Martín Guerra lanzó fondo para financiar empresas medianas

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PARA SABER QUÉ oculta el ADN de un emprendedor habría que estudiar la sangre de Martín Guerra. Este uruguayo que fundó su primera empresa a los 19 años, creó varias más después hasta que la última, Pronto!, fue adquirida en 2010 por Scotiabank, banco canadiense que le ofreció luego el cargo de countryhead. Pero Guerra no puede con su condición. La comodidad y prestigio de estar sentado en el sillón de un empleado de esas características no lo conformaron, por lo que hace unos días dejó ese puesto y ya trabaja en otro ambicioso emprendimiento, Incapital.

Se trata de la primera empresa de origen local de private equity (PE, capital privado), que no sólo invertirá, sino que aportará desde lo estratégico y lo operativo a otras firmas que lo necesiten para pasar a un nuevo estadio. Invertirá capitales de inversores, algunos institucionales, family offices y también de personas físicas y apuntará a empresas que tengan ventas de entre US$ 5 millones y US$ 10 millones anuales. «Para el Uruguay son empresas medianas, no son startups, no ofrecemos venture capital; son compañías que ya funcionan», explicó el empresario.

Los montos de las operaciones rondarán los US$ 10 millones y US$ 20 millones y se enfocarán en sectores activos en compra y venta de compañías, fusiones y adquisiciones, definió Guerra. Concretamente, retail, alimentación y pharma, entre otros.

Aunque los detalles aún se están definiendo, sus oficinas en el World Trade Center recién estarán prontas a fin de mes y su página web aún se encuentra inactiva, Incapital ya está trabajando. Por un lado, realizó una inversión en deuda en conjunto con el fondo de inversión Advent International -que había adquirido Pronto! en 2007-, en InverCap, una compañía de pensiones que opera en México desde 1997.

El segundo aporte fue para Alistra, una compañía de transporte terrestre en Uruguay y el tercero fue en una empresa que trabaja en ventas directas por televisión, llamada Done!, que se nutre de una firma en EE.UU. y dos uruguayas, un call center y una comercializadora. «Esta es una inversión que se sale de los parámetros porque es una startup; las otras dos no. Arrancó a mediados del año pasado», contó Guerra.

Pese a esto, el emprendedor aseguró que el negocio aún es incipiente y que por ahora está solo, aunque en los hechos Ana Inés Zerbino dejó su cargo de co-gerenta de Nuevo Banco Comercial (también propiedad de Scotiabank) y están «viendo cosas juntos». La relación de ambos viene de antes, ya que Zerbino fue gerenta financiera de Pronto!

Guerra estuvo el mes pasado en un período de transición en el banco y, pese a que ya dejó su cargo, seguirá allí en la dirección no ejecutiva. El puesto de country head en Scotiabank ya lo está desempeñando el argentino Diego Masola, quien trabaja en el grupo desde la década de 1990.

FONDOS EN URUGUAY

En Uruguay existían fondos de capital semilla (como Fondo Emprender) y de capital de riesgo (como Prospéritas), opciones que no llegan a los montos que ofrecerá Incapital y, por lo tanto, que atienden necesidades de empresas de porte menor.

En ese sentido, aportes de capital similares a los de esta firma sólo los dan hoy los bancos que, según apuntó Juan Manuel Mercant, socio de Guyer & Regules, siguen con liquidez para financiar empresas de esos tamaños. «Para que esas firmas accedan a ceder parte de su capital a un fondo, éste realmente debe agregarle mucho desde el management», consideró.

Otra diferencia entre la financiación bancaria y la de PE es que la segunda opción asume riesgos que la primera no tomaría y, por eso, el retorno esperado también es mayor.

A nivel internacional existen diversos fondos de PE enfocados en distintas áreas. Algunos ejemplos de participación de esos grupos en Uruguay se dieron cuando Advent International invirtió en el NBC y Pronto! y el Linzor recientemente en Farmashop.

