Realeza

la nación / gda

Hace apenas unas semanas trascendió que, poco después de la celebración de su boda en 2018, los duques de Sussex le pidieron permiso a la reina  Isabel II para vivir en el castillo de Windsor, pero la monarca rechazó la petición.

Una vez casados, Meghan y Harry aspiraban a permanecer en el Reino Unido y vivir en un lugar más grande que Frogmore Cottage para formar una familia. Fue a fines de 2017 que la pareja se comprometió y de inmediato se mudaron a un departamento privado de dos habitaciones en el Palacio de Kensington, a escasos metros del lugar donde residen los duques de Cambridge.

De acuerdo con la especialista en realeza Roya Nikkhah, los duques probaron si tal vez obtendrían una respuesta favorable por parte de la reina, pero esto no ocurrió así. “Inicialmente, la pareja puso su corazón en Windsor”, expresó la editora del Sunday Times, y agregó que los duques “se decepcionaron” con la decisión de Isabel.

En ese sentido, Isabel rechazó el pedido y en su lugar les ofreció la casa histórica que data de 1801. Según otro experto, Hugo Vickers, el fundamento estaría asociado que el lugar no sería “el apropiado” según los parámetros de la reina. Pese a que no trascendieron mayores explicaciones, lo cierto es que la monarca tiene la libertad de tomar este tipo de decisiones sin tener que rendir cuentas por ello.

Antes del nacimiento de Archie en 2019, la pareja se mudó a Frogmore Cottage, pero más tarde de lo que planearon inicialmente, por la envergadura de los trabajos de remodelación de la propiedad. Luego decidieron salir del Reino Unido, algo que también provocó tensión dentro de la familia real.

Actualmente, y pese a que viven rodeados de lujos en Montecito desde 2020, los duques tienen sus opciones para adquirir una nueva propiedad, una mansión descrita como “el Palacio de Versalles de California”, valuada en 29 millones de dólares. Situada en el mismo barrio donde residen, tendrían como vecinos a celebridades como Oprah, Gwyneth Paltrow y Ellen DeGeneres.