De Oppo a Peak, cada vez son más las corporaciones del gigante asiático que están dando sus primeros pasos en el exterior con el objetivo de darles batalla a las multinacionales de EE.UU. y Europa.
Lo primero que llama la atención cuando se visita un shopping center de alto poder adquisitivo en China es que a diferencia de lo que ocurría hasta hace muy poco tiempo, las marcas locales ya ocupan un lugar tan relevante como las casas internacionales más consagradas en el mundo del lujo. Nombres prácticamente desconocidos para el consumidor occidental, como Stella Luna o Mary Ching, le pelean de igual a igual a marcas como Prada, Versace o Louis Vuitton a la hora de conquistar a los millonarios chinos que se convirtieron en el último tiempo en la tabla de salvación para las grandes firmas de lujo.
Esta avanzada de las marcas en el segmento más alto del mercado en realidad responde a un proceso generalizado de revalorización de las empresas chinas que definitivamente quieren dejar atrás la imagen de ser un país que solo ofrece productos baratos y de calidad dudosa.
De acuerdo al último ranking que elabora la revista Forbes, de las 2000 compañías públicas —es decir, que cotizan en Bolsa— más grandes del mundo, 249 son chinas, contra las 219 de Japón, 92 del Reino Unido o las 67 coreanas. China además ocupa el segundo puesto en este listado y solo es superado por EE.UU., que logró incluir en el ranking a 586 firmas.
La casa del celular
El ejemplo más claro del poderío chino a nivel corporativo es el de la telefonía celular. Hasta no hace más de cuatro o cinco años, todas los grandes fabricantes de celulares producían sus modelos en Asia pero el origen «made in China» era casi escondido. La irrupción de Huawei en el mercado internacional cambió todo. La marca de la empresa especializada en infraestructura de telecomunicaciones hace seis años se lanzó a pelear con Samsung e iPhone en el mercado internacional de los smartphones y hoy ya le disputa a la marca de Apple el segundo puesto en ventas a nivel mundial.
La mayor preocupación de Huawei, sin embargo, hoy no es la compañía que fundó Steve Jobs ni el iPhone 7 que se acaba de presentar a nivel mundial, sino Oppo, una marca de origen local que es la que más crece en el país asiático.
En el último año Oppo duplicó su participación en China —por lejos, el mercado más grande del mundo— con una propuesta que incluye una expansión muy fuerte de su red de tiendas propias y una combinación muy agresiva de calidad/precio. Sus celulares apuntan a competir directamente con los iPhone desde un punto de vista estético, pero con precios al público que son hasta 50% inferiores.
Por fuera de China, la estrategia de Oppo fue apuntar tanto a mercados maduros y ultracompetitivos como EE.UU. o Australia, y plazas más parecidas a China, donde corren con la ventaja de contar con una mayor capacidad de adaptación a entornos más complicados en materia de poder adquisitivo de la población o niveles de informalidad, como India, Pakistán, Marruecos o Egipto.
Los buenos resultados de Oppo y Huawei llevaron a otras marcas chinas a replicar algunas de sus estrategias comerciales. Vivo, que hoy es la tercer marca de celulares en el mercado chino, inició hace un par de años su expansión internacional, con la apertura de filiales en la India, Singapur y Vietnam, con una propuesta de equipos económicos.
Por su parte, Nubia —una marca del grupo ZTE— acaba de cerrar un contrato con Cristiano Ronaldo, para que el goleador del Real Madrid se convierta en la nueva cara de la empresa, siguiendo los pasos del acuerdo que tiene Huawei con Lionel Messi.
La mira en el deporte
Las corporaciones chinas también pusieron la mira en el mercado de la indumentaria deportiva con el objetivo de presentarle batalla a Nike y Adidas.
La avanzada es liderada por la marca Peak, que nació hace menos de treinta años en la ciudad de Quanzhou y se especializa en básquet y tenis (y de hecho en China el 80% de su facturación lo aporta la venta de calzado deportivo).
A nivel mundial, Peak dio el gran golpe hace un año cuando le «robó» a Adidas el contrato para que la estrella de la NBA Dwight Howard empezará a usar su modelos y de esta manera se sumó a su listado de figuras de la liga más competitiva del mundo como Tony Parker y George Hill.
A nivel local, Peak también puso un pie en el mercado argentino a través de un acuerdo para convertirse en el nuevo sponsor oficial de la Liga Nacional de básquet y además firmó los contratos para vestir durante esta temporada a varios clubes como Atenas e Instituto de Córdoba y Libertad de Sunchales. «Queremos introducir la cultura Peak en una liga fuerte de América del Sur y elegimos la Argentina para traer nuestros productos, nuestro mensaje y transmitir nuestra pasión por el básquetbol», explicaron en la firma china que preside Jim Xu.
Uno de los desafíos de Peak en ese mercado es remontar el antecedente de lo que pasó con otra marca china en el mundo del básquet. En 2007 la firma Li-Ning cerró un acuerdo con la Confederación Argentina de Básquet para vestir a la selección, aunque la ropa oficial nunca se comercializó en forma directa en el país, lo que despertó las quejas de los fanáticos locales.
Licores y la Web.
Siguiendo los pasos de lo que hicieron las destilerías japonesas —que con Suntory a la cabeza en el último tiempo lograron poner de moda las marcas niponas de whisky—, los fabricantes chinos de bebidas alcohólicas también están saliendo a la conquista de nuevos mercados internacionales. Su principal arma es el baijiu, un licor transparente que se destila del sorgo, que es el más consumido del mundo, gracias a sus impresionantes ventas en China.
La marca que lidera la incursión internacional es Wuliangye, que en el ranking que elabora la consultora Brand Finance sobre las 10 empresas más valiosas del mundo de las bebidas alcohólicas, ocupa el octavo puesto, con una valuación de US$ 1.638 millones, superando a Crown Royal y Absolut.
Un poco más conocida para los consumidores locales es Alibaba. La compañía conocida como la Amazon china nació en 1999 y hoy es la empresa número del mundo en comercio electrónico, con ventas por más de US$ 300.000 millones y 280 millones de clientes.
En Argentina, su nombre empezó a ser conocida hace cinco años cuando se popularizaron las compras online en portales chinos, con envíos gratis que realizaba Ali Express (el servicio de compras minoristas de Alibaba). Pero así como vivió su momento de gloria, el portal chino fue el más perjudicado por la decisión del gobierno de Cristina Fernández de suspender en 2013 todas las compras online realizadas en el exterior.
Y el interrogante que se abre ahora es que puede pasar con la demanda en Alibaba con la vuelta del «puerta a puerta», la reglamentación que habilita las compras online en el exterior. (La Nación /GDA)
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