Con la llegada de los hijosla relación de pareja se transforma. El puerperio y la maternidad en sí generan un movimiento tan profundo en nosotras que a veces se nos dificulta expresar lo que nos pasa o lo que sentimos.

En muchos casos el puerperio y la transformación paterna también afecta a la pareja, para nuestro compañero puede ser difícil comprender ¿qué necesitamos? o ¿cuál es su nuevo rol? La realidad es que es tal la transición que ninguno sabe con claridad cómo ocupar ese nuevo rol.

“Para la pareja, tener un hijo es emprender un viaje juntos hacia lo desconocido, donde a veces no se cuenta con información previa y al mismo tiempo lo transitan como sale, como pueden, lo aprenden y descubren ese nuevo camino juntos", explica la Lic. en Psicología María José Cabrera, de @majo.psicologa, quien además profundiza en el tema en las siguientes preguntas.

El nacimiento de un hijo trae consigo un periodo de grandes cambios, que tiene implicancias a nivel biológico, físico, emocional y social en la mujer, donde no solamente se ve alterada en relación al vínculo consigo misma, sino también en las relaciones de pareja, con su hijo/a, amigos, familia, relaciones laborales, el entorno y las actividades cotidianas.

En gran parte, es por estos cambios que cuando una mujer y un varón pasan de ser pareja a ser mamá, papá y pareja, necesitan ser acompañados sin juicios, sin cuestionamientos, mucha empatía y comprensión de su entorno más cercano. Les es difícil encontrarse en su nuevo rol, detectar sus propias necesidades y las de su pareja, pues muchas veces no pueden identificarlas y esto genera posibles desencuentros.

En medio de tanta vulnerabilidad es muy probable que la mujer sienta por momentos que materna sola o que sostiene demasiado, a veces por falta de involucramiento de su pareja y otras veces porque ella misma no habilita el acompañar y sostén del otro. En esos momentos será de gran relevancia tener una buena comunicación en la pareja donde puedan generar el espacio para intercambiar y expresar el sentir de cada uno y de esta forma comenzar a reconocerse y validarse en ese nuevo lugar que habitan.

Como psicóloga, mamá y con mi experiencia de acompañar a muchas mujeres en esa etapa de su vida, siento que es fundamental criar en equipo, que la pareja pueda darse la posibilidad de pedir ayuda externa, apoyo, sostén, cuidado y unirse para así poder enfrentar juntos todos los desafíos y vicisitudes que se les van a presentar, que puedan habilitarse tiempos de autocuidado para cada uno y así puedan encontrar el equilibrio para que la carga mental que genera el mapaternar, sea lo más compartida posible.

La relación de pareja será diferente si el varón se encuentra involucrado en el cuidado del bebé, pues esto será estimulante para la mujer y facilitará la etapa que están transitando como padres y pareja al mismo tiempo. En este sentido el rol de padre va a facilitar un ambiente emocional más adecuado para ambos.

Esto me dirige a proponer un camino de mayor igualdad, con una perspectiva de género, donde me parece pertinente que desde el sistema de salud y la psicología se apunte a promover y fortalecer la crianza compartida así como la inclusión del varón en todo lo relacionado con el cuidado de sus hijos/as.

Como ya hemos visto la implicancia en los cuidados debe ser corresponsable, para mejorar la salud mental materna y también para fortalecer el rol del nuevo padre y cuidar de la pareja y la nueva familia. También por una sociedad más igualitaria y para que la crianza de las nuevas generaciones sea más saludable y en pro de valores de igualdad y poniendo el cuidado en el centro de la sociedad, como responsabilidad de todos.

Conocé a nuestra columnista

Natalia Villanueva

Nati, mamá de Martina y Salvador, creadora de Puérpera mía, donde ayudo a las mamás a prepararse para su post parto. Gestora de la guía para la maternidad, una comunidad de emprendimientos y profesionales que acompañan a las mamás y a las familias en Uruguay.

Podés seguirla a través de las cuentas de Instagram @puerpera_mia y @guiamaternidad.uy