Los últimos dos años fueron de grandes cambios para la familia real británica. El 9 de abril de 2021 murió Felipe de Edimburgo a los 99 años, quien estuvo al lado de la reina durante los 74 años que duró su matrimonio. Poco más de un año después, Isabel II falleció y terminó con su extenso y emblemático reinado. Su hijo mayor fue el primero en la línea de sucesión y este sábado 6 de mayo tuvo lugar la coronación de Carlos III del Reino Unido ante los ojos del mundo.
Sin embargo, hay una cuestión que siempre inquieta y más aún cuando hay varios millones en el medio y una larga lista de interesados: la herencia. Particularmente hubo un impactante detalle en la documentación que especificaba los bienes del difunto príncipe de Edimburgo, puesto que en una primera instancia se podía haber pensado que estarían los nombres de sus hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo. Pero para sorpresa de muchos, en el recordado testamento aparecieron tres nombres más que no eran específicamente de familiares directos.
Cuando murió, Felipe de Edimburgo dejó aproximadamente 30 millones de libras de herencia y si bien es probable que la mayor parte de su patrimonio haya quedado en su momento en manos de la reina, tras el deceso, una fuente cercana al Palacio de Buckingham reveló a The Sun que el duque también recompensó a sus asistentes más cercanos. “A diferencia de otros miembros de la realeza, el príncipe Felipe fue generoso con los tres hombres clave que lo cuidaron: su secretario privado, el brigadier Archie Miller Bakewell; su paje, William Henderson; y el ayuda de cámara, Stephen Niedojadlo”.
Para el príncipe, su staff fue un gran apoyo durante sus últimos años de vida. En su momento, el informante de la realeza también aseguró que “las cuestiones económicas de la herencia estaban resueltas desde hace tiempo, incluido el díscolo príncipe Harry”. “El duque de Edimburgo no era el tipo de abuelo que castigaría a un nieto por portarse mal. Felipe era un hombre justo e imparcial”, señaló.
Otra fuente dijo al respecto: “Felipe tuvo mucho tiempo para ocuparse de su testamento e impedir que, por cuestiones legales, le aplicaran el impuesto a la herencia. Nada le gustaba menos que la idea de dejar su dinero en efectivo en el tesoro”. Además, agregó que a sus hijos -Carlos, Ana, Eduardo y Andrés- les dejó dicho que pueden quedarse con lo que quieran de su colección de 13 mil libros en la biblioteca del palacio.
El príncipe nació sin un centavo y, para huir de su país, fue ocultado en una caja de naranjas. Cuando se casó con la reina en 1947, sus ingresos navales eran de 11 libras por semana. Sin embargo, eso cambió con los años. Antes de su muerte, Felipe recibía 359 mil libras al año de la Subvención Soberana. Ahora, la reina asumirá plena propiedad de la mayoría de activos de los que eran copropietarios.
La Nación (GDA)