Por Fanny Berger
La psicóloga Fanny Berger señala que los primeros buscan la aprobación de sus padres mientras que los segundos quieren llamar la atención. ¿Qué hacer ante esto como padres?
En esta nueva columna hablaremos de dos tipos de niños y sus padres: los complacientes y los protagonistas.
Niños complacientes
El niño complaciente busca siempre la aprobación de sus padres, realiza acciones para que lo quieran, lo acepten. Presenta una gran necesidad de aprobación pues en el fondo teme el rechazo social.
Siempre piensa en los demás, y no en sí mismo. En consecuencia reprime gran parte de sus emociones, sobre todo las negativas porque teme que produzcan rechazo, como la rabia, la angustia o la tristeza.
Huyen de los conflictos por miedo a ser rechazados, pero no desarrollan la capacidad de resolver problemas y de expresar sus necesidades en forma asertiva.
Observamos una actitud pasiva pues dejan que los otros elijan y opinen por ellos, porque justamente le dificulta expresar sus deseos por temor a perder la aprobación o el amor de los otros.
Las familias exigentes o adultos sobrecargados por sus situaciones de vida, pueden provocar que el niño sea complaciente pues adopta una conducta protectora. Es como que sintieran que los padres tienen demasiados problemas y no quieren darle otro más de los que ya poseen.
Tienen baja autoestima por eso intentan agradar y recibir elogios para compensar sentimientos negativos hacia ellos mismos. Muchas veces los pequeños sienten exigencias o la responsabilidad de no decepcionar a sus padres pues depositan expectativas en ellos.
A veces las expectativas, frustraciones o inseguridades de los padres son tan intensas que sin intención reprimen la personalidad de sus hijos.
Herramientas para ayudarlos
1º alentar a que sus hijos expresen sus preferencias
2º estimular a que den sus propias opiniones sin enjuiciarlos
3º plantear temas en la vida diaria, preguntarle su punto de vista
4º transmitirles que los quieren a pesar de las diferencias o conflictos que se presenten
El riesgo del niño complaciente es que como no molesta, es fácil relacionarse con él o ella pero los adultos tienen que saber que la complacencia esconde problemas personales que hay que tratarlos.
Niños protagonistas
El niño que siempre quiere llamar la atención es porque no se siente seguro de sí mismo, demanda, reclama pero no pide lo que quiere o necesita. A veces no es consciente de lo que le sucede.
La pregunta conductora es que le pasa que quiere ser el centro, como se sentirá realmente que tiene esa necesidad de llamar la atención. En determinadas situaciones los niños necesitan cariño, atención y no saben como pedirlo y comienzan a atraer la mirada de los adultos de diferentes maneras desadaptativas, desde gritar, llorar, demandar, querer ser el centro de la vida familiar.
El niño protagonista le sucede algo en su interior y trata de tapar lo colocándose en el centro, pero no logra satisfacer su necesidad emocional, solo logra molestar a su entorno por su necesidad de ser el protagonista.
Herramientas para ayudarlos
1º No enojarse con él cuando intente llamar la atención, ni criticarlo
2º preguntarle que quiere para ayudarlo a que se dé cuenta de su necesidad, muchas veces, los celos intensos entre hermanos producen dicha conducta
3º volver lo siempre hacia él mismo para que contacte con sus necesidades y deseos. Así podrá tomar consciencia de lo que le sucede y pedir en lugar de llamar la atención
El peligro del niño con estas características es que agobia a sus padres y genera tensión en el vínculo con ellos , lo cual corre el peligro de desarrollar baja autoestima.
Es psicoterapeuta gestáltica. Se dedica niños, adolescentes y adultos, y trabaja en el apoyo de padres. Implementó “terapia de alcance breve”, que en cinco sesiones trata temas concretos. Es conferencista y escribió varios libros.
Podés contactarla en su web, página de facebooko a través del teléfono celular 099 289 282.