MODA
Todo en este desfile fue un simulacro de juego, empezando por la "flor monstruo" que crearon en el patio central del palacio del Louvre.
El último día de la Semana de la Moda parisina tuvo lugar el desfile de la marca de lujo francesa Louis Vuitton. Esta propuso jugar con el concepto de talla mediante vestidos extralargos, cierres gigantescas y bolsos desmesurados.
Todo en este desfile fue un simulacro de juego, empezando por la "flor monstruo" que había diseñado el artista Philippe Parreno en el patio central del palacio del Louvre, con grandes espejos en torno a un podio circular.
El primer modelo fue un conjunto blanco con gigantescos cierres y detalles futuristas en los hombros y las caderas.
Con abrigos oversize y botas estampadas con un damero blanco y negro, el director artístico de las colecciones mujer, Nicolas Ghesquière, parecía proponer un paseo con Alicia en el país de las Maravillas, pero en versión rock y moderna.
"La feminidad está en el centro del debate y Louis Vuitton quiere participar: verla con énfasis, glorificar su complejidad, engrandecerla, darle todo el sitio que se merece", escribió Ghesquière.
Los botones las hebillas son desmesurados. Un bolso con el típico anagrama de la casa es de la talla de una maleta, otro es diminuto y coloreado.
Se trata, dice el diseñador, de ofrecer otra mirada "sobre lo que es infinitamente grande e infinitamente pequeño".
Los vestidos estilo trapecio se acaban en la rodilla. Se llevan con medias y botas de suela gruesa, que le da a la mujer un aspecto a la vez romántico e informal.
El pantalón viene ajustado, grabado y estampado con flores, en una mezcolanza de colores y texturas habitual de la marca. Se puede llevar con una cazadora abombada o un impermeable largo.