Siete normas extrañas de la realeza británica

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Meghan Markle y el príncipe Harry. Foto: AFP

Realeza

La familia real de Gran Bretaña está obligada a obedecer distintas reglas a pesar de lo sorprendente que puedan parecer, en la actualidad, la mayoría de ellas

Cuando el príncipe Harry y Meghan Markle hicieron la polémica entrevista televisiva con Oprah Winfrey, revelaron muchas de las tensiones que sintieron como miembros de la corona británica, entre ellas, las estrictas y anticuadas normas de etiqueta que deben cumplir los miembros de la monarquía.

A continuación, se detallan las siete pautas más rigurosas que están obligados a cumplir los Windsor.

1. Prohibido quitarse el abrigo
Los miembros de la realeza no pueden sacarse sus abrigos en público. Según la revista OK!, la tradición real establece que si una mujer miembro de la familia real británica se quitara el abrigo delante de otras personas, se consideraría “poco femenino”.

Pero esta norma no es solamente para las mujeres de la corona, sino que también se aplica a los hombres, a los que se les pide lleven el abrigo puesto hasta que se encuentren en privado. Sin embargo, algunos de los miembros más jóvenes de la monarquía no cumplen esta regla.

2. Nada de selfies
Según explicó Markle en repetidas ocasiones en las que se encontraba con sus fanáticos, los miembros de la realeza no pueden tomarse selfies.

En 2017, mientras estaba parada frente a una multitud en Nottingham y ante el pedido reiterado de sus fanáticos, la esposa del príncipe Harry aseguró: “No se nos permite hacernos selfies”.

3. Llevar siempre una vestimenta negra
Es sabido que los miembros de la familia real viajan todo el tiempo y llevan consigo mucho equipaje. Por esta razón, entre las piezas básicas de su guardarropa de viaje están obligados a guardar siempre un atuendo negro.

Esta norma es para asegurar que entre las mudas de ropa que introducen en sus valijas haya siempre una indumentaria adecuada para vestir en caso de que algún dignatario, un político e, incluso, un miembro de la familia, muera de forma inesperada.

4. Caminar detrás de la reina
Como la reina Isabel II es la cabeza de la familia real británica, siempre tiene que caminar por delante de las demás personas.

En los compromisos públicos, Su Majestad debe estar delante del resto de sus acompañantes, quienes además tiene que hacer una reverencia o un saludo cuando estén frente a ella.

En 2018, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con la monarca en el castillo de Windsor como parte de una visita de trabajo de cuatro días por el Reino Unido. En un momento del histórico encuentro, mientras Trump caminaba junto a Isabel II en una inspección de topas, se registró una situación divertida cuando el mandatario norteamericano pareció tener algunos problemas de dirección y bloqueó el paso de la reina.

Trump rompió esta estricta norma de protocolo y caminó delante de la monarca, quien quedó empequeñecida detrás del presidente estadounidense debido a su gran tamaño.

5. Los hombres de la familia real no pueden usar pantalón corto después de los ocho años
Aunque muy pocas veces se ha visto a niño de la monarquía con pantalones cortos, es habitual que los puedan usar hasta los ocho años. Porque, a partir de esa edad, los varones tienen que usar pantalón largo.

Las mujeres de la familia real tampoco pueden ser fotografiadas en un acto formal o en público con pantalón corto.

6. Las tiaras solo se pueden usar después de las 6 de la tarde
Las diademas están reservadas para las ocasiones formales y los eventos nocturnos de la familia real.

Por eso, una mujer miembro de la corona no puede lucir estas exquisitas joyas antes de las 6 de la tarde porque el tocado de diamantes se considera una “vestimenta formal”.

7. No dormir mientras la reina está despierta
En las reuniones de la monarquía inglesa es tradición que todo el mundo se abstenga de retirarse a la cama hasta que Isabel II también haya decidido hacerlo.

En su libro La familia real en Australia, el antiguo secretario privado de la reina, sir William Heseltine, señaló que a Lady Di le resultaba tan difícil esta regla que la rompía de manera sistemática. “Para la princesa Diana, las largas veladas reales eran una agonía. Había una hora en la sala de estar, en la que se encontraban todos sentados conversando, y Diana no aguantaba. Llegó a tales extremos, que se excusaba y se iba a la cama. Hecho que se considera de muy mala educación”, escribió.

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