Por Fanny Berger

La abuelez es una etapa de la vida que implica que varios circuitos emocionales se encienden a la vez, dentro del abuelo, produciendo una gran sensibilidad. 

El primer circuito que se prende es el del abuelo con su propio nieto, en el aquí y ahora. 

El segundo circuito es el abuelo cuando fue padre o sea se acuerda de sus vivencias cuando educó a sus hijos, hoy transformados en padres de sus nietos. 

Existen otros circuitos, como por ejemplo el abuelo con sus propios abuelos. Es una etapa en la cual se despiertan gran cantidad de emociones, por lo tanto el abuelo puede a través de sus nietos cerrar asuntos inconclusos que le quedaron con sus hijos. Sí fue una persona fría con sus hijos, tal vez por la situación que atravesaba, hoy, en otro momento de su vida, puede demostrar el afecto a sus nietos que le hubiera gustado expresar a sus hijos, pero no pudo en el allá y entonces.

La primera función del abuelo es la transmisión de valores. Por el momento de vida en que se encuentra, tiene experiencia y puede ayudar a transmitir valores que hoy están en desuso y son muy necesarios para la vida en sociedad.

Abuelez es sinónimo de madurez, no de vejez.

Los abuelos fueron educados en la época donde la perseverancia y la tenacidad eran valores que guiaban las conductas de los hombres. Hoy la rapidez, lo instantáneo y lo que causa placer son valores que mueven a las nuevas generaciones. En la vida, muchos objetivos se logran con esfuerzo y con mucha dedicación.

El abuelo es un ser con experiencia de vida, ama a sus nietos, por lo tanto puede transmitirla. Hoy en día se valora lo joven, lo nuevo, pero se pierde la transmisión de los aprendizajes de vida, hecho de gran significación para los nietos. Existen culturas antiguas donde el consejo de ancianos era un lugar de privilegio, justamente por el conocimiento que solo brinda el haber vivido la vida durante muchos años y en distintas situaciones.

La segunda función del abuelo es narrar la historia familiar para desarrollar el sentido de pertenencia. Cuando él relata la historia de su familia, los nietos comienzan a enterarse del pasado y desarrollan dentro de sí su sentido de pertenencia, algo que ayuda a desarrollar una buena autoestima.

El sentido de pertenencia ayuda a las personas a sentirse parte de un todo y puede atenuar el sentimiento de soledad. Millones de personas se sienten sin raíces, sin pasado y sin el importante sentimiento de ser parte de una familia, de un grupo humano. Esa falta de sentido de pertenencia puede producir un gran vacío existencial, que cada ser humano tratará de llenar cómo pueda. El abuelo puede contribuir a que sus nietos se sientan mejor conociendo el pasado de su familia, aunque a veces puede existir dolor.

Los padres son los responsables de la educación de sus hijos. Los abuelos pueden no estar de acuerdo con la forma en sus hijos educan a sus nietos, pero tienen que respetar y valorar el lugar del padre. 

Se puede poner en palabras las diferencias sin críticas, por ejemplo: en tu casa tus padres te dejan, acá en mi casa no se puede. A los nietos les duele mucho ver los conflictos entre sus abuelos y padres y sobre todo si son por temas relacionados con ellos.

Hay abuelos que ven a sus nietos poco y tratan de pasar un buen momento con ellos. También hay abuelos que pasan varias horas al día y tienen un rol importante en la educación. Durante las crisis de pareja o familiares tienen que ser un manantial de calma y amor con sus nietos y no desautorizar a sus padres, ni tomar partido por uno de ellos.

Lo mejor es contener y sostener emocionalmente a los nietos en momentos de tensión familiar.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA

Fanny Berger

Es psicoterapeuta gestáltica. Se dedica niños, adolescentes y adultos, y trabaja en el apoyo de padres. Implementó “terapia de alcance breve”, que en cinco sesiones trata temas concretos. Es conferencista y escribió varios libros.

Podés contactarla en su página de facebooko a través del teléfono celular 099 289 282.