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Eduardo Lanza, nuestro experto en vinos, cuenta sobre una gigantesca cava que contiene casi 2:000.000 de botellas y figura en el Guiness de los Récords como la mayor colección de vinos del mundo.
A Milestii Misi la llaman la bodega más grande del mundo, pero en realidad es una gigantesca cava o un enorme depósito de vinos en la República de Moldavia.
Está muy cerca de la capital de este pequeño país de apenas 33.000 km2 y tres millones de habitantes, que no tiene costas sobre el mar Negro y está enclavado entre Ucrania y Rumania. Tres países en los que la agricultura predomina y donde por supuesto, los viñedos no podían faltar.
La tradición vitivinícola está muy arraigada y los viticultores son un pilar básico de su economía. No sabemos casi nada de los vinos moldavos, que durante muchas décadas fueron exportados exclusivamente a la Unión Soviética.
Este canal comercial se interrumpió a partir de 2016, a causa de los embargos impuestos por Vladimir Putin. Con estas medidas, el actual “zar ruso “decidió castigar la nueva orientación política de la pequeña nación que, en ese año, solicitó su ingreso a la Unión Europea.
En 2005 Milestii Mici fue incluida en el libro Guiness de los Récords como la mayor colección de vinos del mundo, al contener casi 2:000.000 de botellas (la mayor parte son tintos, 20% blancos y 10% vinos dulces)..
En 1969, aprovechando las galerías subterráneas de una antigua mina de piedra caliza, cuya profundidad llega hasta los 85 metros y llevaba un tiempo en desuso, se fundó la State Enterprise Quality Wines Industrial Complex o “Milestii Mici”. Su objetivo era almacenar, conservar y madurar vinos de alta calidad.
Sus túneles abarcan casi 200 kilómetros, aunque sólo una parte está destinada a la colección de vinos. La temperatura de este entramado de calles subterráneas, oscila entre 12 y 14 grados, con una humedad relativa constante entre el 85% y el 95%, condiciones ideales para guardar la gran colección.
Cada año más de 20.000 personas visitan esta ciudad subterránea, un verdadero laberinto donde ha sido necesario hacer senderos con señalización y dar nombre a sus calles, para facilitar el recorrido que puede hacerse en carritos de golf, en bicicleta o a pie.
Una vez en su interior, pueden realizarse catas o contratar menús especiales para degustar con sus vinos, cuyos precios oscilan entre 10 euros y hasta 500 (los de las excelentes cosechas de 1973 y 1974). Por otra parte, allí se guardan las colecciones privadas de particulares de muy diversos países del mundo.
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Es Ingeniero químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas.
Es fundador de Catadores. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino desde hace más de 25 años.