Realeza
Aunque el príncipe había intentado mantenerse discreto sobre sus relaciones con Maxwell y Epstein, una demanda civil volvió a tener su nombre en el punto de mira.
El que todo indican como "hijo predilecto" de la reina Isabel II, el príncipe Andrés, fue visto durante años como un playboy y militar valiente, pero su vida está marcada por controversias y en los últimos tiempos cayó en desgracia en el marco de un escándalo de abusos sexuales.
El duque de York, de 61 años, héroe de la guerra de las Malvinas (1982) en la que luchó a los 22 años como piloto de helicóptero, vio su reputación comprometida por su embarazosa amistad con la británica Ghislaine Maxwell, condenada la semana pasada por tráfico sexual de menores en nombre del difunto financiero estadounidense Jeffrey Epstein, de quien era compañera y colaboradora cercana.
Aunque el príncipe, tercer hijo de la reina Isabel II, había intentado mantenerse discreto sobre sus relaciones con Maxwell y Epstein, una demanda civil presentada contra él en agosto por una víctima de ese multimillonario volvió a tener su nombre en el punto de mira.
En la demanda, la estadounidense Virginia Guiffre acusa al príncipe Andrés de haberla agredido sexualmente tres veces en 2001, cuando ella tenía 17 años.
Y asegura que lo hizo por la intermediación de su amigo Epstein quien, acusado de explotar sexualmente a niñas menores de edad durante años, se suicidó en prisión en agosto de 2019.
El duque de York, cuyos abogados se esforzaron en archivar la demanda ante la justicia estadounidense, siempre ha negado estas acusaciones.
En noviembre de 2019 trató de defenderse en una entrevista televisada con la BBC que se convirtió en un verdadero fiasco.
El príncipe, noveno en el orden de sucesión al trono británico, se mostró arrogante y carente de compasión por las presuntas víctimas de Epstein.
Explicó que el financiero le había permitido conocer a gente interesante y juzgó simplemente "inapropiado" el comportamiento de su amigo.
La entrevista provocó tal polémica que lo llevó a anunciar aquel año que se retiraba de la vida pública, una decisión humillante y rarísima para un miembro de la familia real
Amistades peligrosas
Nacido el 19 de febrero de 1960 en el Palacio de Buckingham, diez años después que su hermana, la princesa Ana, Andrés es el tercer hijo de la reina Isabel II y del príncipe Felipe. Niño fácil y lleno de entusiasmo, se dice que es el "hijo predilecto" de la monarca.
En su juventud fue uno de los solteros más codiciados y multiplicó las conquistas antes de casarse, en 1986, con Sara Ferguson. La reina le concedió el título de duque de York.
Dos hijas nacieron de esa unión, las princesas Beatriz (1988) y Eugenia (1990), pero el matrimonio no duró.
A pesar de su divorcio, en 1996, Andrés y Sara afirmaron ser siempre "los mejores amigos del mundo" y la duquesa recientemente salió en su defensa.
Tras su separación, Andrés fue visto junto a mujeres con los pechos descubiertos de vacaciones en Tailandia o participando en una fiesta sobre el tema "prostitutas y proxenetas" en Estados Unidos junto a Ghislaine Maxwell.
Después de 22 años en la Armada, el duque de York se convirtió en el representante especial del Reino Unido para el comercio internacional, pero fue sumamente criticado por sus elevados gastos a expensas de los contribuyentes.
Sus relaciones con el yerno del expresidente tunecino Ben Ali, así como con el hijo del difunto dictador libio Muamar Gadafi y con un sulfuroso multimillonario kazajo ya eran vistas con malos ojos, pero en 2011 salieron a la luz sus vínculos con Epstein, condenado en 2008 por conducir a las niñas a prostituirse.
Una foto muestra al príncipe Andrés abrazando a una jovencísima Virginia Guiffre, que entonces era conocida por su apellido de soltera Roberts; en otra se lo ve paseando por Central Park con Epstein, en diciembre de 2010, un año después de que este saliera de la cárcel.
Esta relación fue "imprudente", reconoció el príncipe.
Muy discreto desde que se retiró de la vida pública, ha aparecido unas cuantas veces junto a su madre y fue fotografiado envolviendo magdalenas para un hospicio con Sarah Ferguson durante el confinamiento.