Nubank es una fintech (empresa financiera con base tecnológica) de origen brasileño, cuyos fundadores u2014entre ellos el colombiano David Vélezu2014 crearon en 2013 con el objetivo de «romper con la inercia del sistema», y demostrar que «no hay industrias sagradas» sin cabida para la innovación.
«Nos unimos en 2013 para redefinir la relación de las personas con el dinero, a través de una experiencia más eficiente y transparente. Nuestro objetivo es acabar con la complejidad de devolver el control de la vida financiera a cada uno», proclama Nubank en su página web oficial.
En marzo, los emprendedores lograron convertir a Nubank en el banco digital con más clientes fuera de Asia, valuado en más de US$ 1.000 millones. El trayecto no ha estado libre de escollos: «El entorno macroeconómico fue un reto muy importante. Desde que lanzamos, el Producto Interno Bruto de Brasil se contrajo 8%», recordó Vélez, quien remarcó el desafío de atraer a inversores pese al «ruido» en este escenario.
Pese al crecimiento todavía persisten barreras legales para avanzar en un mercado controlado en un 90% por las instituciones bancarias. El objetivo de fondo, afirmó Vélez, es llegar a los consumidores brasileños excluidos del sistema. «Es el primer minuto de la primera mitad del partido», concluyó el empresario.

Desde 2015, el naranja estridente de la empresa colombiana Rappi u2014un servicio que va desde entregar pizzas o dinero en efectivo, pasear mascotas o buscar unas llaves olvidadasu2014, se ha esparcido por más de 27 ciudades en Colombia, México, Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay.
El proyecto surgió a partir del encuentro de los emprendedores Simón Borrero, Sebastián Mejía y Felipe Villamarín.
Gestada en Y Combinator, la aceleradora que vio nacer a gigantes corporativos como Airbnb (la plataforma de alquileres temporales) y Dropbox (la empresa de almacenamiento de datos en la nube), Rappi es otra de las compañías que pasó a la adultez para convertirse en el primer unicornio colombiano.
Su modelo sustentado en la economía colaborativa, con repartidores que según la empresa no son empleados u2014como enuncian todas las de su especieu2014, levantó en septiembre pasado US$ 200 millones en una ronda de capitalización liderada por el fondo asiático DST Global.
Actualmente, con su promesa de eficiencia en mandados cotidianos ejecutados a velocidad, Rappi expande su ola de repartidores por América Latina y sigue surcando las calles con un negocio validado, pese a los incipientes reclamos por derechos laborales en algunas plazas en las que opera.

En un ranking de Surfing Tsunamis y NXTP Labs, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el desarrollador de juegos sociales Etermax se acerca a los US$ 1.000 millones. Máximo Cavazzani (33) creó la empresa en 2009 en Argentina, cuna de empresas como Mercado Libre, Globant y Despegar, consagradas en Wall Street.
De allí surgió Apalabrados, el juego más descargado en España en 2012, y Preguntados, que se viralizó hasta en EE.UU., Finlandia y Turquía. El entorno local siempre complejo, explicó Cavazzani, fortalece a los emprendedores.
«En 2009, la crisis económica mundial hacía estragos y Argentina estaba en una complicada fase financiera y no había acceso a créditos. Esto nos forzó a ser disciplinados desde el primer día», relató el líder de la empresa expandida hacia Uruguay, México, Alemania y, próximamente, Brasil.
En Argentina, sostuvo el emprendedor, no es como en Silicon Valley, donde una idea junta fondos y arranca su camino. «Tuvimos que generar suficiente capital para cumplir con la nómina desde el comienzo», aclaró Cavazzani.
Además, la alta sofisticación del emprendimiento que lidera hizo complicada la tarea de conseguir talento. Pese a todo, Etermax avanza para convertirse en uno de los ya no tan raros unicornios latinoamericanos.