprendedores, cada uno haciendo el mejor producto del mundo en un nicho específico. Muchas pequeñas empresas especialistas y siendo la mejor en eso. No necesariamente mega corporaciones, empresas con 10 empleados podrán ser «unicornios» porque cada vez más, con tecnología, generamos soluciones de más alto impacto que resuelven la vida a más personas.
-¿Cuáles son los principales errores que encuentra entre los emprendedores que se presentan a buscar inversión?
-Primero, un equipo mal balanceados. Por ejemplo, quieren hacer una súper innovación tecnológica, pero ninguno del equipo de fundadores es técnico. Lo otro es no tener los incentivos alineados, por ejemplo, un emprendedor que tiene el 90% y el otro tiene un 10%. Luego, no tienen preparados los datos financieros de su negocio. Y por último, deben tener un potencial de ser una compañía de US$ 1.000 millones. Nuestro fondo es de US$ 50 millones y tenemos que buscar empresas que tengan ese potencial, si no no cierran los números para nosotros. Empezamos hace tres años, no tenemos ningún exit aún, pero las que andan bien, en realidad andan muy bien. De las 85 startups que invertimos sólo murieron tres. Es poco tiempo para evaluar, se van a morir más y algunas van a ser golazos. Tenemos varios posibles «unicornios». En Uruguay invertimos en EyeCue, Nilus y Revai, que tiene doble bandera porque es de argentinos pero uno de sus socios está radicado en Uruguay.