REALEZA
Hasta su fallecimiento el jueves 8, la monarca británica gozó de una salud de hierro, por lo que surgieron distintas especulaciones.
Desde el pasado jueves 8 de septiembre, la reina Isabel IIes noticia en el mundo. Su fallecimiento, a los 96 años de edad, en el castillo de Balmoral, en Escocia, se manejó con total hermetismo, en especial acerca de las razones de su muerte.
Justamente, la mañana de ese jueves los médicos de la reina advirtieron sobre su delicado estado de salud y encendieron las alarmas.
Cabe destacar que la monarca británica había aparecido en público dos días antes cuando recibió a la primera ministra británica Liz Truss, quien sucedió a Boris Johnson. Ambos, se dirigieron hasta Balmoral, dadas las condiciones físicas de la reina, quien rompió el protocolo, puesto que este tipo de actos se suelen llevar en el Palacio de Buckingham en Londres.
En el conciso comunicado a través del cual se informaba oficialmente de su fallecimiento no se precisaba la razón del deceso real, asumiendo causas naturales para el mismo, a falta de conocerse que padeciera algún tipo de enfermedad degenerativa o terminal.
Ahora bien, entre los problemas de salud que atravesó Isabel II durante su reinado y que trascendieron de manera pública figuran: una fuerte gripe que padeció en 1993, la fractura de su muñeca izquierda en 1994, una operación de rodilla en 2003, una gastroenteritis en 2013 por la que tuvo que ser hospitalizada y la artritis que se le complicó en los últimos años de su vida y que, especialmente, la limitó en su movilidad por lo que tenía que usar bastón.
Más recientemente, Isabel II sufrió de covid en febrero de 2022 y, aunque se dijo que había superado con "síntomas leves, como un resfriado", es posible que haya contribuido a minar sus defensas.