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"Una idea es un nuevo filtro para ver la realidad"

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Garbulsky. "Confiamos en que sembrar ideas tarde o temprano 'garpa'". Foto: La Nación / GDA.

Creador de TEDxRíodelaPlata y uno de los emprendedores argentinos con mayor proyección, Gerry Garbulsky dice que su misión es impulsar las iniciativas y comunicarlas para que lleguen a más gente

Un día cualquiera de principios de 2007 el entonces exitoso consultor de estrategias de negocios, Gerry Garbulsky, entró en contacto con un sitio que entonces desconocía llamado TED.com. Nunca más pudo parar de hacer clic y de ver charlas, a razón de una o dos por día. Y en 2009 se animó a dar otro salto profesional. La idea de vivir, de encontrar y ayudar a comunicar buenas ideas que transformen a otros lo llevó, nueve años más tarde, a inaugurar el cargo de director TED en español y a ser parte (el único miembro fuera de EE.UU.) del consejo asesor global de TED junto a los fundadores de Google, el de Amazon, el de Microsoft, el músico Peter Gabriel, el psicólogo Daniel Gilbert, el futurista Ray Kurzweil, y el experto en lingüística Steven Pinker, entre otros 21 profesionales estrella.

TED (por las iniciales de Tecnología, Entretenimiento y Diseño) es una organización sin fines de lucro cuya misión es difundir ideas que valen la pena. Empezó como una conferencia de cuatro días en California en 1984 y fue propagándose desde 2009 a través de franquicias (TEDx) a 170 países. Las charlas TED fueron vistas a través de Internet por miles de millones de personas. Hay unas 70.000 que, según los cálculos de Garbulsky, si alguien las desgrabara e imprimiera, llenarían unos 2.000 libros promedio. Al Gore, Isabel Allende, Sting o Philippe Starck son algunos de los oradores.

Gerry Garbulsky, Gerardo de nacimiento, 50 años, empezó en 2010 a organizar la versión TEDxRíodelaPlata, que es gratuita (lo financian con patrocinio de empresas) y récord mundial en cantidad de asistentes: las últimas dos citas convocaron a 10.000 personas cada una. La necesidad de simplificar la ortografía para promover la expresión; el hecho de que muchas mujeres al ser violadas negocian sexo por vida y la sociedad las cree responsables; el paradigma médico de volver a mirar a los ojos a los pacientes; los avatares de conducir una expedición espacial a Marte son algunas de las charlas dadas por famosos e ignotos.

—¿Cómo definís lo que hacés?

—Estoy jugando a ser emprendedor de las ideas. No es algo que he diseñado, pero mirando los últimos siete años de mi vida me doy cuenta de que todo se engloba en esto. Me fascina lograr conexión entre ideas y gente y entre gente y gente, la posibilidad de construir estas redes que creo que nos dan sentido y nos ayudan a avanzar en los objetivos de cada uno.

—¿Qué es una idea?

—Cuando uno mira el mundo lo hace a través de un juego de lentes. Cuando alguien dice algo y vos intuitivamente decís «che, qué buena idea», esa persona te aportó una nueva lente para ver el mundo. De alguna manera, una idea es un nuevo filtro para ver la realidad. Usamos este criterio para seleccionar a los oradores. Si lo que nos cuenta no pasa este test, queda descartado. Porque puede ser algo muy interesante, pero si no tiene este potencial de regalarle a la gente un nuevo juego de lentes para entender el mundo, no es lo que buscamos.

—¿Cómo garantizás que esa idea pase al plano de la realidad, si tu meta es transformar el mundo?

—Es imposible predecir cómo cada una de estas ideas va a impactar en cada una de estas personas. El impacto de una idea en 10.000 personas son 10.000 impactos distintos, porque cada una escucha con la lente con la que percibe la realidad. Y cada lente es distinta. Es casi lo que nos define. Entonces, mientras que una idea puede generar en alguien las ganas de hacer algo, a otra puede disuadirla. No hay una receta. En TED confiamos y creemos en que sembrar ideas potentes tarde o temprano «garpa», genera un impacto en la gente. Y no nos creemos capaces de predecir cómo.

