La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una tecnología que está revolucionando a las empresas y sus procesos de negocios. «Nadie se salva», advirtió Enrique Baliño, CEO de la consultora Xn Partners durante el evento Inspira Talks, organizado por Grupo Punto el jueves 26 en el hotel Hyatt Centric. Pero, lejos de entregar un mensaje apocalíptico, el encuentro dejó reflexiones sobre cómo surfear esta ola y encontrar en ella nuevas oportunidades de negocio y de reconversión laboral.
Pablo Marqués, presidente de Grupo Punto, sostuvo que la IA representa un «desafío enorme» para la publicidad, pero aclaró que «no hay que tenerle miedo». En este nuevo paradigma, las empresas necesitarán la creatividad, empatía, pensamiento crítico y expertise de los humanos, señaló el empresario. En ello concordó el CEO de la tecnológica Genexus, Nicolás Jodal, quien además anticipó que, en la carrera de la IA, «los grandes vencedores serán aquellos que se les ocurra qué hacer» con la tecnología.
«Soy muy hincha del high touch», remarcó el presidente de Grupo Punto para referirse al valor de la creatividad y las conexiones emocionales de los humanos como valor diferencial frente al avance imparable de la inteligencia artificial (IA). «Eso es sumamente importante en este mundo que pensamos que todo es tecnología, pero son las personas las que cargan los datos al ‘bicho’. Los que después curan lo que va a hacer (la IA) son los humanos», subrayó.
Esa reflexión vale para la publicidad. Marqués recordó que «las marcas son relaciones emocionales» que se establecen entre las empresas y los consumidores. Pero, avances como la inteligencia artificial generativa (IAG) han colocado a la publicidad frente a una nueva etapa de cambio y redefinición. Según Marqués, la industria necesita de visiones y conocimientos que provengan de disciplinas y sectores ajenos a la publicidad. «No hay que nutrirnos solo de nosotros mismos, sino que hay que traer distintas opiniones», argumentó. Tener expertise para curar lo que entrega la IA, pensar de forma crítica y ser flexible al cambio, son hoy cualidades diferenciales frente al poder de la tecnología.
Marqués admitió que esta revolución trae un «desafío enorme», «pero no hay que tenerle miedo», aclaró. «Esto más que Terminator es la película Her. En Terminator estaba el (robot) que destruía todo, pero en Her el (humano) se enamora de la máquina».
Para el CEO de Genexus, la etapa fermental que vive la IA desde el punto de vista de sus posibilidades de negocio la asemeja «al momento 1993 de la web». Según explicó, hay tres ganadores en esta «nueva revolución»: primero, los fabricantes de chips como Nvidia que crean procesadores que permiten entrenar las redes neuronales de la IA, y luego empresas como OpenAI y Google que crean modelos de IA. Pero los grandes vencedores serán «los que se les ocurra qué hacer con la IA». Esas empresas serán las que se lleven la mayor porción de una «torta» valorada en US$ 87 trillones para el período 2021-2030, según las proyecciones de algunas consultoras.
El hito que logró OpenAI es que creó «por primera vez en la historia una máquina capaz de escribir de manera coherente y fluida en cualquier idioma en el que fue entrenada», destacó Jodal. Sin embargo, es una tecnología que aún «alucina». Por eso, hay que «saber hacer bien las preguntas» a la IA (lo que en tecnología se llama prompt engineering), advirtió.
Pensando en el futuro, los humanos tendrán «más trabajo» que hoy pero en roles distintos, como entrenadores de modelos de IA y curadores del material generado por la máquina, analizó Jodal. Es que si bien «esta revolución está haciendo abundante el texto» y las imágenes, también volvió «escaso el recurso de la verdad y la confianza».