Por Medicos sin Fronteras
Maha* fue al hospital cuando acababa de empezar el parto, pero no la admitieron porque todas las salas de partos estaban llenas. Desanimada, regresó a su tienda improvisada, una de las muchas que se levantan en los campos de desplazados internos de Rafah, en medio del frío invierno. En Rafah, ciudad del sur de Gaza, vivían 300.000 palestinos antes de la guerra; esa cifra se disparó a 1,5 millones cuando los gazatíes huyeron de los bombardeos y tras las órdenes de evacuación en la zona norte y central del enclave. Por desgracia, Maha no pudo volver al hospital. Dio a luz a su hijo fallecido en un baño público.
La guerra en Gaza, marcada por la terrible falta de ayuda humanitaria y los ataques a los centros de atención sanitaria, ha interrumpido por completo el acceso a la atención materna, exponiendo tanto a las madres como a sus hijos a riesgos graves e incluso mortales. En la zona de Rafah, el Hospital materno Emiratí sigue siendo el principal centro que atiende las necesidades de salud materna de las mujeres embarazadas desplazadas.
Las necesidades son enormes: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que hay 50.000 mujeres embarazadas en la Franja de Gaza y, de acuerdo con los datos de UNICEF, han nacido unos 20.000 bebés desde el comienzo de la guerra.
Ante el abrumador aumento de las necesidades y la falta de capacidad, el Hospital Emiratí sólo puede atender los partos más urgentes y con riesgo de muerte. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) están profundamente alarmados por el deterioro de la atención obstétrica en Gaza, causado por los continuos bombardeos, las restricciones a la ayuda humanitaria y los ataques a instalaciones sanitarias.
"Con tanta gente desplazada, la situación en Rafah es aterradora", alerta la coordinadora de emergencias de MSF en Gaza, Pascale Coissard. "Todos los lugares están superpoblados, con gente viviendo en tiendas de campaña, escuelas y hospitales. El Hospital Emiratí está atendiendo ahora el triple de partos que antes de la guerra".
La crisis humanitaria que se está produciendo en Gaza ha dejado a las mujeres embarazadas sin revisiones médicas desde hace meses, ya que los servicios de atención primaria prácticamente no existen y las parturientas no pueden llegar a los hospitales por falta de combustible y capacidad en los pocos centros médicos que quedan. Las mujeres desplazadas que viven en condiciones deplorables dan a luz en tiendas de plástico y edificios públicos. Las que consiguen dar a luz en un hospital a menudo regresan a sus refugios improvisados pocas horas después de someterse a una cesárea.
Para reducir el riesgo de morbilidad y mortalidad materna y neonatal, MSF presta apoyo al Hospital Emiratí en material de atención postnatal añadiendo 12 camas al área de maternidad, hasta alcanzar una capacidad de 20 camas, lo que permite que más pacientes reciban un seguimiento adecuado tras el parto.
"Sin suministros suficientes y con demasiados pacientes, el sistema sanitario está desbordado y las madres se ven obligadas a recibir el alta a las pocas horas de dar a luz", explica la responsable de actividades de matronas de MSF, Rita Botelho da Costa. "Las primeras 24 horas posparto son las de mayor riesgo de complicaciones, y con la gente viviendo en condiciones terribles, resulta clave mantener a la paciente en el hospital el mayor tiempo posible".
Con tan escaso acceso a los servicios de salud materna, muchas mujeres embarazadas no han recibido ninguna atención desde el inicio de la guerra y no han podido hacer un seguimiento la salud de su hijo.
Embarazadas de seis meses, Rana Abu Hameida, de 33 años, ingresó en la maternidad del Hospital Emiratí porque sufría complicaciones. Rana nunca se había sometido a un control prenatal desde el comienzo de la guerra. "Después de que me desplazaran, me resultó difícil conseguir transporte y encontrar servicios sanitarios", explica. Abu Hameida se desplazó desde Beit Lahya, en el norte de Gaza, y, como Maha*, ahora duerme en una tienda de campaña. "Es difícil encontrar un lugar para recibir tratamiento u organizar mi vida para poder reanudar las revisiones mensuales. Me alojo en una tienda de campaña; la vida es dura, sobre todo cuando se trata de conseguir comida o agua y de dormir sin ropa de cama adecuada".
Cuando las mujeres embarazadas no tienen acceso adecuado a atención sanitaria, alimentos suficientes o alojamiento, ellas y sus hijos tienen más probabilidades de sufrir complicaciones de salud, incluidas infecciones. Los hijos de mujeres embarazadas o lactantes desnutridas corren un riesgo inmediato de padecer problemas de salud y posibles problemas de desarrollo a largo plazo.
Más de un tercio de las pacientes que acudieron a atención prenatal presentaban anemia, una afección que suele asociarse a una carencia de hierro, lo que constituye un problema crítico para las mujeres embarazadas, que a menudo necesitan suplementos de hierro. Además, casi la mitad de estas mujeres presentaban infecciones genitourinarias, como infecciones del tracto urinario.
En Rafah, los equipos de MSF prestan atención posnatal y apoyo en salud mental en el Hospital Emiratí. En la clínica de Al Shaboura, las mujeres embarazadas reciben atención prenatal, detección de malnutrición y alimentación terapéutica suplementaria si es necesario.
En la primera semana de enero, profesionales de ginecología y obstetricia de MSF atendieron a más de 200 pacientes en la clínica de Al Shaboura. En la sala de cuidados posnatales del Hospital Emiratí, en la primera semana de ampliación de la sala, los equipos de MSF recibieron a más de 170 pacientes. Sin embargo, sin una ayuda humanitaria suficiente a Gaza y sin protección para los pocos centros de salud que siguen operativos, la prestación de asistencia seguirá siendo una gota en el océano.
Por ello, MSF reitera su llamamiento a un alto el fuego inmediato e incondicional y a la protección de las instalaciones sanitarias para salvar vidas. La organización médico-humanitaria insiste, así mismo, en la urgencia de restablecer sin demora el flujo de ayuda humanitaria a Gaza y de restablecer el sistema de salud, del que depende críticamente la supervivencia de madres y niños en la Franja.
* Nombre modificado para mantener la confidencialidad.