¿Te resuenan algunosde estos síntomas? Cansancio o fatiga, neblina mental, grasa abdominal, falta de fuerza, baja libido, infecciones urinarias, falta de concentración, insomnio, etcétera.
Estos síntomas están vinculados con una disminución de estrógenos, fluctuaciones en los niveles de testosterona y progesterona. Estas tres hormonas, junto con las hormonas tiroideas y la insulina, regulan nuestro estado de ánimo y cómo nos sentimos día a día.
Otro síntoma muy común son los calores. Frecuentemente, la gente asocia la presencia de calores con el climaterio, lo cual es cierto, pero es posible estar atravesando esta etapa sin experimentar calores.
Además, es posible experimentar cualquiera de estos síntomas que mencioné y desconocer que están relacionados con las fluctuaciones hormonales antes mencionadas.
Es cierto que el cambio hormonal, como sabemos, no es progresivo ni uniforme, y puede resultar en cambios en la composición corporal, especialmente en la acumulación de grasa en áreas problemáticas y molestas.
¡No cometas este error!
La acumulación de grasa en áreas específicas, como el abdomen, los rollitos en la zona del sutién o los brazos, está directamente relacionada con los niveles de estrógeno y puede ser muy difícil de eliminar. No necesariamente se corrige únicamente con cambios en la alimentación. Por lo tanto, si estás pensando en simplemente reducir tu ingesta de alimentos para abordar este problema, estás cometiendo un error.
No vas a poder resolverlo sometiéndote a una dieta extrema o ayuno, ni con un detox repentino.
Somos todas distintas
Es importante entender que el cambio en la composición corporal ocurre en diferentes momentos para diferentes mujeres. Por eso es que en las seis semanas que dura el programa “Mujer +40”, tocamos las distintas disciplinas como ginecología, nutrición, gestión del estrés, gestión de emociones, sexualidad y actividad física.
Para poder entender en dónde estás en este momento de tu vida y armar tu puzle estratégico para poder resolver las cosas que te están molestando, con información científica segura y además ordenada.
Reaprender a comer
Después de los 40, 45, 50 o 60 años, es importante reconocer que nuestras necesidades nutricionales pueden cambiar. Esto no significa que todo lo que estuviste haciendo esté mal, pero puede que ya no sea lo más adecuado para esta etapa de la vida.
Es importante aceptar que, es posible que tengamos que reducir la frecuencia de ciertos alimentos que solíamos disfrutar mucho, así como también incorporar aquellos que no te hacen tan feliz.
Encontrar este equilibrio también implica considerar nuestro bienestar emocional sin dejar de disfrutar de los pequeños placeres como una copa de vino, una cucharada de dulce de leche, un helado o una picadita.
Para construir ese equilibrio tenés que tener las herramientas y las podes encontrar en las distintas áreas profesionales en el programa Mujer +40