MODA
Olivier Rousteing, el niño mimado de la moda francesa, celebró su tercer festival sustituyendo así los convenciones desfiles a puerta cerrada por macroeventos
Balmain volvió a montar un concurrido festival para mostrar su colección primavera-verano 2023, oportunidad en la que contó con la artista Cher para cerrar una pasarela llena de vestidos de cortes asimétricos y sensuales aperturas.
El diseñador Olivier Rousteing, una de las estrellas del diseño patrio y niño mimado de la moda francesa, celebró el que fue su tercer festival, sustituyendo así los más convenciones desfiles a puerta cerrada por macroeventos a los que más de un millar de admiradores pueden acudir tan solo con hacer cola o conseguir una entrada en internet.
Esta vez, tuvo lugar en el estadio Jean-Bouin, junto al Parque de los Príncipes del París Saint-Germain, donde el comienzo del desfile se retrasó una hora y el espectáculo en sí duró casi más de treinta minutos.
Un centenar de estilismos donde predominaron los colores tierra, las siluetas alargadas, los cortes drapeados y las prendas ajustadas al cuerpo, con mallas, telas trenzadas, piel brocada con estructuras en volúmenes 3D y unas plataformas altísimas que Balmain quiere convertir en su próxima prenda estrella.
El espectáculo arrancó con una proyección de Cher, pero, para sorpresa de los espectadores, no se trataba simplemente de una imagen digital: el icono de los 80 saltó a la pasarela al cierra de la misma para clausurar el desfile de la mano de Rousteing.
Tras el éxito del documental sobre el diseñador, "El huérfano prodigio", que puede verse en Netflix, la marca que contrató al joven modista con solo 25 años muestra más de una década después que la confianza hacia su creador sigue intacta.
Tanto es así, que la personalización de la firma, fundada originalmente por Pierre Balmain en 1945, en torno a la figura de Rousteing se afianza con cada colección.
"Quiero crear algo que dure para siempre", decía el diseñador en la apertura del desfile, cuyo rostro protagonizaba las pantallas gigantescas situadas en torno a la pasarela.
Lo cierto es que el "huérfano prodigio", que ha convertido la triangular y afilada silueta de Balmain en un icono de los años 2010, es capaz de mucho, como demostró en la última colección de Alta Costura de Jean-Paul Gaultier, que le confió la creación de toda la línea. El desfile fue todo un éxito.
En esta colección, experimentó también con los sombreros de ala ancha y las impresiones gráficas en vestidos donde el cuerpo desnudo de los modelos se convierte en el estampado de la prenda.
Cerraron la colección una decena de vestidos de noche de silueta sirena y con plumas y bordados en la cola.
Además, Balmain se adentra ahora en otros negocios: la firma anunció esta semana que se ha aliado con Estée Lauder para crear su primera línea de belleza de lujo. Un nuevo océano a explorar para el ambicioso Rousteing.