—¿No existe entonces una medición de impacto de TED?

—Depende de a qué llames impacto. Que la gente se vaya energizada para mí ya es un impacto increíble. Que nos escriba alguien: «Fui con mi hijo y durante una semana no paramos de hablar de lo que vivimos ahí. Hacía un año que no hablaba con él», más impacto que eso... ¿Qué quiere decir impacto? ¿Escuché una idea y entonces hice un nuevo negocio? No, este es un impacto mucho más más cualitativo, que ni siquiera me interesa medir.

En febrero, Garbulsky fue invitado a curar (seleccionar a los seis oradores) y a conducir uno de los 12 bloques de la conferencia TED en Vancouver. Lo hizo con soltura. Entre el público estaban Steven Spielberg, Harrison Ford, Larry Page, Al Gore, Goldie Hawn y Meg Ryan, quienes habían pagado US$ 8.500 la entrada. Presentó con precisión a Siyanda Mohutsiwa, una joven de Botswana que a los 22 años es una de las principales referentes del panafricanismo social y hasta se dio el gusto de jugar un partido de ajedrez (simulando ser Garry Kasparov) con la húngara Judit Polgár, la mejor jugadora de la historia.

—¿Cuál es tu técnica para controlar los nervios?

—Lo charlamos bastante con Mariano Sigman y con Simon Sinek, el escritor inglés que dio una charla famosa en TED, «Empezar con el por qué». No podés decirle a una persona que no esté nerviosa, porque la emoción es algo interno y no podemos inhibirla. Sí es posible transformar ese nervio en excitación, resignificarla para que se transforme en combustible. También hay ejercicios de respiración y con el cuerpo: hay estudios que muestran que si inflás el pecho antes de salir al escenario, te vas a tener más confianza. Aun así, la primera vez que subí en Vancouver se me secó la garganta y no podía hablar, fue realmente aterrador.

—¿Hacia dónde va TED?

—Desde el surgimiento de la imprenta el valor de la oralidad para comunicarnos, del contador de historias que mira a los ojos, se fue perdiendo a manos de la palabra escrita. Con el video online, de la mano del buen ancho de banda, de YouTube, esto está volviendo a cobrar vida. El gran desafío es cómo ser relevante para todo el mundo. Sobre todo para la gente que en los próximos años va a tener acceso de ancho de banda, en general con menos poder adquisitivo, con más dificultades en un montón de dimensiones. Para ellos el video puede ser la manera más práctica de llegar a la educación.

Un emprendedor que se codeó con Maradona y Ginóbili

Es un aficionado a las hormigas: su hobby es construir hormigueros en su casa e identificar la especie. Lo maravilla comprobar cómo animales con una genética y reglas de interacción tan simples producen hogares tan complejos. Garbulsky acompañó un día a Diego Maradona a comprarse 12 pares de zapatillas (se lo presentó su amigo y ex profesor Adrián Paenza cuando hacía su doctorado en Boston, en la época del Mundial ‘94) y el vendedor pensó que Maradona era él. Después de escucharlo en la radio, Manu Ginóbili quiso conocerlo y desde entonces toman cafés periódicos y Gerry lo asesora con sus lecturas. Paenza, quien lo destaca como uno de sus mejores alumnos en un universo de cerca de 25.000, recuerda divertido una vez que Gerry diseñó y organizó, programando con su Commodore 128 y contratando una flota de 120 radio taxis que le proveyeran la información de mesas testigos, un sondeo para conocer los resultados de la elección a gobernador y diputados nacionales en 1987. Fueron los primeros por lejos en anunciar en el programa de Paenza en Radio del Plata el triunfo de Antonio Cafiero sobre Juan Manuel Casella. «Su aporte pasa por su capacidad organizativa, de liderazgo, de motivación y por su ingenio», dice.

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Garbulsky. "Confiamos en que sembrar ideas tarde o temprano 'garpa'". Foto: La Nación / GDA.

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