Cuándo nos volvemos madres, sentimos que muchas cosas dentro de nosotros cambiaron, más allá de lo físico, que en algunos casos es lo más evidente, internamente lo sentimos más cuando nace nuestro bebé o durante la crianza.
Socialmente es difícil encontrar explicación a estos cambios y como generalmente son subestimados, nos sentimos raras o nos
preguntamos qué nos pasa, porque realmente somos distintas.
«Estás como si nada»
Es la típica frase que recibimos muchas veces cuando nos ven después del nacimiento de nuestros hijos e hijas, o nos dicen «estás bárbara», «no has cambiado nada» «estás espléndida, igual que antes». Estas frases no suman y nos llevan a esconder aún más esas sensaciones que nos invaden de que hay muchos cambios ocurriendo y revolucionando nuestro ser interna como externamente. La verdad es que la maternidad nos atraviesa, física, mental y emocionalmente.
Pero socialmente priman los mandatos que dicen que nuestro cuerpo no tiene que cambiar, que toda la transformación física que pasa la mujer es antiestética, porque el cuerpo cambia después de concebir y durante la lactancia y el puerperio, sobre el que ya hemos documentado que puede durar hasta dos años o más. Así también la crianza, el desempeño de este nuevo rol como mujeres madres provoca cambios en nuestros cerebros y obviamente en nuestras emociones.
Las personas más cercanas o aquellas que realmente nos pueden ver, notarán que nuestras prioridades cambian, nuestros tiempos, la manera de actuar. Es muy importante que nos demos permiso de sentir esos cambios y que aprendamos a conocernos nuevamente, que nos encontremos en este nuevo desafío.
A veces nos da vergüenza dejar ver estos cambios que nos trae este nuevo rol, que nos implican encontrarnos en este nuevo cuerpo o ámbito, porque también nos llevan a revisarnos, repensarnos, porque dejamos de ser la mujer que éramos antes y somos diferentes y eso está bien, por eso necesitamos que nos den lugar a hablar de esos cambios, que no nos apabullen con frases hechas como si no hubiera pasado nada.
Este espacio de reflexión y empatía muchas veces lo encontramos en grupos de pares, con otras madres y padres que están transitando una etapa similar o con profesionales de la salud empáticos que nos ayudan a transitar estos cambios y reencontrarnos de una manera respetuosa y amable.
Matrescencia
El término Matrescencia fue acuñado en 2008 por la psicóloga Aurelie Athan, para hacer referencia a la profunda transformación que conlleva la maternidad y facilitar que socialmente las mujeres reciban más apoyo y comprensión precisamente al convertirse en madres.
Este término explica cómo en el embarazo ocurren cambios en el cuerpo de la mujer, parecidos a los cambios que se producen en la adolescencia. Es decir, en ambos casos, adolescencia y embarazo, se da un proceso de poda neuronal y mielinización, que en lenguaje común significa perfeccionamiento de algunas áreas y circuitos cerebrales. Estos procesos facilitan y favorecen los cambios de conducta requeridos en la nueva etapa: la transición a la conducta adulta en la adolescencia, y la conducta maternal en el caso de las embarazadas. Este cambio no es un deterioro, sino todo lo contrario, un perfeccionamiento y una mejora.
La científica Susanna Carmona y su equipo de investigadores lo explican de esta manera: El embarazo produce cambios en cada uno de los órganos y sistemas del cuerpo de la mujer. Tras la fecundación, los órganos maternos modifican su estructura y funcionamiento para optimizar el desarrollo del bebé sin sacrificar demasiado las necesidades de la madre.
La mayor parte de los cambios fisiológicos están orquestados por el sistema hormonal. Durante el embarazo el cuerpo de una mujer está expuesto a niveles hormonales varias decenas superiores a los normales. Estas hormonas tienen además la capacidad de modificar la estructura y función cerebral.
La matrescencia nos brinda la plasticidad cerebral para adaptarnos a estos cambios y transformarnos en este nuevo rol y en nuestro nuevo cuerpo. También hay estudios que evidencian que estos cambios también se dan en madres adoptivas. Estos cambios asimismo nos dejan más vulnerables a experimentar una depresión postparto.
Por eso es importante que los veamos y los abracemos como una parte muy importante de esta nueva etapa y que encontremos espacios donde poder expresarnos sin miedo o sin vergüenza. Me gustaría que si estas transitando este periodo o embarazada tengas la oportunidad de conocer la comunidad de la Guía de maternidad Nacemos esta hermosa RED me ha acompañado y me acompaña en mi maternidad de una manera sorora y me ha llevado a instancias de encuentro con otras madres y padres que hoy forman parte de mi red cercana.
Natalia Villanueva
Nati, mamá de Martina y Salvador, creadora de Puérpera mía, donde ayudo a las mamás a prepararse para su post parto. Gestora de la guía para la maternidad, una comunidad de emprendimientos y profesionales que acompañan a las mamás y a las familias en Uruguay.
Podés seguirla a través de las cuentas de Instagram @puerpera_mia y @guiamaternidad.uy