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En Leonardo da Vinci: La biografía, el escritor Walter Isaacson revela cómo la combinación de genialidad y el método ayudaron al "padre del Renacimiento" a ser uno de los máximos innovadores
Pintor, escultor, científico, ingeniero e inventor, entre otras tantas actividades que desarrolló con maestría, Leonardo da Vinci es uno de los exponentes máximos de la innovación en la historia de la Humanidad. Pero, si algo lo definió a lo largo de su vida (1452-1519), es que a su genialidad y talento le sumó método, analítica, perseverancia y otras conductas vitales para lograr concretar sus grandes aportes a la ciencia y al arte.
Este retrato del «padre del Renacimiento» lo construye Walter Isaacson en Leonardo da Vinci: La biografía, una lectura que cautivó a Amilcar Perea, gerente general de InSwitch y cofundador de Doctari.
«Me gusta leer mucho sobre personas o historias donde las enseñanzas no sean directas, sino que las tengamos que deducir. De hecho leo mucho de tácticas militares, de personajes de diferentes períodos históricos, que normalmente dejan muy buenas enseñanzas para el mundo de los negocios», comentó el empresario sobre sus aficiones literarias.
El texto de Isaacson, reconocido por su biografía sobre Steve Jobs, repasa la vida de Leonardo y lo describe como un genio —pero no de los insondables sino forjado por su fuerza de voluntad— y a la vez como alguien «muy humano, peculiar, obsesivo, juguetón y hasta fácil de distraer», y por tanto, más accesible al lector.
Su historia deja enseñanzas aplicables para los empresarios, aseguró Perea. La más importante resume la idea de que «por más bueno que seas en tu materia específica, la innovación necesita de la creatividad, pero también de la observación y nutrirse de las necesidades humanas y sociales para ser aplicable», señaló.
«Por más bueno que seas en tu materia específica, la innovación necesita de la creatividad, pero también de la observación y nutrirse de las necesidades humanas y sociales para ser aplicable», reflexionó Perea
El libro traslada al lector a situaciones, ambientes y problemas de manera muy vívida. Sus enseñanzas permean los esquemas de pensamiento y la toma de decisiones, «en especial si uno tiene la avidez de leer más allá de la letra fría y acepta la invitación a reflexionar que este tipo de obras nos ofrecen», valoró el empresario.
En su escritorio aguardan un par de novelas históricas a medio leer: El pintor de almas de Ildefonso Falcones, El invierno del mundo de Ken Follett y Más allá del orden de Jordan Peterson.
Preferencias de lectura
¿Escritor y género favorito?
Santiago Posteguillo y novela histórica.
¿Cuántos libros lee al año?
Tres o cuatro, pero de los gordos (risas).
¿Mejor momento para leer?
Vacaciones, viajes y fines de semana de mañana temprano.
¿Ficción o no ficción?
¡Ficción, jamás!
¿Presta sus libros?
Poco; nunca me devolvieron Mexica de Norman Spinrad y alguno más que me duele menos…
¿En qué ocasiones regala libros?
Ocasionalmente, solo si conozco el gusto del lector.
¿Formato e-book o impreso?
Impreso y, si es de tapa dura, mejor (risas).
¿Hace anotaciones o subraya?
No, ¡sacrilegio!
¿Una librería en el exterior?
Casa del Libro en España o El Ateneo en Buenos Aires.
¿Un libro con final inesperado?
El inocente, de John Grisham.
¿La película más fiel al libro?
Ni idea, no miro muchas películas. La serie La Catedral del Mar es bastante fiel al libro…
¿Libro favorito de la infancia?
Mi planta de naranja lima, de José Mauro de Vasconcelos.