Resultados de estudios de resonancia magnética del Hospital General de Massachusetts publicados en la revista especializada Scientific American, reveló que las personas que tienen el hábito de meditar presentan un incremento en la densidad de materia gris en zonas del cerebro relacionadas con el aprendizaje, la memoria, la regulación de las emociones y la empatía.

La relajación y los efectos antiestrés de la meditación permiten tener mejores noches de sueño, al facilitarnos desconectar por las noches de los problemas cotidianos, y relajar los músculos.

El dar rienda suelta a nuestros pensamientos y el mantenernos constantemente resolviendo problemas, laborales o cotidianos, representa un desgaste constante para la mente, la cual encuentra en la meditación una forma de depuración de pensamientos, y brinda un efecto calmante.

Además, se demostró que meditar de forma constante, junto a otras actividades como practicar yoga, puede prevenir el alzheimer y el deterioro cognitivo leve.

Para estos fines sirve el soltar aquello que no podemos controlar, y la meditación ayuda precisamente a comprender esto desde la conciencia, además de que disminuye de forma natural los niveles de cortisol en el cuerpo, la hormona responsable del estrés.

También, ayuda a reducir emociones negativas y nos ayuda a ver las situaciones estresantes o detonantes de ansiedad desde otra perspectiva, al permitirnos un mejor conocimiento de nosotros mismos, así como reforzar nuestra paz interior.