REALEZA
El nieto de la monarca heredará la propiedad privada del Ducado de Cornualles, compuesta por varias tierras valuadas en 1.200 millones de dólares.
La herencia que deja la reina Isabel II es tan solo uno de los motivos que obliga a la reorganización de los bienes dentro la familia real británica. La asunción al trono de Carlos III es otro de los factores que incide en la corona y, eso también alcanza al príncipe William, flamante heredero al trono.
Mientras Carlos adquiere bienes de su madre, William recibe otros tantos de su padre, según las normas monárquicas. Entre los que recibe, el futuro rey heredará la propiedad privada del Ducado de Cornualles, compuesta por varias tierras y propiedades que cubren casi 566 kilómetros cuadrados.
La propiedad del ducado de Cornualles, que recibe William, es una cartera en expansión de inversiones en propiedades, la mayoría de ellas localizadas en el suroeste de Inglaterra.
Según las cuentas del último año fiscal, el patrimonio del Ducado de Cornualles asciende a 1.000 millones de libras esterlinas, lo que equivale a 1.200 millones de dólares, según publicó CNN. El patrimonio real de estas tierras había sido establecido por el rey Eduardo III en 1337.
Carlos, que detentaba también el título de duque de Cornualles, le transfiere esta propiedad ahora a William. Según el sitio digital del ducado, los ingresos de estas propiedades se “utilizan para financiar las actividades públicas, privadas y caritativas” del duque de Cornualles.
Testamentos secretos
La propiedad de las tierras del ducado de Cornualles es tan solo una parte de los bienes que acumulará William. El número exacto quedará resguardado, como ocurre con el patrimonio de los otros restantes miembros de la familia real. En el Reino Unido, los testamentos reales no son públicos, por lo que el futuro de la fortuna permanecerá en secreto.
Según Forbes, la reina Isabel II tenía en 2021 una fortuna de alrededor de 500 millones de dólares, compuesta en su mayoría por sus joyas, su colección de arte, varias inversiones, la Casa Sandringham en Norfolk, y el Castillo de Balmoral en Escocia, donde murió. La reina había heredado ambas propiedades de su padre, el rey Jorge VI.
No obstante, la fortuna total de la corona está estimada en 18.000 millones de libras esterlinas (US$ 21.000 millones), al contabilizar terrenos, propiedades e inversiones. La mayor parte de ese volumen pasa hacia el nuevo monarca y su heredero, según CNN.
Laura Clancy, investigadora la Universidad de Lancaster y autora de un libro sobre finanzas reales, dio cuenta de la imposibilidad de conocer en profundidad los datos. “[Los testamentos reales] están ocultos, por lo que no tenemos idea de lo que hay en ellos y lo que valen. Y eso nunca se hace público”, dijo a CNN Business.
Con todo, Carlos III hereda la porción más grande de la corona británica, de acuerdo a lo que se conoce. Se trata del Crown Estate valuado en 16.500 millones de libras esterlinas (US$ 19.000 millones). Incluye vastas extensiones de propiedades en el centro de Londres y el suelo marino alrededor de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte. Tiene el estatus de una corporación y es administrada por funcionarios designados entre la corona y el gobierno.
No obstante, según un acuerdo que data de 1760, el monarca entrega todas las ganancias de esa herencia al gobierno a cambio de una porción, llamada Sovereign Grant (Subvención Soberana).