Con los hijos

La inquietud puede definirse como una característica temperamental. El niño inquieto se mueve constantemente pero siempre tiene un fin en sus movimientos, se para para ir a buscar determinado objeto, luego va a la otra habitación para llevar algo. Es un pequeñoactivo, no le gusta permanecer pasivo, quieto.

En cambio, la impulsividad refiere al actuar muy rápidamente antes de pensar y esto trae consecuencias negativas para el niño impulsivo. Es el típico niño que interrumpe las conversaciones, tiene movimientos rápidos que terminan rompiendo objetos, les cuesta esperar su turno. En ciertas circunstancias tienen reacciones emocionales muy intensas para la situación. El niño impulsivo tiene problemas de conductas y debe ser tratado para que aprenda a gestionar sus impulsos.

Las causas de la impulsividad, como de la intensidad, son variadas pero siempre ameritan una intervención psicológica. Observamos que el niño impulsivo puede tener dicha conducta como consecuencia de que no sabe gerenciar sus miedos o de que vive en un hogar donde no le fijan límites, por lo tanto le es difícil aceptarlos fuera de su casa. Esto le causa problemas en la clase y con sus amigos. El peligro es que presenta comportamientos desadaptativos, que molestan, por lo tanto puede desarrollar baja autoestima. Se puede sentir no querido, rechazado, y en realidad es su comportamiento que dificulta su adaptación.

En cambio, el niño hiperactivo tiene conductas y movimientos sin un fin determinado. Muchas veces la impulsividad va acompañada por hiperactividad.

Los niños hiperactivos son inquietos, parece que no se cansan nunca y se aburren muy fácilmente. Tienen dificultad para estar sentados y quietos en el aula y a veces para estar callados. La hiperactividad molesta a los demás y hace que el rendimiento descienda pues se mueve sin un fin consciente. No logran concentrarse en sus tareas.

Como en el caso anterior, esto amerita una intervención para ver que le sucede al niño. Tanto la impulsividad como la hiperactividad deben de ser tratadas pues dificulta el vínculo padre-hijo, con maestras y con sus amigos. Además causan problemas de conducta y el niño recibe retroalimentación negativa de las personas de su entorno. Así forma una autoestima negativa de él mismo que puede ser evitada con una intervención en la infancia.

No confundir con el trastorno por déficit atencional cuyo diagnóstico lo realiza un psiquiatra infantil y/o neuro pediatra.

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una afección crónica que afecta a muchos de niños. El TDAH incluye una combinación de problemas persistentes, tales como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo. La dificultad en la concentración desciende el rendimiento escolar notoriamente.

Es muy importante entender que un niño distraído, impulsivo, no tiene que ser rotulado con dicho trastorno sin la intervención de un profesional.
Es importante que los padres recurran a pedir ayuda porque el futuro emocional del niño está en juego.

Si el psiquiatra infantil y/o neuro pediatra diagnostica un trastorno de déficit atencional con hiperactividad, amerita medicación y determinado tratamiento al niño y ayuda a los padres.

Lo importante es asesorarse para determinar cuál es realmente el problema que causa las conductas anteriormente mencionadas, diagnosticarlo y tratarlo para evitar futuros problemas.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA

Fanny Berger

Es psicoterapeuta gestáltica. Se dedica niños, adolescentes y adultos, y trabaja en el apoyo de padres. Implementó “terapia de alcance breve”, que en cinco sesiones trata temas concretos. Es conferencista y escribió varios libros.

Podés contactarla en su web, página de facebooko a través del teléfono celular 099 289 282.