CON LOS HIJOS
Alicia Fernández, nuestra pediatra de cabecera, explica qué hacer y qué evitar cuando a los niños que van a natación les aparece esta dolencia.
Como consecuencia de la preocupación que me manifestó una amiga por su hija de 4 años que sufrió dolor de oído es que decidí referirme a este tema en nuestra columna.
Las piscinas no solo se utilizan en verano, hay niños que concurren a clubes deportivos y practican natación todo el año. Justamente, la otitis externa está vinculada con las piscinas y se produce en el conducto auditivo externo que es el orificio que va hacia dentro de la oreja y termina en el tímpano.
El tratamiento que se hace al agua de las piscinas ayuda a tratar los gérmenes que están en la misma. El problema aparece porque algunos de éstos son resistentes a los productos utilizados y a los sistemas de depuración. Algunos niños son susceptibles a que las bacterias, sobre todo una de ellas conocida como Pseudomona, prolifere en su oído externo causando enrojecimiento, edema y dolor muy intenso que no respeta las horas del día, que se exacerba cuando se toca esa oreja. No es frecuente que se acompañe de fiebre, siendo el dolor su síntoma principal.
Al estar instalada, el tratamiento se realiza en forma local con gotitas con antibióticos, analgésicos por vía oral como dipirona, ibuprofeno o paracetamol, algunos de los que también tienen un potente efecto antiinflamatorio. En ese momento está contraindicado colocar tapones de protección y tampoco pueden concurrir a natación.
¿Cómo podemos prevenir que aparezca? Por supuesto que debemos continuar enviándolos a nadar, no solo es necesario sino que les hace mucho bien y les encanta el agua. El suspender la piscina no es una buena idea.
Recomendamos no utilizar cotonetes porque con ellos eliminamos la capa de cera que protege al oído externo de los gérmenes que mencionamos. Si bien es cierto que es fundamental que los niños tengan los oídos secos, que lo hagan con la misma toalla o una prenda de algodón, pero no con cotonetes.
Si las otitis externas son frecuencias, recomendamos el uso de tapones de silicona cuando el oído está sano, aunque no siempre es fácil que se los dejen colocar y que los mantengan en correcta posición durante el tiempo que permanecen en el agua.
Recordar que las otitis externas por agua de piscina raramente provocan fiebre, pero en caso de tenerla hay que pensar que la otitis progresó y comprometió el tímpano siendo necesario agregar antibióticos vía oral.
En la próxima columna nos referiremos a otra forma de otitis que se ven en esta época del año favorecida por las infecciones respiratorias y la dificultad para el drenaje del oído a la faringe, la otitis media aguda.
Nos vemos en la próxima.
Médica pediátra
Coordinadora Área Programática de la Niñez
Dirección General de Salud
Podés seguir a nuestra pediatra de cabecera en Twitter como @AliFernandezUY