Hemos hablando en las últimas columnas de los desafíos de la maternidad, que sin dudas son muchos y es importante visibilizarlos. Sin embargo, siempre es bueno volver a hablar de todo lo disfrutable que sucede mientras nuestros hijos/as crecen.
Nuestro deber como padres y madres es criar, educar, guiar, acompañar, establecer límites. Esto se traduce en desafíos y responsabilidades que asumimos repetidas veces en el día a día a lo largo de su infancia y adolescencia, es decir por una cantidad considerable del tiempo que pasamos con ellos/as. Pero también es nuestro deber como padres y madres disfrutar de la crianza, compartir tiempo de calidad con nuestros hijos y crear memorias amorosas, alegres y divertidas.
En el día a día las exigencias son muchas, y no solo vienen de nuestros hogares. Los puzzles que hay que hacer para poder conciliar el trabajo, la vida social y de pareja, el tiempo de ocio, las tareas del hogar y el cuidado y crianza de los/as hijos/as, pueden llevarnos al agotamiento total.
Sin embargo siempre es bueno comprender que la infancia es corta, y que para ellos no hay nada más importante que nuestra presencia. A veces podremos asumirlo sin problemas, dejando de lado otras tareas u otros tiempos, a veces le dedicaremos más energía a otras cosas, y otras veces podremos equilibrar bien todos los aspectos. No siempre somos las mismas personas, tenemos la misma paciencia, los mismos tiempos, o las mismas ganas de jugar o compartir.
Lo importante es saber que somos humanos, humanas, con nuestros sentimientos, con nuestras obligaciones, pero nunca olvidar que hay unos ojitos que nos observan y unas personitas que nos esperan. Y que tanto ellos/as como nosotros/as merecemos compartir tiempo de disfrute.
Marha Scanu
Lic. en Comunicación, Educadora en primera infancia, Doula, Educadora perinatal.
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