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Los ciclos de Marha: Quedarse quietos y portarse bien, dos acciones que las infancias no necesitan

En una nueva columna, la doula y educadora perinatal expone sobre las cosas que un niño pequeño no solo no necesita sino que pueden afectar su desarrollo

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Foto: Pixabay

Por Marha Scanu

Un niño o una niña de 0 a 3 años (y más) no necesita golpes, penitencias ni gritos. No necesita ser violentado/a para tener limites, ni para saber "quién manda", ni para ser mejor persona, ni para aprender a respetar. Los límites siempre deben ser respetuosos y basados en el amor y en la certeza de que los/as niños/as nos desafían para aprender del mundo y no porque quieran hacernos enojar o porque nos estén "tomando el punto".

Quedarse quieto no está en su naturaleza, por lo tanto no lo necesita. No necesita pasar la mayor parte del día adentro de un corralito, ni en un coche, ni en un andador. Necesita tiempo y espacio disponible, un adulto cuidando y piso. Ya sea en alfombra mientras no camina o cualquier superficie segura después.

Portarse bien es un concepto adultocéntrico que encima tiene distintas definiciones para cada persona. Un niño en primera infancia es innatamente explorador. Si se porta "demasiado bien", no se mueve mucho, no explora, no interactúa...entonces hay que consultar con su pediatra.

No necesita ser tratado como objeto ni ser llevado para acá y para allá sin explicaciones, estar al cuidado de cualquier persona o de muchas personas "para que se acostumbre”, no ser consultado, o al menos avisado, sobre lo que ocurre. La anticipación y el relato del día a día ayudan a las infancias a construir seguridad y nociones sobre la vida y el mundo.

Las pantallas son una gran polémica y hay muchas opiniones al respecto; desde quienes no las usan para nada, hasta quienes las utilizan frecuentemente, y en el medio un abanico de posibilidades. La realidad es que no las necesitan. Ni para estar entretenidos/as, ni para aprender, ni para calmarse, ni para “que se quede quieto un segundo mientras me baño”. Además el uso recurrente les hace mucho daño. Realmente no son una buena opción.

La necesidad del adulto de un poco de paz mientras cuida y cría, es real, sana y esperable. Por otra parte la falta de red hace que caigamos en "herramientas" que no queremos utilizar, porque no hay enemigo más grande de la crianza que el cansancio y la soledad. Por estos dos motivos esta columna no es para juzgar las prácticas de crianza de nadie. Simplemente es para poner el foco en las infancias y buscar alternativas a aquello que realmente no necesitan, que les hace daño y/o no contribuyen con su desarrollo.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA

Marha Scanu

Marha Scanu

Lic. en Comunicación, Educadora en primera infancia, Doula, Educadora perinatal.

Podés seguirla en Instagram como @losciclosdemarha

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