Realeza
La reina vive meses difíciles tras las polémicas revelaciones del príncipe Harry y la muerte de su marido, Felipe de Edimburgo
El último año fue muy duro para Isabel II. A la tensa relación con su nieto Harry y su esposa Meghan Markle se sumó la triste noticia de que su marido, el Felipe de Edimburgo falleció en abril pasado. Además, las restricciones por la pandemia de coronavirus impidieron que la monarca mantuviera su “cabeza ocupada en otras cosas”.
Por eso, a medida que comienzan alivianarse las medidas restrictivas en Reino Unido, la reina espera aumentar su carga de trabajo y la cantidad de compromisos.
Si bien es cierto que Isabel supo adaptarse a una agenda online, la monarca está ansiosa por retomar sus actividades presenciales y volver a conocer gente. “Su Majestad tiene un fuerte deseo de volver a salir”, aseguró un informante de la realeza al Daily Telegraph.
Adelantándose a lo que espera que sea el ritmo de sus próximas semanas, el fin de semana pasado, visitó Portsmouth y subió al buque insignia de la Royal Navy HMS Queen Elizabeth. A su vez, se espera que en los próximos días se informen los próximos compromisos reales, que se estima que serán de un perfil muy alto.
Si bien se especuló con que a los 95 años Isabel fuera cediéndole más espacio a su hijo y heredero, Carlos, y que ella misma se tomaría todo con más calma, pareciera ser que los planes reales son otros. Entre las actividades que se cree que tendrá la reina, está la reunión con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y otros líderes en la cumbre del G7. Asimismo, se espera que la monarca vuelva a Escocia para realizar distintas ceremonias.