Realeza
Cuando llegue el momento, la futura 'reina consorte' Camilla, esposa del príncipe Carlos de Inglaterra, llevará las mismas joyas de la reina madre.
La reina Isabel II expresó su deseo de que la segunda esposa de su hijo Carlos sea coronada como reina consorte y así dio por terminadas las especulaciones sobre si Camilla de Cornualles podría llevar el título que le corresponde históricamente a la esposa del rey.
Esto se había puesto en duda, debido a la extrema sensibilidad que generó su relación, primero clandestina con el príncipe, mientras estuvo casado con Diana de Gales. Pero, tantos años después del matrimonio que la convirtió en Duquesa de Cornualles (Carlos y Camilla se casaron en el 2005), el público y el visto bueno de la reina empiezan a asumir que Camilla finalmente será reina.
Y parte de la atención sobre este anuncio ha llevado a especular sobre cómo será la coronación de Carlos y Camilla. Se estima que se seguirán los líneamientos de la coronación de Jorge VI, padre de Isabel II, en 1937.
En ese momento, Isabel Bowes-Lyon, fue coronada como reina consorte y llevó sobre su cabeza una joya muy especial: hoy conocida como corona de la reina madre, además usó el anillo de coronación de la reina Adelaida, tía de la reina Victoria.
La historia de estas joyas ha vuelto a protagonizar la conversación sobre la realeza esta semana, debido a que una de ellas, la corona, es llamada "la joya maldita" y tiene una leyenda que reza que lleva una maldición para quien la ostenta.
La supuesta maldición se debe a la presencia del famoso diamante Koh-i-Noor, hallado en una mina en la India, y que llegó a la casa real inglesa cuando la reina Victoria estaba en el trono, en el siglo XVIII. De hecho, fue un regalo para ella, por parte del sultán turco Abdul Medjid, en agradecimiento por su apoyo en la guerra de Crimea.
El diamante, cuyo nombre, Koh-i-Noor, significa "montaña de luz" fue el más grande del mundo, pues llegó a tener 793 quilates, y se llegó a crear la leyenda de que se trataba del ojo de una deidad. Fue una joya de la realeza india que al llegar a manos de la casa real Inglesa sufrió diferentes cambios. La reina Victoria lo usó inicialmente como broche.
La maldición que lo rodeaba indicaba que cualquiera que lo posea será dueño del mundo, pero, a la vez tendrá una muerte trágica. Sin embargo, también tenía una salvedad: que este si no oscuro solo recaía sobre los hombres. En 1852, el príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria, conocedor de esta historia, decidió "librarlo" de esas leyendas y lo mandó cortar a su tamaño actual, en 1852.
El Koh-i-Noor tiene ahora 108 kilates, su valor es incalculable, y más allá de las maldiciones, sí le ha traído al Reino Unido disputas, por su propiedad, con países como India y Pakistán.
Así como antes pasó por varias familias nobles en la India, en Reino Unido, el diamante pasó a ser parte protagonista de varias joyas de la corona inglesa, hasta terminar en la corona que llevó Isabel Bowes-Lyon -madre de Isabel II- en su coronación como reina consorte.
La corona de la reina madre fue confeccionada por la Joyería Garrad & Co, está hecha con platino y 2.800 diamantes, entre estos el Koh-i-Noor, ubicado en medio de la cruz maltesa de la corona de la reina consorte.
Nunca este diamante ha sido usado por un hombre de la casa real inglesa -curándose en salud de la maldición- y la última vez que fue visto en público, fue en el funeral de la Reina Madre, en el 2002, cuando la corona fue posada sobre el féretro de la madre de Isabel II.
Por el momento, la joya -que nunca ha sido usada por la reina Isabel- permanece bajo custodia con las demás joyas de la corona en la Torre de Londres, quizás en espera de la coronación de Camilla de Cornualles como reina consorte.