BIENESTAR
Los microdespertares y despertares breves forman parte de la estructura del sueño, aumentan a medida que pasan los años y cumplen importantes funciones para el organismo.
Dormir bien está asociado, por norma general, a hacerlo sin despertarse a lo largo de la noche. Aunque esta premisa es en parte cierta, existen otros factores a tomar en cuenta.
Los microdespertares y despertares breves, por ejemplo, cumplen importantes funciones para el organismo y suceden a lo largo de toda la vida durante las horas de descanso.
“Es completamente normal tener microdespertares y despertarse por breves segundos. Gracias a estos, podemos recordar nuestros sueños la mañana siguiente y despertar de forma adecuada. Los bebés también los tienen y, a medida que crecen, aprenden a retomar el sueño justo después. También encontramos estos episodios en los adolescentes y los adultos”, explica Claudio Waisburg, médico neurólogo.
De hecho, los microdespertares aumentan a medida que pasan los años. No hay que alarmarse ni preocuparse. Todo el mundo los tiene. En los niños el sueño es más profundo y continuo y ellos suelen dormir, efectivamente, de un tirón. Pero con la edad el sueño dura menos y tiende a hacerse menos profundo. Por eso, las oscilaciones de la actividad cerebral durante el sueño hacen que sea más fácil despertarse completamente.
A veces, los despertares son tan breves que no se recuerdan. “Por ejemplo, en verano nos acostamos con las sábanas por las rodillas y amanecemos tapados hasta el cuello. Este acto de abrigarnos es un microdespertar. Nos movemos, cambiamos de posición y así sucede a medida que transcurre la noche. Si no tuviéramos este breve despertar amaneceríamos completamente rígidos luego de permanecer tantas horas en la misma posición. Por ello, microdespertarse es completamente normal y sano”, agrega el especialista.
El cerebro nunca se “apaga”. Durante la noche, sigue habiendo actividad mental y se producen oscilaciones de la profundidad del sueño, así como activaciones cardiovasculares. De todas formas, tener en cuenta las respuestas a estas tres preguntas claves es fundamental para saber cuando hay que consultar a un especialista.
¿Qué es un microdespertar?
Los microdespertares son importantes ya que forman parte de la estructura del sueño. Simplemente son eventos fisiológicos y se considera dentro de los parámetros normales tener hasta diez por hora. Es decir que, si una persona duerme siete horas cada noche, eso suma más de cincuenta microdespertares.
Duran entre tres y diez segundos y son inconscientes, ese breve lapso de tiempo no es suficiente para que el episodio quede grabado en la memoria de la persona. Se microdespierta cada vez que necesita respirar o cuando la respiración se dificulta.
¿Cuándo hay que consultar a un especialista?
Cuando esos microdespertares, en lugar de ser breves, se prolongan y no permiten volver a dormir, es necesario consultar con un especialista. De la misma forma que si duerme una buena cantidad horas, pero aun así la persona se levanta cansada o con sueño. En estos casos se genera una alteración del sueño que hace que la persona sienta que la calidad de su sueño no fue reparadora.
¿Cuáles son las causas?
No es un problema genético y las causas pueden ser varias. “Por ejemplo, el origen puede estar en un problema de ronquidos y apneas del sueño que hacen que la persona se despierte al otro día con la sensación de no haber descansado. Otra causa son los movimientos periódicos de las piernas durante el sueño. Se trata de esas personas que patean durante la noche o que tienen pequeñas sacudidas de las piernas. Cada sacudida va acompañada de un microdespertar que no es consiente, pero que altera la calidad del sueño y produce cansancio diurno”, detalla María Celia Daraio, especialista en Medicina del Sueño de Diagnóstico Integral Médico (DIM).
Por otro lado, hay drogas que aumentan y superficializan el sueño y favorecen los microdespertares. Un mal descanso puede estar vinculado al consumo excesivo de estimulantes. Una vez más, esto hace que el sueño sea más liviano y que, por ende, la persona despierte más seguido.
A todas las edades los estímulos externos son otra de las causas que pueden afectar el descanso. El cerebro es capaz de discernir los sonidos que son importantes. Eso explica que, por ejemplo, una madre que acaba de tener un bebé y vive al lado de un aeropuerto no se despierte con el sonido de los aviones pero sí ante el mínimo gemido del bebé. Lo hace porque ese estímulo tiene un significado importante para su cerebro. Además, las situaciones de estrés impactan negativamente en los hábitos y rutinas del sueño.
Consejos para mejorar la calidad del sueño
Mantener una vida activa, exponerse al sol y tener metas diarias hacen que el sueño sea mucho más profundo y continuo. “Para una buena calidad de sueño es recomendable mantener horarios regulares para acostarse y levantarse; evitar el consumo de estimulantes como café, mate, té, chocolate y refrescos después de las cinco de la tarde aproximadamente; realizar alguna actividad física regular y suspender las pantallas una hora antes de irse a dormir”, concluye Daraio.