EJECUTIVOS
El ejecutivo, que cierra su ciclo de 25 años al frente de la firma, le interesan áreas de negocios como los fideicomisos y "está mirando" el tema del cannabis
En marzo de 1996, el contador Nelson Mendiburu dejó atrás una década de trabajo en PwC para abrir un negocio propio de consultoría y servicios profesionales en sociedad con Daniel Ferrere, principal del estudio Ferrere Abogados. Mendiburu se instaló en una casa ubicada sobre Bulevar Artigas, con solo un escritorio y una computadora y sin ningún cliente. Veinticinco años después, Mendiburu se retirará oficialmente a fin de mes de su puesto como socio director de CPA Ferrere, una de las empresas líderes en el rubro de servicios profesionales en el área de consultoría, finanzas y contabilidad. En este largo período, la compañía se internacionalizó -tiene operaciones en Paraguay y Bolivia- y hoy da empleo a 400 profesionales y técnicos.
Mendiburu, que entregará la posta a Leonardo Isoardi, cuenta que a lo largo de su carrera en la firma no miró atrás sino hacia adelante, en busca del próximo desafío. Pero su retiro resultó removedor y en retrospectiva concluye: «La verdad es que los objetivos se cumplieron». Hoy, CPA Ferrere tiene «la práctica de Business Process Outsourcing más grande del mercado», con 200 personas en el área, destacó. «En consultoría compartimos el liderazgo en cantidad de profesionales con Deloitte», agregó.
Para Mendiburu se abre ahora una nueva etapa luego de una trayectoria de «trabajo con mucha intensidad» y de esfuerzo «acumulativo» en la carrera por conquistar clientes y forjar una marca desde cero. «Así fuimos creciendo. Lo que ahora quiero hacia adelante es seguir haciendo cosas que me gusten como siempre me gustó hacerlo en CPA», definió. Proyectos que lo «diviertan» pero que absorban menos de su tiempo y energía serán su prioridad, dice. Entre sus planes está visitar más seguido su Guichón natal y dedicarse un poco más al deporte. Hoy juega al fútbol en un equipo de veteranos; su posición es back central. «Soy del estilo más bien rústico, no soy muy técnico», reveló entre risas.
—¿En qué proyectos se ve trabajando a partir de ahora?
—Ya hice una inversión en una compañía del sector turismo. Vengo para ayudar. De hecho, ya tengo acordado que, en la medida que me libere de acá, voy a empezar a ir un par de días por semana a esa empresa porque voy a tener participación en lo que es back office, tratar de ayudar en reporting, contabilidad, impuestos, todos los temas de finanzas que conozco bien por mi profesión. Aunque hay un gerente financiero y un gerente general, voy a tener una responsabilidad funcional, no de estructura. Los impulsores del proyecto tienen una actitud buenísima, de emprendedores, quieren hacer cosas y están siempre con ganas. Así que estoy contento con eso.
—¿Considerará otras opciones de negocios?
—Me han aparecido otras propuestas de amigos y conocidos empresarios que todavía ni siquiera las he empezado a escuchar porque quería terminar este ciclo. Siempre fui cuidadoso (de las formas). Una firma como esta depende mucho de la dedicación del profesional, por eso en nuestro contrato está claro que la única actividad que podemos hacer fuera de la firma desde el punto de vista profesional es la docencia. Entonces, por supuesto que le avisé a mis socios acá que iba a hacer esta inversión, pero hasta ahora más allá de una reunión de directorio cada 15 días todavía no me involucré, porque estoy esperando a que termine mi ciclo. Me han llamado empresarios de distintos sectores con los cuales tengo contacto para adelantarme que tienen algunas propuestas, pero por ahora estoy tirando un poquito para adelante esas conversaciones. Los voy a escuchar porque todavía tengo tiempo dentro de ese plan que tengo en la cabeza para tomar alguno de esos casos. También tengo alguna otra idea que puede surgir. Estoy muy vinculado por nuestro negocio al tema de fideicomisos, porque era el vicepresidente de nuestra fiduciaria. Ahí hay todo un negocio que está creciendo mucho y es un tema del que me gustaría estar cerca.
—¿Qué mira en un proyecto antes de dar el sí y sumarse como inversor o asesor?
—Lo primero que miro es el emprendedor. Si tenemos una idea para desarrollar un negocio, pero no tengo quién la lidere no tengo negocio. Eso es así. Inclusive hemos tenido algunas experiencias acá en las que quisimos armar un determinado negocio y hasta que no encontramos el líder adecuado ese negocio no funcionó y no porque fuera una mala idea.
Si tenemos una idea para desarrollar un negocio, pero no tengo quién la lidere no tengo negocio"
—¿Qué industrias le atraen?
