Nicolás Jodales montevideano, tiene 64 años y es ingeniero de sistemas, graduado en la Universidad de la República. En 1988, junto a su socio Breogán Gonda, crean la tecnológica Artech que ofrecía una plataforma de desarrollo de software low-code denominada GeneXus. Lo innovador de la propuesta llamó la atención de clientes en varios países, entre ellos, Japón. Tal fue el éxito del producto, que en 2015 la empresa pasó a denominarse GeneXus. En 2022, fue adquirida por el gigante tecnológico Globant y desde entonces, el foco está puesto en inteligencia artificial (IA).
Justamente, en 2022 explotó la IA generativa tecnología en el mundo con ChatGPT de OpenAI y desde entonces, la compañía crece a un 50% anual.

Jodal afirma que el sector vive un buen momento pero alerta que hay que mantenerse “actualizado” para no quedar atrás. Define a la educación como la “energía” del desarrollo del Uruguay y remarca la importancia de no cambiar las reglas de juego para no perder atractivo como país. A continuación un resumen de la charla.

-Ya pasaron más de dos años desde la venta de GeneXus a Globant. ¿Cómo repercutió esta operación en la compañía?
-La empresa crece a niveles que no lo hacía cuando era independiente. Estimamos cerrar este año con un incremento de entre 48% y 50%, antes el promedio era de entre 10% y 12%. Y esto se debe a dos factores: estar en Globant y la inteligencia artificial (IA). Con Globant se amplió la cartera de clientes y llegamos a grandes corporaciones, pero además, estamos vendiendo más. Con IA, el lanzamiento mundial de ChatGPT en noviembre de 2022, fue en el momento correcto para nosotros. Veníamos trabajando en IA y esto nos impulsó más. Y proyectamos los mismos niveles de crecimiento para el año que viene. Tenemos el producto GeneXus Enterprise AI que lo creamos luego de la adquisición de Globant para resolver la introducción de IA en una empresa. Hoy es 30% de la facturación y es el que más crece.

-¿En qué industrias está impactando más la IA?
-Esto es una revolución del texto y por lo tanto, en todas donde se use es súper valioso como los estudios legales y sistemas jurídicos. Para nosotros, los informáticos, ha sido un gran cambio porque no considerábamos relevante el texto, nos interesaban los números. Ahora tenemos que pensar y averiguar qué tiene de texto una empresa. Hoy tenemos clientes en sectores como aerolíneas, pharma, legal.

-Pero la IA está generando mucha incertidumbre...
-Esto viene por el lado de que hay gente que le encanta vender miedo. Y los ingenieros cometemos el error de exagerar. Por ejemplo, decimos IA y la gente escucha cerebro artificial. Pero no estamos haciendo un cerebro artificial porque no tenemos la menor idea de cómo funciona el cerebro, ni de un hombre, ni de un perro, ni de una rata. Le llamamos redes artificiales de neuronas, pero eso es una tremenda exageración. Está levemente inspirado en una neurona natural, pero una neurona biológica es muchísimo más complicada y no terminamos de entenderlo. La IA es una máquina maravillosa, capaz de escribir coherente y fluidamente en cualquiera de los idiomas en que fue entrenada, pero es una moneda con dos caras. La buena es que es extraordinaria en leer y escribir con coherencia, fluidamente y correctamente. La mala es que alucina, inventa. Es parte de la máquina y no lo dejará de hacer. Pero hay una forma de que no alucine con algo que se llama temperatura. Al bajar la temperatura no alucina pero deja de ser “humana” y el texto que sale se nota que está escrito por una máquina.

Foto: Leonardo Mainé

"Los ingenieros cometemos el error de exagerar. Por ejemplo, decimos IA y la gente escucha cerebro artificial. Pero no estamos haciendo un cerebro artificial porque no tenemos la menor idea de cómo funciona el cerebro, ni de un hombre, ni de un perro, ni de una rata".

-El sector tecnológico en Uruguay pasa por un buen momento, ¿qué se necesita para que se mantenga?

-El sector vive un muy buen momento, pero esto es como subir una escalera mecánica a contramano, si te quedás quieto te vas para abajo. Que nos haya ido bien hasta ahora no es indicador de que podemos mantener el mismo éxito de acá en adelante. La única posibilidad es abrazar la revolución de la IA. Si la industria no consigue adaptarse, por más que nos fue muy bien por décadas, nos puede ir muy mal. La industria de la tecnología muere cuando no se adapta y queda obsoleta. Y ahora la nueva revolución es la IA. Creo que en el éxito de la industria influyó el sector público con la formación, Uruguay tuvo los primeros ingenieros de la región. También estamos dentro de un país muy estable. Todo esto nos ayudó a catapultarnos. Pero podríamos haber tenido todas esas cosas y no lograr adaptarnos y la quedábamos. Tenemos profesionales de calidad mundial que son los que han permitido adaptarnos.

