RELACIONES
Incluso para quienes están en una relación de muchos años, pasar de un noviazgo a un matrimonio puede resultar abrumador. Psicóloga comparte recomendaciones para vivir esa fase con bienestar.
Nacemos, crecemos y de pronto, ya somos adultos. El hecho de llegar a esta etapa —en la que muchas veces la sociedad nos exige tener la vida resuelta— puede resultar aterrador. El trabajo, el matrimonio, la estabilidad económica y la paz interna son temas que constantemente rondan por nuestra mente como adultos.
Probablemente, uno de los temas que más preocupa (y hasta puede llegar a afectar la salud mental) sea el compromiso. Pero ¿por qué se presenta ese rechazo? ¿por qué dudamos tanto acerca de algo que debería traernos felicidad?
Por más que queramos ignorar lo que implica vivir la adultez, aunque parezca muy absurdo, el mundo se encarga de recordarnos qué deberíamos haber logrado cuando cumplimos cierta edad. El tema del matrimonio sale a la luz en cada ocasión posible y ante ello podemos sentir ansiedad o preocupación. Siempre debemos recordar que las relaciones de pareja van a su propio tiempo y ritmo.
Tratar de complacer a terceras personas por simple presión social o anhelos injustificados solo traerá complicaciones para tu relación. De acuerdo a Mónica Rocio Del Aguila, psicóloga y docente universitaria, uno debe trabajar diariamente en la relación con su pareja y no dejar que la monotonía de la rutina absorba su energía.
Ahora, ¿qué hacer cuando se pasa de una relación duradera a un posible compromiso? Sabemos que las nuevas generaciones tienen más prioridades que casarse o formar una familia. Sin embargo, para aquellos que sí sueñan con un matrimonio y una vida familiar, el compromiso puede resultar abrumador.
“Si uno ama, no tiene miedo. El amor da seguridad, te empodera y te invita a hacer cosas que a veces pueden parecer inexplicables o a las que no te atreverías si no confiarás en quien tienes al lado”, explica la especialista en salud mental. Como seres humanos tenemos inseguridades y miedos anticipados pero estos pueden dejarse de lado si contamos con una red de apoyo emocional lo suficientemente fuerte para contenernos.
Sin embargo, en algunos casos mujeres y hombres pueden mostrar resistencia a la formalidad de un compromiso a pesar de amarse profundamente. Aquí, es importante pensar en el compromiso como una nueva forma de vivir la vida. Pensar en un ‘nosotros’ y proyectar un futuro juntos debería ser sinónimo de felicidad cuando el amor sano está presente.
En caso de dudas, cuestionamientos o temores, la recomendación de la especialista se centra en el enfoque de la independencia emocional y económica para luego hacer uso de su libertad con responsabilidad. “Sólo cuando se logra la madurez, se escucha al otro como una propuesta y no como un mandato”, añade Del Aguila.
Como adultos, el matrimonio no es la única preocupación que puede rondar nuestra cabeza. “El tema de la incertidumbre, de lo no estable es lo que prevalece y genera inestabilidad y miedo a no saber lo que vendrá”. Y estas dudas pueden presentarse en distintos ámbitos como la salud, la economía, el ambiente laboral, etc. ¿Cómo afrontamos esos pensamientos? De acuerdo a la especialista, es importante contar con ciertos pilares que nos permitan sustentar nuestra vida.
En ese sentido, la familia, los conocimientos, los valores y todo lo que consideremos importante para navegar en este mundo de incertidumbre facilitará el día a día. “Es valioso aprender a vivir cada etapa en el momento que corresponde y lograr la madurez en una de ellas para pasar a otra. Solo así tendremos cimientos para afrontar lo que nos toque vivir”.