Ingeniero civil, Julio Valbuena nació en Artigas, trabajó como docente en la Universidad de la República, desde 1976 hasta 1993, cuando las exigencias de su trabajo tan lejos de la capital le impidieron continuar con esa actividad.
Hoy tiene 71 años y una larga carrera como empresario, que comenzó con una necesidad personal: conseguir su propia vivienda mientras trabajaba en Rivera. Gracias a contactos que le permitía la empresa con la que trabajaba, pudo viajar a EE.UU. y Canadá. Allí conoció el sistema woodframing, para construir viviendas de madera. Investigó, se asoció con un equipo de profesionales y armó un primer conjunto de casas en las que se instaló a vivir: Pueblo Madera.
¿Cómo es la historia de vida que lo llevó a la creación de Wooding?
En 1991 me fui a Rivera, para trabajar como gerente de una empresa que es líder en Uruguay, Urufor. En esos años, fuimos muchos los que nos tuvimos que trasladar hasta allá desde Montevideo, profesionales de distintas carreras que no teníamos donde vivir, pero que necesitábamos instalarnos. Con un grupo de amigos y profesionales que estaban en la misma situación, pensamos cómo resolver esto mientras estábamos en la planta. Así, en 1998 compramos un terreno y creamos Pueblo Madera, un barrio con 5 casas de madera. La construcción la lideré yo. Eran totalmente de madera, no había ni un ladrillo en esas construcciones. Yo había aprendido los procedimientos constructivos en Canadá y EE.UU. Entonces, lo que empezó como la búsqueda de una solución habitacional, terminó en un emprendimiento particular porque esa experiencia llevó al desarrollo de lo que después fue Wooding. Tiempo después dejé Urufor, pero continué vinculado a ellos porque son quienes me suministran el 100 por ciento de la madera para las casas que construimos en nuestras empresas. Así fue que Wooding cumplió 25 años en febrero pasado.
¿Cómo evolucionaron Wooding y el mercado en estas décadas?
Lo más notorio para mi es que, al principio, la gente tenía reparos en las casas de madera. Había que convencer a la gente. Y hoy en día nadie te lo cuestiona. Fíjate que mi casa en Rivera va a cumplir 25 años y está impoluta. La primera barrera fue esa, la de la resistencia desde ese lado de los materiales, pero hubo que atravesarla porque fuimos los precursores de este sistema de construcción. Hoy, las casas de Wooding tienen entre 130 y 200 metros cuadrados (m2) y son muy aceptadas.
La empresa cumplió 25 años, ¿qué características tiene la empresa en la actualidad?
Primero, es una empresa familiar. Conmigo trabajan mis tres hijas. Soledad es ingeniera industrial y es la administradora de la empresa. Carolina es ingeniera civil y se dedica a la logística, entre otras cosas. Virginia es arquitecta, y es la responsable de los proyectos. Además de ellas, en el equipo hay otros arquitectos, ingenieros y diseñadores de interiores. Y, en segundo lugar, como otra característica está la de, que la gente que te construye una casa hoy es la misma que estaba en el grupo original con el que hicimos Pueblo Madera. O sea, es gente que tiene bien claro el procedimiento, que ha logrado depurarlo y lo hace de forma eficiente.
¿Cómo es llevar una empresa familiar durante tanto tiempo?
Siempre hay que pulir mucho. Mis tres hijas se ocupan de áreas muy diferentes entre sí. Un factor que tenemos a favor es que mi familia siempre fue muy grande y unida, por lo que nos ha facilitado el trabajo. Eso no quita que hayamos tenido algunos momentos complicados, pero los hemos podido llevar bien porque tenemos confianza absoluta y contamos con que la familia está al frente para administrar bien y tomar decisiones.
¿Hay alguna clave para lograr esto?
Depende de los casos, porque hay historias de éxito y otras que no lo son. Yo creo que todo esto de las relaciones laborales y familiares tiene que ver con la educación y lo que cada uno trae de atrás. Si los integrantes de la empresa se criaron con una familia armónica, si se sembró bien, es esperable que siga esa armonía, pese a que siempre hay rispideces.
¿Dónde están presentes las construcciones de Wooding?
En todo el país, en los 18 departamentos, salvo en Montevideo. Fuertemente tenemos presencia en Rivera, Paysandú y Tacuarembó. También en lugares como el barrio privado La Tahona, la marina de Santa Lucía, en el departamento de San José y en Colonia también. En Punta del Este estamos desarrollando ahora cuatro o cinco obras. Es decir, nuestro mercado está básicamente en el interior.
¿Cómo encaja Minicasas en la historia de Wooding?