-¿Qué rol debe tomar Uruguay en esta carrera tecnológica?
-No seremos los que crearemos el próximo OpenAI, pero sí podemos ser los mejores que usan OpenAI. Me interesa enfocarnos en cómo hacer los mejores sistemas de IA, por ejemplo, para que el sistema judicial o de salud de Uruguay sea el mejor del mundo.

-¿Qué se necesita como país para que esto ocurra?
-Lo primero es no chocar la Ferrari. Somos un país estable económicamente, predecible, de gran prestigio, y no lo podemos perder. Y en este sentido, el plebiscito de la seguridad social no debería ser aprobado. Luego, a largo plazo debemos mantener el sistema educativo. Los ingenieros de Uruguay son de los mejores del mundo pero veo realidades muy complejas en primaria y secundaria que deberían mejorar notoriamente, porque si la base de los que llegan a la universidad es cada vez menor, a largo plazo nos vamos a embromar. La educación es nuestra fuente de energía, sin esto podemos durar un tiempo, pero llegará un momento que nos vamos a quedar sin “nafta”. Luego, como país tenemos otra área que es una oportunidad y es la energía. Hay un movimiento hacia la descarbonización y yo quisiera que Uruguay esté en la punta de esta tecnología, con mayor cantidad de autos eléctricos hasta usar energía eólica, solar o nuclear, porque es la más segura.

Foto: Leonardo Mainé

-Los recursos humanos es uno de los problemas del sector tecnológico, ¿qué hay cambiar para que más personas se sumen?
-Tenemos que hacer como el fútbol, donde se hace un escaneo total con el baby fútbol del talento que hay en el país. En nuestra industria, el talento está muy subutilizado, el problema es que lo tenemos que encontrar. El Plan Ceibal es una gran herramienta para esto porque creo que hay niños que ni siquiera han sido expuestos a esto y entonces ni siquiera saben que les gusta. Creo que se está perdiendo mucha gente por esto.

-¿Qué es lo que hay que enseñar ahora en esta tecnología?
-Hay que enseñar a preguntar. La calidad de la máquina se mide en función de qué tan buenas preguntas se le hace. Si le hacés malas preguntas, te va a llenar de alucinaciones. Pero también hay que saber programar porque eso una forma de pensar. Hay que aprender pensamiento computacional. Aprender a escribir ya no será tan importante como antes, así como aprender a hacer cuentas (dejó de serlo) porque apareció la calculadora. Pero saber si lo que se escribe está bien es súper importante. En este sentido, la educación debería cambiar y adaptarse. Por ejemplo, antes te mandaban hacer un ensayo sobre la Revolución Francesa. Ahora hay una cosa que es mejor, el profesor te podría dar el ensayo hecho por IA y te pregunta si es verdadero o falso. Lo importante ya no es si está bien escrito, sino que el estudiante aprenda a buscar las fuentes, aprenda a dudar. Increíblemente las nuevas generaciones están mucho mejor preparadas para eso que las anteriores. Cuanto mayores somos, más nos creemos la fake news. Los jóvenes estuvieron muy expuestos a esto y vienen con la idea de que hay que chequear. Nosotros venimos de una generación de que si está bien escrito creemos que es verdadero. Y los que mejor se dedicaron a aprender a dudar y cambiaron el mundo son los científicos. Entonces, hay que fomentar el pensamiento crítico, científico y computacional.

-¿Qué rol tendrá el humano frente a la evolución de la IA?
-Soy programador, pero ya no programo como antes, uso constantemente la IA para eso. Concretamente, un chat interno que tenemos especializado en GeneXus que me ayuda. Pero yo sé todo lo que le pregunto, sólo que la IA lo resuelve más rápido. Entonces, no siento que esté sustituyendo porque la idea de lo que quiero es mía, tengo el control, pero sí siento que mejora la productividad. De ahora en más los sistemas serán conversacionales, no serán con un mouse y un click. Se entrará a un sistema administrativo y se le preguntará: “¿cuál es la deuda que tiene el distribuidor de Brasil con nosotros?”. Y la tecnología llevará a la pantalla, ya no habrá que recorrer menús apretando clics. Otra revolución serán los agentes personalizados que se adaptan para ayudar con tareas pero el control lo tendrá el humano. Y creo que todas las profesiones seguirán estando, por ejemplo, si me enfermo quiero que me diagnostique un humano. entonces, los expertos no van a desaparecer, pero sí muchas tareas se automatizarán.