BIENESTAR
La avena es uno de los cereales que no pueden consumir las personas con celiaquía. Aunque en su composición natural pareciera no tener gluten, en su proceso de industrialización puede contaminarse
Es fuente principal de múltiples nutrientes y puede incluirse en casi todas las comidas. En muchos casos, se puede usar para reemplazar otros alimentos.
La avena se clasifica como un grano entero. Es decir, que contiene todas las partes que la componen. Esto la vuelve un alimento de excelente calidad. Empezando por su importante aporte de fibra, fundamental para el buen funcionamiento intestinal y saciedad, hace que los alimentos permanezcan más tiempo en el estómago (retardando el vaciamiento gástrico) y ayuda a disminuir el colesterol y la glucosa en sangre.
Por otro lado, es una fuente importante de micronutrientes, como las vitaminas y minerales, entre las que se destaca la Vitamina E, con un alto poder antioxidante con un importante papel en la prevención de enfermedades. En cuanto a su contenido de antioxidantes, tiene también propiedades para el cuidado de la piel, y ayuda a mejorar la cicatrización.
"La avena es una buena fuente de compuestos como fitoesteroles, flavonoides y dos tipos fitoquímicos que solo los podemos encontrar en ella: avenantramidas (AVAs) y las saponinas esteroidales, que también son importantes a nivel de la prevención de enfermedades por sus propiedades antioxidantes. Además, posee propiedades antiinflamatorias y anti aterogénicas, por lo cual ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares", detalla la Lic. Melany Carlovich, nutricionista de CRENYF (MN 8102).
No todos pueden consumirla en igual medida. "La avena es uno de los cereales que no pueden consumir las personas con celiaquía. Aunque en su composición natural pareciera no tener gluten, en su proceso de industrialización puede encontrarse contaminada por granos de trigo, cebada y centeno por lo que se recomienda no consumirla", resume la Lic. Carlovich.
¿Qué alimentos pueden ser reemplazados por avena?
Puede servir para reemplazar, por ejemplo, los cereales del desayuno, que suelen ser altos en azúcar y bajo en fibra.
Las harinas blancas en preparaciones, aportando más nutrientes y más fibras.
También se puede usar para reemplazar los rebozadores y el pan rallado en aquellos alimentos rebozados como, por ejemplo, las milanesas.