Por El Tiempo (GDA)
Dormir, además de necesario, es placentero más allá de los gustos particulares de cada uno para hacerlo. Como no todos comparten las mismas preferencias, para algunas parejas es un problema adaptarse a la forma de dormir de sus enamorados. Una problemática que ha venido en aumento y que ha generado la ruptura de noviazgos y matrimonios producto de lo que en Reino Unido llaman ‘Sleep Divorce’, o divorcio de dormitorio.
Esta situación ha hecho que la relación conyugal tenga un cambio de percepción, pues ahora las parejas están optando por dormir en cuartos separados luego de descubrir que no eran aptos para soportar las formas de descanso de su esposo o esposa.
Una investigación del Better Sleep Council señaló que uno de cada diez estadounidenses pasa la noche en dormitorios diferentes. Los beneficios de esta práctica pueden impulsar la calidad del sueño e incrementar las relaciones sexuales.
Dormir bien ayuda a mejorar la relación de pareja
Ahora bien, el ser humano pasa por cinco fases del sueño que se van repitiendo cíclicamente conforme avanza la noche.
En las tres primeras etapas, el individuo experimenta un estado de somnolencia que puede ser fácilmente alterable con cualquier estímulo externo, por lo que una pareja con un hábito de descanso incómodo podría no dejarlo dormir adecuadamente.
Así pues, según algunos análisis de especialistas del sueño, dormir profundamente se alcanza cuando se llega a la fase 4 y al alcanzar la fase REM. Aquí es donde el cerebro tiene mayor actividad, los músculos se relajan y se activa el mecanismo de retención de información.
Un estudio realizado por la Universidad de Nuremberg, en Estados Unidos, ha mencionado que los problemas de pareja pueden estar relacionados con la falta de sueño y la incomodidad que produce compartir un espacio de relajación con una persona con diferentes modos de concebir el sueño.
“Sin duda, el descanso es mayor durmiendo solo que acompañado, porque no afecta cuando la otra persona da vueltas o se mueve, ya que cada uno tiene su propio colchón”, indica la psicóloga Silvia Congost al diario 'La Vanguardia'.
Por otra parte, la experta señala que "se pueden mantener los efectos positivos derivados de compartir lecho, como la seguridad e intimidad en la pareja, manteniendo ambas camas en la misma habitación”.Dormir bien, entonces, es uno de los puntos clave para que ambos mantengan una armonía emocional adecuada y se pueda llevar una relación placentera no necesariamente compartiendo dormitorio.
Ayuda a la actividad sexual
Esto es aplicable, por supuesto, al sexo. Perder a la pareja del lado de la cama podría ser un incentivo para mantener relaciones, además de empezar a extrañar a la otra persona y buscarla para pasar más momentos de calidad juntos.
“La sexualidad queda mermada por la rutina; dos camas y dos habitaciones pueden surgir efecto para mejorar las relaciones sexuales, ya que desciende lo rutinario y “se echa de menos a la pareja”, comentó García Soriano al diario ‘La Vanguardia’.
“Muchas parejas que duermen en camas separadas tienen relaciones sexuales con normalidad y, cuando han acabado, cada uno se va a su cama y descansan mejor", agregó.
Si bien la experta señala que dormir separado puede traer beneficios, también es posible que se generen conflictos y termine por terminar de fracturar totalmente la relación. Por eso, es fundamental que haya comunicación antes de tomar la decisión de pasar la noche separados.