AFTER WORK

Silvana Nicola

snicola@elpais.com.uy

Pan y Co abre sus puertas dos días a la semana: viernes y sábado. Los habitués de la casa instalada en El Pinar, saben que atiende a partir de las 9.00 y que las jornadas no tienen hora de finalización. O sí: la panadería cierra cuando se termina la producción semanal y eso puede ser al mediodía o en el correr de la tarde.

El negocio de Santiago Cerisola y Fiorella Gandini creció a fuerza de recomendaciones y de la aceptación de sus productos: se iniciaron con panes de masa madre, agregaron focaccias, rolls de canela, alfajores, pizzas y ahora tienen mucho más.

«Pan y Cosurge porque nuestro nombre era pan y compañía, pero también porque representó el pánico de volver a emprender en plena pandemia», contó Cerisola quien además tiene ahora un local en Atlántida.

Las elaboraciones de la dupla se hacen con «ingredientes de calidad, mucho amor y paciencia». Otra de las particularidades de su bollería es su generoso tamaño: «son grandes, para que la gente comparta cada pieza corte su pan con la mano, se ensucie y se chupe los dedos», dijo Cerisola.

El éxito acompaña a Pan y Co y cada viernes, apenas se abren las puertas de las panaderías, los emprendedores empiezan a atender con una fila en la puerta.

«Estos panes duran varios días, pueden comerse al natural, tostados, en sandwiches o croutones, me apasioné por la masa madre y su versatilidad», destacó Cerisola, quien en su haber tiene estadías en cocinas de EE.UU. y Europa, además de pasajes por restaurantes y hoteles en Uruguay.

«Con Panyco encontramos un equilibrio entre la gastronomía y nuestra vida familiar», detalló satisfecho. Con el perfeccionamiento de sus técnicas de elaboración, la inversión en maquinaria y la experiencia logran producir durante una semana y vender lo que hicieron en dos días.

En @_pan_co_atlantida_ y en @_pan_co_ se cuenta la producción semanal y se toman pedidos. Las delicias de la costa canaria además se venden en el  Prado, en Jesusa Almacén (Machado Carballo 3400).