SALUD
La información fue señalada en un congreso científico de la asociación norteamericana para el Estudio de la Obesidad; también encontró que dormir sólo 5 horas aumenta el riesgo en un 50%
Dormir bien es fundamental para la salud y eso no es un secreto. La cantidad de horas de sueño necesarias varía según la persona y cambia a lo largo del ciclo de vida. La mayoría de los adultos, incluyendo los de edad avanzada, necesitan entre 7 y 8 horas de sueño cada noche.
Necesitamos dormir para pensar con claridad, reaccionar con rapidez y crear recuerdos. De hecho, las rutas del cerebro que nos ayudan a aprender y recordar están muy activas mientras dormimos.
No dar al cuerpo el descanso necesario tiene su precio. Reducir tan solo 1 hora de sueño puede hacer que sea difícil concentrarse al día siguiente y que el tiempo de respuesta de una persona sea más lento.
Es más, muchos estudios han demostrado que, debido a la falta de sueño, hay más probabilidades de que se tomen decisiones incorrectas y se asuman riesgos innecesarios. Una de estas consecuencias repercute directamente en la alimentación.
La nutrición y el sueño se relacionan de forma bidireccional. El tiempo que se duerme influye en la cantidad y calidad de lo que se come. Esto es debido a la Grelina, una hormona que despierta la sensación de apetito y la Leptina, que promueve la reducción de ingesta energética por medio de sensaciones que provocan saciedad. Estas dos hormonas desempeñan un papel clave en la ingesta de alimentos y el proceso metabólico. Sin embargo, es mediante el sueño que el cuerpo logra generar un equilibrio entre estas dos.
"La falta de sueño provoca subidas de una hormona que hace que se antojen alimentos ricos en calorías. La pérdida de sueño también eleva los niveles de cortisol, lo que afecta a la capacidad del cuerpo para regular la glucosa y puede contribuir al aumento de peso, la resistencia a la insulina e incluso la diabetes de tipo 2", menciona Theresa Schnorbach, experta en investigación del sueño de Emma.
Al respecto, en un congreso científico la Asociación Norteamericana para el Estudio de la Obesidad (NAASO) señaló que el riesgo de sufrir obesidad aumenta un 73 por ciento si se duerme menos de cuatro horas por noche, un 50 por ciento si se duermen cinco horas, y aumenta un 23 por ciento si se duermen seis horas por noche.
Asimismo, la mala calidad de sueño puede provocar trastornos metabólicos, problemas cardiovasculares y otras enfermedades crónicas, sin contar las grandes afectaciones que puede generar en el cerebro: desde un bajo rendimiento en labores del día a día, hasta un factor de riesgo tanto de infarto cerebral como de hemorragia. Como es evidente, son muchos los factores que influyen en el sueño.
Así, por ejemplo, si se come en exceso durante la cena, el sueño empeora. Así lo afirma un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine, que concluye que nuestro sueño no es solo consecuencia de lo que comemos, sino también del tiempo y de su cantidad.
En otras palabras, Schnorbach menciona que “dado que la alimentación puede afectar a la calidad del sueño, se recomienda consumir más fibra, menos grasas saturadas y menos azúcar a lo largo del día para conseguir un sueño mejor y más reparador. También es importante dar al cuerpo dos o tres horas entre la última comida y la hora de acostarse, para asegurarse que los alimentos se digieren correctamente".
Sumado a lo anterior, la experta en investigación considera que para tener una mejor calidad del sueño, el límite el consumo de alimentos ricos en grasa, azúcar y sal es necesario, ya que a menudo proporcionan pocos beneficios nutricionales.