Hace cinco semanas, OpenAI, un laboratorio de inteligencia artificial (IA)de San Francisco, lanzó ChatGPT, un chatbot que responde preguntas en una prosa clara y concisa. La herramienta impulsada por IA causó sensación de inmediato, con más de 1 millón de personas usándola para crear de todo, desde poesía hasta trabajos finales de la escuela secundaria y reescrituras de temas de Queen.
Ahora OpenAI está en medio de una nueva fiebre del oro.
El laboratorio está en conversaciones para completar un acuerdo que lo valuaría en alrededor de US$ 29.000 millones, más del doble de su valuación en 2021, dijeron dos personas al tanto de las discusiones. El acuerdo potencial, en el que OpenAI vendería las acciones existentes de la compañía en una oferta pública de adquisición, podría totalizar US$ 300 millones, dependiendo de cuántos empleados acepten vender sus acciones, indicaron. La compañía también está en conversaciones con Microsoft, que invirtió US$ 1.000 millones en ella en 2019, para obtener fondos adicionales, agregaron.
Después de un año humillante que incluyó despidos y recortes masivos, una caída de las criptomonedas y acciones de bajo rendimiento, los inversores en tecnología, un grupo naturalmente optimista, no pueden esperar para unirse a una tendencia candente.
El laboratorio OpenAI, que está detrás de Chatbot GPT, está en conversaciones para completar un acuerdo que lo valuaría en alrededor de US$ 29.000 millones, más del doble que su cotización en 2021
Ningún área ha creado más entusiasmo que la IA generativa, la tecnología que puede generar texto, imágenes, sonidos y otros medios en respuesta a indicaciones breves. Los inversores, los expertos y los periodistas han hablado de la IA durante años, pero la nueva ola, resultado luego de más de 10 años de investigación, representa una raza de IA más poderosa y madura.
Esta IA promete reinventar todo, desde motores de búsqueda en línea como Google hasta editores de fotos y gráficos como Photoshop y asistentes digitales como Alexa y Siri. En última instancia, podría proporcionar una nueva forma de interactuar con casi cualquier software, permitiendo que las personas conversen con computadoras y otros dispositivos como si estuvieran dialogando con otro humano.
Eso ha hecho que las negociaciones en torno a las empresas de IA generativa se acelere. Jasper, una startup de IA generativa fundada en 2021, recaudó US$ 125 millones en octubre, valorizándose en US$ 1.500 millones. Stability AI, una empresa generadora de imágenes creada en 2020, recaudó US$ 101 millones ese mismo mes, cotizándose en US$ 1.000 millones. Startups más pequeñas, como Character.AI, Replika y You.com, también han captado el interés de capitales.
En 2022, los inversores inyectaron al menos US$ 1.370 millones en empresas de IA generativa en 78 acuerdos, casi tanto como lo que invirtieron en los cinco años anteriores sumados, según PitchBook, una compañía que realiza seguimiento de la actividad financiera en toda la industria.
Cambio de paradigma
Las empresas han desarrollado IA generativa durante años, incluidos gigantes como Google y Meta, así como startups ambiciosas como OpenAI. Pero la tecnología no captó la atención del público hasta el otoño pasado, cuando OpenAI presentó un sistema llamado DALL-E que permitía a las personas generar imágenes fotorrealistas simplemente describiendo lo que querían ver.
Eso inspiró a los empresarios a sumergirse con nuevas ideas y a los inversores a hacer proclamaciones radicales de disrupción. Su entusiasmo alcanzó nuevas alturas en diciembre después de que OpenAI lanzara ChatGPT.
«Es el cambio de paradigma 'móvil' que todos hemos estado esperando», dijo Niko Bonatsos, inversionista de la firma de capital de riesgo General Catalyst. «Tal vez más grande, también».
