Realeza
La reina sabía que Harry y Meghan aspiraban a tener una vida "ordinaria". Johannesburgo sería para ellos lo que Malta fue para ella y Felipe.
Antes de la ruptura entre los duques de Sussex y la Casa de Windsor, la reina Isabel II tenía en mente un plan para aflojar tensiones y darle aHarry y Meghan Markle responsabilidades concretas fuera del territorio británico: enviar a la joven pareja a vivir en África por un año.
La idea se desprende del libro Batalla de Hermanos -que desnuda los conflictos internos entre William y Harry- obra del historiador Robert Lacey, una de las mentes detrás de la serie The Crown y autor de la biografía de la propia Isabel, que fue best seller.
Según las afirmaciones del historiador (un fragmento del libro fue publicado en el diario Daily Mail) hay varios factores a tener en cuenta. Uno de ellos es la dificultad de la monarca para encontrar un rol que se adecúe al perfil moderno de la pareja.
"Este era el gran paso, integrar a una nueva recluta de raza mixta -la primera en la historia- a la totalmente blanca familia real, que necesitaba mantener su posición en una sociedad que se estaba volviendo racialmente diversa cada día. Era un desafío profundo, con enormes implicancias en la identidad y relevancia a largo plazo -e incluso quizás en la supervivencia- de la corona en un mundo cambiante.
Pero también era una oportunidad inmensa, ya que la unión interracial de los populares Harry y Meghan, 'las estrellas de rock de la realeza', representó una chance única para acercar a la monarquía a la gente, gente de todas las razas y clases", analiza el autor.
Además, en el plan inicial entró en juego la melancolía de Isabel: muchas veces se dijo que sus mejores días fueron en Malta, en donde pasó gran parte de su vida entre 1949 y 1951, cuando Felipe de Edimburgo servía como oficial naval en aquella isla mediterránea.
La reina sabía que Harry y Meghan aspiraban a tener una vida "ordinaria", o lo más cercano a ello posible. Para eso había pensado en Sudáfrica. Johannesburgo sería para ellos lo que Malta fue para ella y el príncipe Felipe.
Pero el plan a largo plazo no era separarlos del resto del clan, sino darles una oportunidad para tomar distancia temporalmente y ejercer como embajadores de la familia real en un importante territorio de la Mancomunidad de Naciones.
En algún momento falló la estrategia
Lacey se lo atribuye a que la tarea fue encomendada a Edward Young, uno de los nuevos colaboradores de la reina, y no a su antiguo secretario privado Christopher Geidt, quien tenía mucha más confianza con los duques de Sussex.
Lo demás es historia. Meghan y Harry partieron de gira a África en 2019 y allí fue cuando se empezaron a visualizar como un todo separado de la realeza británica. Esto se vio por primera vez en el documental Harry & Meghan: An African Journey, que siguió a la pareja en su viaje y expuso como nunca sus miedos y sus tensiones con el entorno real y con la prensa en particular.
En conversación con el periodista de ITV Tom Bradby, Harry se sinceró y trazó un crudo paralelismo entre la presión mediática y los últimos días de su madre, Lady Diana: "Creo que por ser parte de esta familia, tener este rol y este trabajo, cada vez que veo una cámara, cada vez que escucho un 'click', cada vez que veo un flash, me remonta al pasado. En ese aspecto es el peor recordatorio de su vida. Estar aquí ahora, 22 años después, tratando de terminar lo que ella empezó, será increíblemente emocional. Todo lo que hago me recuerda a ella. Pero como te digo, este rol, este trabajo y el tipo de presiones que vienen con ello me recuerdan a las cosas malas, desafortunadamente".
También en dicho documental, el príncipe Harry reconoció un distanciamiento con su hermano mayor William. "Somos hermanos, siempre seremos hermanos. Ciertamente estamos en diferentes caminos en este momento. Siempre estaré allí para él y sé, él siempre estará allí para mí. No nos vemos tanto como solíamos porque estamos muy ocupados, pero lo amo mucho", remarcó aquella vez.