Con los hijos
Fanny Berger nos cuenta sobre el apego y los distintos tipos que se pueden dar en la relación progenitores-hijo. Conocé sus consejos en esta columna.
El bebe humano necesita de otra persona que lo cuide de las inclemencias del tiempo, que lo alimente,o de lo contrario no podrá sobrevivir. La teoría del apego muestra la importancia que se establece entre el recién nacido, luego el niño, con las personas que lo cuidan (llamados figuras de apego o cuidadores primarios).
El psiquiatra inglés John Bowlby es el creador de la teoría del apego. En ella mostró que hay distintas formas de relacionarse entre el cuidador y el niño y que el vínculo dependerá de como el pequeño gestione sus miedos, rabias, angustias, tristezas ante pérdidas y separaciones de las figuras de apego.
El apego es el vínculo emocional entre el niño y el progenitor. Este es importante para ver cómo el pequeño gestiona sus emociones displacenteras y es también un predecesor de cómo se relacionará en su vida adulta con otras personas.
La actitud de los padres es muy importante en el desarrollo emocional y relacional de sus hijos. Los progenitores deben captar las señales que emiten los pequeños y ser ellos mismos una base de confianza y seguridad para responder a sus necesidades. El pequeño tiene que sentir que la figura de apego se hace cargo de su bienestar físico y emocional.
Existen cuatro tipos distintos de apego: apego seguro, apego inseguro ansioso o ambivalente, apego inseguro evitativo y apego desorganizado.
El apego seguro
Este se caracteriza porque el pequeño busca la protección y la seguridad del cuidador primario, que generalmente es la madre, y recibe cuidado constante. La figura de apego suele ser una persona cariñosa y que siempre se muestra afectiva, lo que permite que el niño desarrolle un concepto de sí mismo y de autoconfianza positivos.
En la vida adulta serán personas cálidas, estables y con relaciones interpersonales satisfactorias. Tendrán una buena autoestima y confianza en sus vínculos íntimos, pues se sienten seguros.
El apego inseguro ambivalente
Un niño con apego inseguro ambivalente suele tener una madre que no reacciona de forma consistente. Esto quiere decir que unas veces son cálidos y cariñosos, pero otras, precisamente cuando el niño más demanda, se muestran fríos e inaccesibles.
En la primera infancia el niño se angustia mucho cuando el padre lo deja en la guardería, se siente muy inseguro. Son padres impredecibles y a veces amenazan a sus hijos como método educativo. Suelen decir frases tales como "si no comes, te voy a …" pero no siempre cumplen sus amenazas. Por lo tanto el pequeño siente ansiedad, no sabe cómo sus padres reaccionarán.
El niño será ansioso, inseguro en sus vínculos. Buscará la constante aprobación de los otros. En la vida adulta son individuos dependientes, desconfiados y tienen una visión poco positiva de sí mismos y de sus relaciones interpersonales. Presentan niveles altos de angustia y ansiedad. Buscaran la aprobación de los otros y pruebas de amor y cariño. Desconfían de los demás y buscan verificar la relación, a menudo con comportamientos extremos que pueden ser contraproducentes.
El apego inseguro evitativo
El apego inseguro evitativo se caracteriza porque el pequeño se cría en un entorno en el que el cuidador más cercano no atiende sus necesidades de protección. Esto es contraproducente para el desarrollo del pequeño puesto que no le ayuda a adquirir el sentimiento de confianza hacia sí mismo que necesitará posteriormente en su vida. Por tanto, los niños se sienten abandonados, sobre todo en el plano emocional.
En la vida adulta se aíslan porque no se sienten cómodos en la intimidad con otras personas. Son muy independientes, autosuficientes en apariencia pues evitan apegarse a sus parejas y sin necesidad de relaciones cercanas. Suelen reprimir sus sentimientos y a veces mantener relaciones superficiales y ocasionales. Estas personas son incapaces de escuchar sus propias necesidades.
El apego inseguro desorganizado
En el apego inseguro desorganizado, el bebé se ha criado en un entorno que le es muy hostil, en donde siempre hay agresividad en forma de malos tratos tanto físicos como psicológicos y, en ocasiones, también pueden haber abusos sexuales.
La relación bebe- cuidador es mucho más amenazante que en los apegos ansiosos y evitativos porque el cuidador es agresivo, violento, y abusa o maltrata al niño. Dicho apego tiene su origen en ambientes patológicos.
Como adultos, las personas con apego desorganizado han aprendido que las relaciones íntimas están llenas de agresividad, de manera que anticiparán que van a ser agredidos por los demás. Por tanto, se vuelven personas inestables y poco predecibles, como lo han sido sus cuidadores con ellos.
Suelen verse a sí mismos con poco valor y desconfían de los demás. Igual que los anteriores buscan menos la intimidad y suelen suprimir sus emociones.
Dos buenas noticias:
1) Un niño puede tener apego seguro con su padre y/o cuidador y con su madre establecer apego evitativo, lo cual es positivo para su desarrollo emocional.
2) Es posible a través de terapia individual ayudar a que las personas puedan establecer un apego seguro a pesar de haber tenido apegos inseguros en su infancia.
Es psicoterapeuta gestáltica. Se dedica niños, adolescentes y adultos, y trabaja en el apoyo de padres. Implementó “terapia de alcance breve”, que en cinco sesiones trata temas concretos. Es conferencista y escribió varios libros.
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