En la era digital e hiperconectada, trabajar en las grandes empresas de tecnología del mundo es un sueño para muchos profesionales y estudiantes; cuatro uruguayos cuentan su experiencia.
«Hola, ¿cómo te llamás?, ¿en qué área estás trabajando?», le saludó con simpatía un joven a otro al coincidir en el ascensor del trabajo. El de la pregunta es Mark Zuckerberg, y la empresa, Facebook. Quien cuenta la historia es el otro protagonista: se llama Andrés Curbelo (30), es uruguayo y desde junio trabaja en el área de Global Marketing Solutions de la red social más famosa.
Curbelo integra una exclusiva pero creciente colonia de uruguayos que están viviendo el sueño de muchos estudiantes y profesionales de trabajar en alguna de las grandes compañías tecnológicas del mundo en la mismísima cuna del universo startup: Silicon Valley (California).
Andrés era account manager en una empresa de e-commerce hasta que un reclutador lo contactó para comentarle sobre una oferta de trabajo en Facebook. A la compañía le interesó su experiencia en el manejo de clientes corporativos y en analítica. Nunca supo a cuántos candidatos superó. Acaso es una de las pocas cosas que Facebook (y las tecnológicas en general) no revelan. En el resto es una empresa «muy transparente», dijo Curbelo. «Facebook tiene una organización impresionante, con una cantidad de información que es muy difícil de imaginar, y tiene planes para el futuro que son increíbles. Está cambiando el estándar del marketing», agregó.
Curbelo trabaja con otras 60 personas, apenas un puñado entre el «par de miles» que la casa matriz de Menlo Park emplea. El grupo es heterogéneo: latinos, europeos, asiáticos, africanos son parte del mix cultural, algo habitual en estas empresas. En ellas el clima laboral es de colaboración, aunque no exento de presión por cumplir con los plazos y con metas exigentes.
«En Apple a la gente la tratan muy bien, se trabaja muy cómodo, y no hay formalidades. (...) Si me encontrara con (el CEO) Tim Cook en el corredor, podría llegar a acercarme y hablarle sin problemas», aseguró Daniel Podhajny (49), analista de sistemas que desde hace un año y medio trabaja en la firma de la manzana.
Sobre su rol, fue críptico. «No te puedo decir qué estoy haciendo más que estoy innovando», se excusó. Innovar es algo que conoce bien; fue desarrollador de FlyKnit para Nike (la tecnología que permite confeccionar calzados sin costuras); allí trabajó cuatro años. Esa innovación despertó la atención del gigante de Cupertino y en particular de Jonathan Ive, Chief Designer Officer de Apple, que tras la negativa inicial de Podhajny de dejar Nike, logró convencerlo (por teléfono) de sumarse a la firma.
«Apple es una empresa que tiene el dinero y la capacidad de darle soluciones a los problemas muy rápidamente, se mueve a una velocidad como no hay otra compañía», describió. Podhajny trabaja en un proyecto que no puede revelar y del que participa gente de la NASA, la industria robótica y el cine, entre otras disciplinas. «Es un equipo muy diverso, donde todos aportan para encontrar soluciones a los problemas y que busca innovar en un área en particular», señaló.
Juan Pablo Costanzo (40) es diseñador y trabaja desde hace 15 años en EE.UU., los últimos seis en Silicon Valley. Entre diciembre de 2013 y agosto pasado se desempeñó como lead visual designer en el gigante del e-commerce, Alibaba.
Dio el paso trabajando para Walmart, cuando la compañía china era aún poco conocida. En Silicon Valley «siempre tenés gente de otras compañías que te dicen ‘¿No querés trabajar con nosotros?’», explicó. Alibaba valoró su experiencia en comercio digital, diseño (allí trabajaría con foco en la experiencia de usuario) y el manejo de idiomas (español y portugués).
Aunque el corazón del mundo tecnológico está en Silicon Valley, otros puntos de EE.UU. funcionan como motores de estas corporaciones. En Fort Lauderdale (Florida) se encuentra la sede de Microsoft para América Latina. Allí trabaja Gabriel Andrada (45), quien lleva una carrera de 19 años en la compañía. Andrada, director de Sector Público para Latinoamérica y El Caribe, se mudó a Florida en 2011, luego de nueve años en la filial de Uruguay y seis en la central de Argentina.
Al llegar a Florida, lo impactó la dimensión de la compañía. Solo en Redmond (Washington), donde está la casa matriz de Microsoft, trabajan 35.000 personas. «Cuando uno se expone a eso y está en el campus más seguido, toma real dimensión de lo que es la compañía a nivel global», dijo. En estos años, comprendió el valor de Microsoft como «ícono de la nueva economía digital», lo que despierta un «reconocimiento y respeto» que van más allá de la industria digital y del ámbito profesional, destacó.
Reglas diferentes.
«Acá no hay diferencia en el espacio de trabajo. Tengo el mismo espacio y escritorio que tiene Zuckerberg. La única diferencia es cuántos monitores querés en tu escritorio», describió Curbelo.
Más allá de estéticas, la idea de una oficina delimitada por cubículos es un anacronismo. Los espacios son abiertos, salpicados por algunas oficinas y salas de reuniones. En Facebook, hay sofás, hamacas paraguayas y mini-cocinas atiborradas con toda clase de bebidas y bocadillos. En el complejo, la oferta de restaurantes incluye comida mexicana, asiática y orgánica, entre otras. Todo va por cuenta de la empresa.
La comida gratis, servicio de locomoción gratuito o pago por la compañía, gimnasios a disposición, son solo algunos de los múltiples beneficios con los que las tecnológicas buscan retener y atraer al talento. En la ecuación no todo se resume a un mejor salario. «El mejor talento no siempre está disponible, solo con el sueldo no atraés a la gente. Entonces, las empresas están muy enfocadas en la felicidad del empleado», analizó Costanzo.
Microsoft no recompensa solo con paquetes de acciones a sus empleados, sino que su plan de beneficios incluye por ejemplo la cobertura de salud de sus hijos con «lo mejor del mercado».
En Apple, «los beneficios son: primero, estar rodeado de personas con cualidades únicas, luego se come bien y saludable, hay un buen sistema de salud y deportes, y un incentivo económico para el innovador», detalló Podhajny.
En general, la jornada de trabajo es flexible en su extensión y en cuanto a la hora de inicio. En cualquier caso, difícilmente dure menos de ocho horas. En Facebook, Curbelo trabaja entre 40 y 60 horas semanales según la etapa en que esté el proyecto en el que participe. En tanto, la mayoría de las empresas permiten trabajar desde casa. «Hay confianza en cómo manejás tus horas de trabajo», indicó Costanzo.
Las vacaciones se extienden en forma general por un par de semanas, aunque cada compañía tiene políticas propias en cuanto a licencias y días libres.
En Microsoft, Andrada tiene a disposición 13 semanas (cinco por su antigüedad total en la compañía y otras ocho, ganadas por la valoración de la empresa de su desempeño). «Son las vacaciones de la época moderna», definió el ejecutivo.
Apple da 12 días de vacaciones anuales, que llegan a ser 21 después de nueve años en la empresa. A esto suman 12 días por enfermedad al año. También hay una semana extra de descanso por Acción de Gracias.
El régimen de vacaciones de Alibaba varía según el país. En China el sistema es mucho más rígido que en EE.UU. «Las vacaciones eran siete días y acá (Silicon Valley) si ofrecés eso no te viene nadie», concluyó Costanzo.
InformeDiego Ferreira | dferreira@elpais.com.uy