Sin embargo, la plaza local no es del todo atractiva para esas firmas. Según Guerra, «al tener empresas que en tamaño relativo son chicas (respecto al mundo), no se justifican los costos de instalarse o monitorear inversiones por el volumen que el mercado les permite invertir».

En la misma línea, Mercant apuntó que se dan en casos en los que «realmente se trata de una empresa que sea tan buena que se puede escalar, que se puede replicar y que probablemente puede exportar. Algo que funcione en cualquier país; si es así, sí aparecen fondos de inversión diciendo: entro en la empresa o te la compro», agregó.

A nivel latinoamericano, el fenómeno de PE está más extendido y se relaciona con el incremento de la demanda interna y el ascenso de la clase media. Mientras que en 2011 se concretaron transacciones vinculadas a PE por US$ 2.100 millones, en 2012 ese número ascendió a US$ 4.100 millones, siendo el consumo masivo, retail y tecnología las áreas más implicadas, según el informe Private equity round up Latin America, de Ernst & Young.

Un estudio realizado también por esa esa consultora reveló que 72% de los emprendedores en Brasil tienen dificultades para encontrar fondos y 98% señaló que las empresas de PE pueden llenar ese vacío para financiar su crecimiento a largo plazo.

ESE EMPUJE INTERIOR

La creación de Incapital implica para Guerra, una vez más, «salir de la zona de confort». Y profundizó: «Significa cosas muy motivantes, me pone de vuelta en la senda del emprendedor que es donde yo me siento cómodo».

Si bien su puesto en el banco le daba «responsabilidad y compensación y brillo», su nuevo proyecto lo pone de nuevo en el camino de tener que construir algo de cero. «Eso me estimula y me motiva muchísimo, me pone muy contento», confesó.

Aunque no echa por tierra lo que estos últimos dos años le dieron a su carrera. «Fue un gran aprendizaje». «Ese tiempo me dio una visión de una corporación en el sistema bancario uruguayo que yo no tenía, me aportó mucho valor, pero a nivel personal y operativo no es donde mi esencia se adapta». Y remató: «Hay toda una lógica estructural que seguir que para un emprendedor no es cómoda».

Si se profundiza en la historia de Guerra, la decisión no sorprende. Su veta emprendedora se despertó a los 13 años, cuando con cuatro amigos comenzó a vender sándwiches a la persona que tenía la concesión de venta de comida en distintas playas de Punta del Este, según contó el empresario en el libro «Creer en lo imposible», de Alexis Jano.

Luego tuvo una verdulería, «Mercado de frutas y verduras La excelente», hasta que finalmente fundó junto a dos socios Bado Guerra y Vargas, servicios financieros, cuando tenía 19 años. Posteriormente creó Cambio Colonia, que derivó en la creación de Pronto! Todo eso con sólo un semestre cursado en la licenciatura en gerencia de administración en la Universidad ORT, aunque varios cursos en la escuela de negocios en Harvard también aportaron a su formación.

Es imposible develar qué es lo que mueve a un emprendedor, pero sí se puede afirmar que es algo que se siente. «Tengo la convicción de que las ideas me van a dejar de dar vueltas en la cabeza el día que me cierren el cajón. Ese es mi motor de vida, tengo absolutamente claro que si algún día pierdo eso, habré perdido la esencia de mi ser. Mi esencia es la fuerza de emprender, de desarrollarme, de crear cosas, de que esas cosas sucedan y que sean exitosas. Lo tengo dentro. Si algún día no tengo eso, no seré yo», concluyó Guerra en el libro citado antes.

¿Cuándo le vienen esas ideas y cómo las procesa? En entrevista con El Empresario, contó que corre unos 40 kilómetros por semana, lo que le ayuda a bajar tensiones y pensar. Y esas ideas crecen con el tiempo. A sus 49 años, sabe que está emprendiendo pero desde otro lugar.

POR GABRIELA ROCHA

grocha@elpais.com.uy

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