—Hoy sabemos cuáles son aquellas áreas con mayor potencialidad en Uruguay. Tecnología claramente tiene un potencial diferencial. También estoy mirando el tema del cannabis, que comienza a proyectarse. Hay gente del estudio que conoce del negocio porque se ha dedicado a estar cerca, a estudiar la normativa. Es intrínseco de CPA y de Ferrere en general el hecho de cuando vamos a asesorar a alguien hacemos todo el esfuerzo por rápidamente conocer el negocio del cliente, entonces nos volvemos también un poco expertos. Acá hay gente que asesora a empresas de cannabis, que conoce mucho del tema y con ellos empecé a conversar.
Visión integral
Mendiburu pone al liderazgo como una clave para el éxito de un negocio o el desarrollo de una organización. Su experiencia le enseñó a detectar esa clase de talentos. «Hoy estoy en condiciones de todo ese aprendizaje también usarlo en beneficio no solo de la firma sino propio», afirmó con humor.
En su balance de 25 años se siente «satisfecho y tranquilo» con los líderes que cultivó la firma, entre ellos, quien lo relevará. Para Mendiburu, «los liderazgos se terminan de formar en cancha. En la cancha se ven los líderes», insistió. Y si bien cree que hay una parte del liderazgo que se forma y capacita, «no es más del 30% o 40% e inclusive es un poquito menos».
Los negocios también exigen que quienes ocupan esos roles jerárquicos sepan jugar en equipo, sean resilientes a las frustraciones y a las crisis, y que convenzan con hechos. Mendiburu enumeró esos atributos y mencionó una «ventaja» que le dieron sus años al frente de CPA Ferrere. «Lo bueno de haber dirigido tanto tiempo una firma como esta es que te permite tener una visión mucho más integral de los negocios. Si toda tu vida hiciste finanzas o impuestos, sos buenísimo en tu área, pero para los negocios tenés que mirar más de una cosa», apuntó.
Altas y bajas
El empresario cree que el clima de negocios en Uruguay refleja fortalezas como la estabilidad económica, que se ha mantenido con todos los partidos políticos en el gobierno. También la seguridad jurídica. «Eso para los empresarios que vienen de afuera tiene un valor gigante, sobre todo si lo comparamos con nuestros vecinos. Instalarse en un país o en un negocio siempre implica manejar riesgos; si le agregás inseguridad jurídica es un problema», explicó.
El manejo de la pandemia y «el compromiso del gobierno con los inversores a no aumentar los impuestos» y los incentivos fiscales para promover la inversión, son otras ventajas competitivas de coyuntura.
«También hay deberes que cumplir», subrayó Mendiburu. En esa línea, aludió a la reforma jubilatoria y al problema del déficit fiscal y la amenaza que supone para el grado inversor. «El gobierno lo está encarando a través de la LUC con la regla fiscal que se está estableciendo. Todavía hay que implementarla, perfeccionarla, pero está bueno que haya una regla fiscal en Uruguay. Nos permitirá tener mayores certezas», opinó.
La inserción internacional es otro tema estratégico. «Mi opinión personal es que tenemos que tratar de buscar acuerdos que nos permitan tener tratados con un país específico pero sin salir del Mercosur», señaló Mendiburu recordando la importancia de Brasil como destino para las exportaciones uruguayas y el aporte de Argentina al turismo.
«Mejorar la educación», señaló Mendiburu, es un tema ineludible pensando en un futuro laboral cada vez más atravesado por la tecnología.
«Tiene que haber un acuerdo importante, porque sino nos estamos transformando en un país menos culto, y ése no es el Uruguay de toda la vida y el que se necesita. Se necesita gente que se capacite en cosas que no se puedan automatizar, porque la automatización ya está acá», concluyó.
Creará fundación en Guichón para el talento digital
Mendiburu no se olvida de sus raíces en Guichón (Paysandú). Allí aún vive su padre, al que espera visitar con más tiempo a partir de esta etapa post-CPA Ferrere. Esa pequeña localidad sanducera también será centro de uno de los proyectos que el ejecutivo tiene en mente: una fundación que ayude a formar a jóvenes de la localidad en tecnología.
La iniciativa se basa en experiencias como las desarrolladas por las empresas UPM (a través de su fundación) y Larrobla. El objetivo de su fundación será doble, dijo Mendiburu: por un lado, «tratar de que muchachos de Guichón que hoy no tienen alternativas de trabajo puedan capacitarse y prestar servicios en tecnología» mediante cursos cortos. El otro foco apuntará a que aquellos jóvenes que se destaquen y quieran seguir progresando, puedan ir a estudiar a Montevideo. En esos casos, la fundación no solo los apoyaría con dinero sino dando acompañamiento y coaching.
Para Mendiburu, quien se formó en la educación pública, la iniciativa sería una forma de «devolverle a la sociedad lo que me dio».