BIENESTAR
Honestidad, disponibilidad y gentileza son las claves que explican el término que se popularizó entre las nuevas generaciones
"Te tornás eternamente responsable por aquello que cautivas”. La célebre frase de El principito, del autor francés Antoine de Saint-Exupéry, mucho tiempo se pasó de generación en generación.
La afirmación del libro, publicado a mediados del siglo pasado, cuya primera edición es de 1943, resurge con nueva perspectiva en tiempos de amores líquidos y digitales: la responsabilidad afectiva.
“Es la importancia de dejarle explícito al otro lo que deseas y lo que estás dispuesto a dar”, explica la doctora en psicología clínica Adriana Nunan.
“Resaltar la necesidad de alinear las expectativas, además de ser transparentes y empáticos", añade la psicóloga Daniela Faertes.
A pesar de no ser una reivindicación exclusivamente femenina, la actriz, guionista y escritora Suzana Pires cree que este movimiento es parte del feminismo. “El término surgió ahora porque las mujeres identificamos maneras irresponsables de actuar en muchos hombres y empezamos a cobrarles otra postura", evalúa.
Pires entiende que la práctica se sostiene en tres pilares: honestidad, disponibilidad y gentileza. Y que, además, debe ser un camino de mano doble, triple, o múltiple, en caso de relaciones compuestas por tres personas o más.
“En ese momento post pandémico no podemos más concebir relaciones afectivas irresponsables. Precisamos entender cómo la gente impacta en la vida del otro", observa.
La bloguera C.L (que prefiere no identificarse) sintió en carne propia los daños causados por la irresponsabilidad afectiva de un ex novio. "Teníamos planes de casarnos y de formar una familia. Él sabia que era mi sueño y lo incentivaba. Mientras a los demás, les decía que yo era sólo una amiga”, recuerda.
Después de un año y tres meses de noviazgo ella se dio cuenta que era engañada: “Mi autoestima decayó, me sentí una basura. Cuatro años pasaron y, en ese tiempo, hice mucha terapia. Sólo ahora comencé una nueva historia. Es necesario dejar las cosas claras. ¿Querés una relación abierta? Ok. Pero tenés que decirlo”, señala.
La situación no es tan simple cuando uno se encuentra con una persona narcisista, destaca la psicóloga Adriana Nunan.
“Tienen un patrón: hacen promesas y muchas veces quién está más necesitado termina creyendo. Hay quienes dejan su trabajo, se mudan a otro país y arman una casa en función de una relación. Y, de repente, el narcisista cambia de idea”, advierte.
El psicoanalista Abílio Ribeiro Alves, señala que los cuestionamientos propuestos por la responsabilidad afectiva buscan ajustar aquello que fracasó en la experiencia amorosa de generaciones anteriores. “Hay una revisión de las relaciones afectivas y del lugar del femenino", explica.
Pero Alves remarca que también debe haber preocupación por no rotular el amor con reglas y fórmulas: "Muchas veces hacemos proyecciones de aquello que nos gustaría que el otro fuera. En ese caso, la pareja no puede ser responsabilizada, es necesario convivir con la diferencia del otro", finaliza.