Bioquímica uruguaya premiada por sus trabajos en tratamiento y diagnóstico de cáncer

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Victoria Calzada. Foto: Cortesía L'Oréal

SÚPERMUJERES

La doctora en bioquímica uruguaya, Victoria Calzada recibió un premio por sus desarrollos vinculados con fármacos que mejoran y ayudan al tratamiento y diagnóstico de pacientes con cáncer

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Victoria Calzada

(35) es de Montevideo pero hace algunos años adoptó el balneario Santa Ana (Canelones) como su hogar. Mientras está en Uruguay —actualmente vive en Estados Unidos donde hace cursos de posdoctorado en la Universidad de Missouri— viaja todos los días a la capital para trabajar como profesora adjunta e investigadora en el Centro de Investigaciones Nucleares de la Facultad de Ciencias. Allí lidera un proyecto sobre aptámeros, una materia en la que hay mucho por hacer: es una herramienta clave para la detección y tratamiento del cáncer.

Calzada se formó en la Universidad de la República, donde hizo una licenciatura en Bioquímica y luego —gracias a su trabajo final de grado— se especializó en radiofarmacia y profundizó aún más en el tema con sus estudios de maestría y doctorado. En este 2020, la investigadora fue galardonada con el premio L’Oréal y Unesco para las mujeres en la ciencia con el que ahondará aún más en su área de especialización.

Desde Missouri, Calzada atendió las consultas de Eme para contar sobre su área de investigación y conversar acerca del rol de las mujeres en la ciencia.

— ¿Por qué elegiste dedicarte a la ciencia?
— Nunca me gustó estudiar, siempre me atrajo más la ciencia y la naturaleza. Cuando terminé el liceo dudé entre muchas opciones. Elegí la Facultad de Ciencias porque quería hacer una carrera en energías renovables que en Uruguay no existía, pero de esa manera podría acceder al posgrado de Ciencias Ambientales. Cursé la Licenciatura en Bioquímica y conocí otras cosas. Me interesó el tema del cáncer y la radioactividad. Finalmente, los distintos caminos de la carrera, me llevaron a dedicarme a esas dos cosas.

— ¿Qué son los aptámeros en los que es especializás?
— Es como si fueran moléculas inteligentes: reconocen o se unen a otras de forma muy específica. Entonces funcionan para hacer terapias específicas o diagnósticos de buena precisión. Con estas moléculas, por ejemplo, podemos determinar si una célula es tumoral o no.

—¿De qué trata el proyecto con el que ganaste el premio?
— El premio aporta US$ 20.000 que se invertirán en la investigación. Mi proyecto en concreto se relaciona con el desarrollo de aptámeros como biofármacos para un tipo de cáncer de mama muy agresivo. Eventualmente, esos aptámeros pueden tener efecto terapéutico, servir para hacer diagnósticos más precisos o convertir fármacos no específicos en específicos. Somos el único grupo de investigación que trabaja con esta materia, así que además de esos objetivos específicos, queremos aportar conocimiento en el área en Uruguay y también implementar nuevas metodologías.

—¿Encontraste desafíos por ser mujer en la carrera?
— Es duro ser mujer en la ciencia. Esta carrera que requiere que desarrollemos aspectos de nuestra personalidad que, en mi opinión, a las mujeres no se nos alienta a desarrollar. Creo que tiene que ver con un cierto carisma, hay que trabajar en quitarse o despojarse de esos sentimientos de inseguridad. Es un desafío porque no nos cuentan ni se nos inculca desde pequeñas que arriesgarnos está bien y que no pasa nada si expresamos nuestra opinión porque no seremos juzgadas.

—¿Qué le dirías a una mujer o niña que quiere dedicarse a la ciencia?
– Les diría que no hay que tener miedo, les recordaría que somos tan capaces como los hombres y que está bien proyectarse y ser ambiciosas. En mi experiencia fui muy bien recibida cuando dejé los miedos y creo que, si se superan los temores, se abren muchas puertas.

—¿Cómo fue emigrar a Estados Unidos en 2020?
—Este es mi año sabático en la Universidad de la República, entonces aproveché para venir a avanzar en temas que acá (en la Universidad de Missouri) son más sencillos. Llegué el 4 de marzo, prácticamente junto a la cuarentena. Estuve unos días y cuando conseguí la autorización para trabajar en la Universidad nos mandaron a cuarentena, así que llegué e inmediatamente estuve entre dos y tres meses trabajando desde casa porque no podíamos ir a laboratorio.

—¿Cómo fue esa experiencia?
— No fue fácil porque nos tuvimos que conocer prácticamente que por las cámaras e intentar seguir trabajando o lograr algo avanzar. Trabajamos en una review para una publicación en una revista internacional arbitrada, que es un resumen del estado del arte en una temática puntual. En casos normales esto se hace al final de la estadía, pero aprovechamos y avanzamos en eso que también es parte de nuestro trabajo como científicos. Ahora desde hace unos meses, volvimos al laboratorio y no sabemos hasta cuándo podremos ir, pero espero que no volvamos a estar en cuarentena.
—¿Encontraste muchas diferencias entre Uruguay y Estados Unidos en cuestiones de género?
— Considero que en Estados Unidos las desigualdades también son muchísimas. Es algo que viene muy arraigado desde hace muchos años y lamentablemente las diferencias se encuentran en todas partes del mundo. Siento que aquí tenemos los mismos problemas. Creo que lo que sí está más avanzado (con respecto a Uruguay)en términos de equidad son los mecanismos institucionales para denunciar cualquier tipo de discriminación o abuso.
—¿En qué encontraste más diferencias?
—Los recursos económicos y materiales de servicios son mucho más abundantes aquí. En Uruguay nos enfrentamos a una gran burocracia; tenemos muchas dificultades en términos de tiempo para acceder a materiales que, además de costar más caros, cuestan tiempo porque importarlos impacta.

— ¿Cómo será tu regreso?
—Volveré en el mes de febrero a trabajar en el proyecto con los aptámeros en el Centro de Investigaciones Nucleares de la Facultad de Ciencias. Tenemos muchas en común con el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (CUDIM) y espero que a futuro iniciemos más colaboraciones para potenciar esta línea de investicación.

Sobre el premio de L'Oréal y Unesco

Desde 1998, la Fundación L'Oréal en cooperación con la UNESCO, trabaja para mejorar la representación de mujeres en las carreras científicas. Este año, las profesoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna, ambas galardonadas con los premios internacionales L'Oréal-UNESCO For Women in Science International en 2016, recibieron el Premio Nobel de Química por el desarrollo de un método revolucionario de edición del genoma.

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