Entre prejuicios y sueños: el camino de Patricia Pita hacia convertirse en la primera mujer piloto de rally

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Patricia Pita

AUTOMOVILISMO

Tiene 34 años y hace diez que corre rally. Ahora sueña con llegar al Dakar 2023. Si lo logra, será la primera uruguaya en lograrlo. Esta es su historia.

Patricia Pita no sabe cuándo empezó la pasión por los autos, pero sí la primera vez que manejó uno: tenía ocho años y fue en un estacionamiento, en plena rambla de Punta del Este, con su padre Jorge, corredor de rally, sentado al lado.

Quizás fue por aquella época que empezó a soñar con ser, ella también, corredora de rally. Quizás fue entonces que —sin saberlo— algo de todo lo que le decía su madre empezó a resonarle. Y lo que su madre, que desde siempre trabajó en una organización que lucha por los derechos de mujeres y niñas, le decía era esto: que ella podía hacer y ser lo que quisiera, que nadie podía decirle cómo se hacían las cosas, que si quería algo, tenía que ir por ello.

Esa combinación -—la pasión de su padre por los autos y la educación que le dio su madre— fue decisiva para que Patricia se convirtiera en la primera mujer piloto de rally del Uruguay. El camino para lograrlo no fue fácil. Pero hoy, con 34 años y después de diez corriendo, tiene claras algunas cosas. Y, una de ellas, es que todo ha valido la pena. Porque entendió que, con cada piedra que pudo apartar, le fue despejando el camino a alguien más. Porque entendió que ya no tiene que correr solo para lograr un campeonato. Tiene que correr para que alguien —una niña, otra mujer— sepa que se puede.

El proceso

Patricia tuvo que convencer a su padre, Jorge, para que la dejara correr. Él, que estaba metido en el rally desde hacía años y que era reconocido entre los uruguayos, sabía lo que implicaba que una mujer quisiera competir. Sabía que era un ambiente repleto de hombres y que abrir las puertas no sería tan fácil.

Fue gracias a su tío, que también corría, que Patricia consiguió un auto que estaba abandonado para poder participar en su primera carrera. Era 2012 y ella tenía 24 años. Nunca había manejado un auto de rally hasta que largó.

En 2013 las cosas no le salieron del todo bien: de todas las carreras en las que participó pudo terminar solo una, en la que hizo podio. En las demás, el auto se le rompía en medio de la pista y tenía que abandonar. Su camino siempre fue así: cuidando el auto porque nunca estaba del todo bien.

Patricia Pita
Patricia Pita. Foto: gentileza Patricia Pita

“Los dos primeros años no fueron fáciles. Yo cargaba con muchas mochilas: la de ser hija de mi papá, la de ser la primera mujer, la de tener que demostrar que yo podía”, dice.

En 2015 se fue al casamiento de una amiga, en Córdoba, Argentina. Sin decirle nada a nadie se reunió con el presidente del rally cordobés, uno de los más fuertes del país. Ella le contó su historia y él le dijo que quería que corriera allí, que la ayudarían en todo. Y ella, que en Uruguay no tenía ningún apoyo, no lo dudó.

Corrió su primera carrera entre las montañas, en un auto nuevo, con un copiloto nuevo y con una forma distinta de leer la hoja de ruta a la que ella estaba acostumbrada. Chocó y terminó con los vidrios rotos, pero obtuvo el tercer lugar. Esa noche se fue al hostel en el que vivía, armó una carpeta y, al otro día, salió a recorrer la ciudad para conseguir sponsors.

Pero, entonces, cuando todo iba marchando bien, tuvo que dejar de competir durante seis meses por un trámite burocrático que no se pudo concretar. Patricia se quedó en Córdoba, consiguió trabajo en una concesionaria, aumentó 20 kilos, no miró ni leyó ni quiso saber nada más con el rally. Fue su madre, otra vez, la que le dio el sacudón necesario, la que la sacó de esa situación, la que, cuando fue a visitarla, la ayudó a encontrar un psicólogo, la acompañó a un gimnasio y, un día, le preguntó: “En poco tiempo vas a poder volver a correr. ¿No querés subirte a un auto y volver a tener esa sensación, esa adrenalina?”. Y ella se puso a llorar.

“Yo emocionalmente había tocado fondo. Fue mi madre la que me sacó de ahí. Y a partir de ese momento me enfoqué más que nunca en mi carrera y en demostrar que yo podía”.

Patricia Pita
Patricia Pita. Foto. gentileza Patricia Pita

El año siguiente fue “espectacular”. Consiguió apoyo de la Intendencia de Maldonado, empezó a competir en el rally argentino, recorrió el país, vino a Uruguay a competir en Punta del Este y fue la primera vez que se dio cuenta de que había muchas niñas esperando para saludarla. Fue, también, la primera vez que pensó: “Estuve tantos años enfocada en mi carrera y en demostrar que podía correr que no me había dado cuenta de que estaba pasando todo esto, que había niñas que soñaban con correr, y para mí eso vale más que cualquier campeonato”.

Pero, como nada ha sido tan sencillo, a mediados de 2018 la Intendencia de Maldonado le recortó el presupuesto y ella tuvo que dejar de correr. Venía, entonces, de formar, junto con la argentina Nadia Cutro el primer equipo de pilotos mujeres de Sudamérica.

Regresó a Uruguay enojada. Su madre se enfermó y ella decidió, una vez más, alejarse del rally y dedicarse a acompañarla. “Pero en ese tiempo me sentí muy desconectada de mí, como que me faltaba algo. Y era correr. Si bien el rally no me define, sí sé que es una parte importante de mi vida”. Y volvió, como siempre ha hecho: porque hay algo que solo sucede cuando se sienta en el auto, enciende el motor y aprieta el acelerador.

Ahora Patricia está en el camino de cumplir el sueño de toda su vida:llegar a correr el Dakar 2023, en Arabia Saudita, la carrera más importante del mundo. No espera que sea fácil conseguirlo, pero sí sabe algo: que no es una opción rendirse y que está haciendo hasta lo imposible por lograrlo. Hace unos días lanzó una campaña en la que la gente puede colaborar a través de la páginaesponsor.gg/patocaminoaldakar.

Si lo logra, Patricia será la primera mujer uruguaya en el Dakar y la primera Latinoamericana en competir en la categoría UTV .

“A veces me pregunto por qué estoy haciendo esto y la verdad es que fui yo la que decidió abrir este camino, por eso sigo, porque hay otras niñas y mujeres que capaz vienen atrás. La única manera de que una mujer uruguaya llegue al Dakar, es seguir y yo no pienso rendirme”.

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