Más de 450 startups están desarrollando este nuevo tipo de inteligencia artificial
Los inversores de Sequoia Capital escribieron que la IA generativa tenía «el potencial de generar billones de dólares de valor económico». Y Lonne Jaffe, inversionista de Insight Partners, sostuvo: «Hay un elemento en esto que se siente como el lanzamiento temprano de la Internet».
Más de 450 startups ahora están trabajando en IA generativa, según el recuento de una empresa de capital de riesgo. Y el frenesí se ha visto agravado por el afán de los inversores por encontrar el próximo gran avance.
Michael Dempsey, inversionista de la firma de riesgo Compound, indicó que la recesión tecnológicacreó una pausa entre los inversionistas.
Luego, «todo el mundo se entusiasmó con la IA», evaluó. «La gente necesita algo que decirles a sus inversionistas o a ellos mismos, honestamente, que hay algo por lo que emocionarse».
Mientras, las preocupaciones en torno a la IA generativa (ver aparte) no han frenado la ola de entusiasmo, especialmente tras la llegada de Stability AI en octubre.
La puesta en marcha había ayudado a financiar un proyecto de software de código abierto que rápidamente construyó una tecnología de generación de imágenes que funcionaba de manera muy similar a DALL-E. La diferencia era que, si bien OpenAI solo había compartido DALL-E con una pequeña cantidad de testers, la versión de código abierto de Stability AI, Stable Diffusion, podía ser utilizada por cualquiera. La gente usó rápidamente la herramienta para crear imágenes fotorrealistas de todo tipo.
En la emoción subsiguiente, Eugenia Kuyda, fundadora y CEO de la startup de chatbots Replika, manifestó en una entrevista que fue contactada por «todas las firmas de capital de riesgo en Silicon Valley», o más de 30 compañías. Atendió sus llamadas, pero decidió no recibir fondos adicionales porque su empresa, fundada en 2014, es rentable.
Character.AI, otra compañía de chatbots, y You.com, que está agregando tecnología de chat a su motor de búsqueda en Internet, también se han visto inundados por el interés de los capitalistas de riesgo, dijeron las compañías.
Radical Ventures, una empresa de riesgo en Toronto, uno de los centros mundiales de investigación de IA, se creó hace cinco años para invertir en este tipo de tecnología. Recientemente lanzó un nuevo fondo de US$ 550 millones dedicado a la IA, con más de la mitad de sus inversiones en empresas de IA generativa. Ahora esas apuestas se ven aún mejor.
«Durante cuatro años y medio, la gente pensó que estábamos locos», destacó Jordan Jacobs, socio de Radical. «Ahora, durante los últimos seis meses, pensaron que éramos genios».
Dudas por ética y derechos
A algunos les preocupa que la exageración en torno a la inteligencia artificial (IA) generativa se haya adelantado a la realidad. La tecnología ha planteado preguntas éticas espinosas sobre cómo este nuevo desarrollo puede afectar aspectos tales como los derechos de autor, también cuestionan si las empresas de este sector necesitan obtener permiso para usar los datos que entrenan sus algoritmos. Otros actores de la industria creen que las grandes empresas de tecnología como Google derrotarán rápidamente a los jóvenes advenedizos y que algunas de las nuevas empresas tienen poca ventaja competitiva para avanzar en este tipo de IA.
«Hay muchos equipos que no tienen ninguna competencia en IA que se presenten como empresas de IA», opinó Michael Dempsey, inversionista de la empresa de capital de riesgo Compound.
Las big tech son reacias a hacer pública la tecnología
Google, Meta y otros gigantes tecnológicos son reacios a lanzar IA generativa al público porque esta tecnología suele producir contenido tóxico, como desinformación y discursos de odio. Pero startups como OpenAI, menos preocupadas por proteger una marca establecida, están más dispuestas a divulgar la tecnología.
Las técnicas necesarias para construir IA generativa están disponibles gratuitamente a través de trabajos de investigación académica y software de código abierto. Google y OpenAI tienen ventaja porque tienen acceso a mucho dinero y poder de cómputo en bruto, que son los componentes básicos de la tecnología.