Botafogo, el nuevo monarca de América, combinó su fútbol ofensivo y una inversión millonaria para conquistar la Copa Libertadores por primera vez en su historia, al vencer 3-1 al Atlético Mineiro en Buenos Aires la semana pasada.
En la cancha, el Fogão debe su éxito a jugadores como los brasileños Luiz Henrique e Igor Jesús, el argentino Thiago Almada y el venezolano Jefferson Savarino, todos ellos conducidos con maestría por el técnico portugués Artur Jorge. Fuera de la cancha, el artífice del triunfo continental es el multimillonario estadounidense, John Textor, propietario del club carioca.
El empresario de 59 años nacido en Misuri (EE.UU.) tomó las riendas del Botafogo en marzo de 2022 luego de desembolsar US$ 70 millones para quedarse con el 90% de las acciones de la institución, que por entonces se encontraba al borde de la quiebra.
El dinero no es problema para Textor, quien amasó su fortuna en Hollywood como copresidente de Digital Domain. La empresa, con sede en Los Ángeles y cofundada por el cineasta James Cameron, se especializa en la realización de efectos especiales para el cine. En su trayectoria, la compañía ha participado en cintas como Titanic, con la que ganó un Oscar en 1998, Transformers, Piratas del Caribe o El curioso caso de Benjamin Button.
La incursión del magnate en el club carioca no es su primera aventura en el negocio del fútbol. En 2021, Textor adquirió una parte del Crystal Palace inglés, luego se expandió -a través del fondo Eagle Football- a otros equipos como Botafogo, Molenbeek (Bélgica) y Olympique de Lyon (Francia). En total, lleva invertido cerca de US$ 1.000 millones en la construcción de su «imperio futbolístico», según el periódico estadounidense Wall Street Journal.
Su objetivo con ese conglomerado es tener un «ecosistema de clubes de primer nivel que realmente trabajen juntos», ha explicado en entrevistas.
La Libertadores conquistada el sábado con los brasileños es su primer gran éxito deportivo; la contracara es la situación que afronta el millonario con el Lyon, por el que enfrenta una sanción en Francia como consecuencia de su alto endeudamiento.
Ese tipo de contraste ha alimentado los elogios y las críticas hacia Textor desde su llegada al fútbol brasileño, la cual se amparó en la ley de sociedades anónimas deportivas aprobada en 2022.
Decidido a poner al Botafogo en los primeros planos de la liga de Brasil y a nivel continental, luego de años en los que el club navegó en el ostracismo deportivo llegando incluso a jugar en segunda división, Textor no ha escatimado recursos a la hora de contratar importantes figuras para armar el plantel.
Para esta temporada invirtió más de US$ 70 millones en fichajes, incluidos los internacionales Luiz Henrique y Almada. La plantilla del Fogão tiene un valor estimado en US$ 143 millones, lo que lo ubica tercero entre los clubes que disputaron la Copa Libertadores, por detrás de Flamengo (US$ 224 millones) y Palmeiras (US$ 221 millones), de acuerdo con el sitio Transfermarkt.
Una cuenta pendiente
Tras conquistar la Copa Libertadores, ahora el Botafogo tiene nuevos objetivos al alcance de la mano para consolidar este momento ganador. Como campeón de América disputará la Copa Intercontinental en diciembre y la Recopa Sudamericana y el Mundial de Clubes en 2025.
Pero, la apuesta más inmediato es el Brasileirao, el principal torneo del país norteño, donde Botafogo marcha en la primera posición.
Al cierre de esta edición, al Fogão le restaba jugar dos partidos y llevaba una ventaja de tres puntos sobre el segundo, Palmeiras. Si vencía el miércoles al Inter de Porto Alegre y su escolta no derrotaba al Cruzeiro, el club carioca conquistaría así un título que no logra desde 1995.
De no darse esta combinación de resultados, Botafogo tiene la oportunidad de quedarse con el torneo el domingo cuando reciba al San Pablo.
Ganar el Brasileirao sería coronar la temporada con un doblete histórico y, además, lograr el campeonato que el equipo dejó escapar el año pasado luego de liderarlo durante casi toda la competencia y donde llegó a tener una ventaja de hasta 13 puntos.
Ese insólito revés, sumado a los años de crisis económica y deportiva, hizo que los hinchas del club acuñaran la frase «Solo pasa con el Botafogo». Luego de conquistar América, el club donde nació Garrincha espera haber cambiado la pisada.
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