Durante la pandemia, la gente empezó a aislarse. En ese tiempo tuvimos una conversación con mi hija arquitecta y mi yerno, que habían visto la posibilidad de armar un proyecto como este en Punta del Este. Y como consecuencia de esa situación que nos tocó a todos de un modo u otro, surgió la idea deminicasas trasladables, que la gente pudiera llevar para alejarse un poco de la sociedad. En estos cuatro años hemos vendido muy bien, porque la demanda es muy alta. Es un producto top ya que tienen, entre muchas otras facilidades, aire acondicionado, buen baño, o incluso estufa a leña si querés. Son muy dúctiles, las hemos hecho también para uso de oficinas, para consultorios médicos y para terrenos muy diversos. Hace poco, por ejemplo, instalamos una en las Sierras de Minas. Y las construimos totalmente desde cero, en Rivera.
¿Cuánto se pueden movilizar estas minicasas?
Se pueden mover a donde quieras. Funcionan como casas rodantes, por lo que hay que empadronarlas, lo que da una ventaja fiscal si se quiere, porque no pagan la contribución inmobiliaria de una casa. Te permiten colocarlas en lugares y terrenos donde es difícil construir. Hemos colocado en cascos de estancia, por ejemplo. El mercado de minicasas consiste básicamente en cualquier persona que tenga un terreno, un lugar lindo.
¿Se pueden personalizar?
Se pueden personalizar, cosa que se hace en cada una de las que hacemos, por más que hay tres modelos. Por ejemplo, tenés el formato midi, que es el más común para cascos de estancia o estudios. También hay un modelo que tiene un doble piso en cada punta, como para una familia con niños, dos dormitorios separados.
¿En qué consiste el sistema de wood framing, que ustedes emplean?
Hay dos grandes sistemas de construcción con madera en el mundo. Uno de ellos es el de poste y viga, en el que se construye con maderas de gran porte y durabilidad. Ese es más bien utilizado por los nórdicos y los brasileños. El de los norteamericanos, que es el que empleamos nosotros, es el wood framing, con maderas de poco porte. Es decir, se arma un entramado de maderas.
Una casa de este tipo cuesta, por lo menos, aproximadamente un 30% menos que las tradicionales con las mismas prestaciones.
¿Por qué lo eligieron?
La madera nuestra, con la que está forestado el norte del país, tiene excelentes propiedades mecánicas pero no permite obtener piezas de gran sección. Son maderas de crecimiento muy rápido. Cuando ves una viga nórdica, de repente tiene 80 años de edad, y cuando ves una uruguaya tiene quizás 15 años. Los brasileños pueden trabajar con el sistema de postes y vigas porque están destrozando el Amazonas para conseguir maderas grandes y resistentes. Lo que pasa en Uruguay es que con el tipo de árboles que tenemos, queda una madera que se tensiona y no permite hacer vigas de gran porte. Por eso el wood framing es el más adecuado para las maderas de las que disponemos.
¿Toman una estructura ya hecha para las construcciones de Wooding y Minicasas?
No, hacemos de cero la estructura metálica de cada casa. Además en minicasas a veces tenemos que hacer varias acopladas, para generar una casa de 70 metros. Y la estructura de metal que construimos va asociada al interior de la casa y a las necesidades de los clientes.
¿Qué momentos del año son los que tienen mayor demanda en cada una de sus empresas?
Para las minicasas es más el verano y comienza desde la primavera. Al menos en el Este del país es un trabajo más estacional, el mercado se vuelve más intenso en esas etapas. Para Wooding es más parejo y te diría que fluctúa más con la economía. Para pensar en esa empresa, si ves el PBI (Producto Bruto Interno) ves cómo va el negocio.
También cuentan con las minivillas y miniflotas, ¿de qué se tratan estos proyectos?
Son agrupamientos de viviendas. En Punta del Este, por ejemplo, tenemos un grupo de tres casitas, una minivillas. Las miniflotas son casas flotantes, están diseñadas pero creemos que todavía les falta más tiempo de desarrollo.
¿Puede anticipar hacia dónde se dirige el mercado, en cuanto a esta clase de construcciones?
Entiendo que este es un tipo de construcción cada vez más requerido por sus costos. Una casa de este tipo cuesta, por lo menos, aproximadamente un 30% menos que las tradicionales con las mismas prestaciones. Y a esto se le agrega un plus, que se valora más desde hace un par de años, para quienes cuidan su huella de carbono la madera es un producto muy amigable. En ese sentido deja menos huella que el hormigón y el acero. Cada vez son más quienes cuidan eso, se trata de un mercado que se viene ampliando por esos motivos, más allá del bajo costo.
¿La creciente presencia de argentinos ha tenido incidencia en la demanda de este tipo de casas de madera, ya sea por el tipo de requerimiento o los volúmenes de ventas?
Sin dudas, la presencia de más argentinos en Uruguay ha generado una mayor demanda. Sin ir más lejos, hemos entregado proyecto, que es un casco de estancia en el departamento de Río Negro. Se trata de una obra muy importante, de la que ya se están terminando los últimos detalles. No es la primera de este tipo, y la hicimos para un un propietario argentino que no vive acá. En el este, calculamos que aproximadamente el 30% de nuestras obras son para ciudadanos argentinos. También hemos vendido minicasas para argentinos que han comprado terreno y que las usan para poder instalarse.