El derecho a decidir de una niña con anorexia, a debate en Países Bajos

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Foto: Pexels

Salud

La niña pide una terapia psicológica nueva, conocida como Integración de la Realidad Pasada, que trata a pacientes con problemas anoréxicos sin aplicar la coerción.

¿Tiene una niña de 15 años con anorexia el derecho a decidir su tratamiento médico? Ella y su madre apuestan por una terapia alternativa que no incluye la alimentación forzada, algo que sí defiende el padre y los médicos. El pediatra ha decidido llevar la indecisión de los padres, divorciados, ante el juez de menores de Países Bajos.

Los médicos consideran que alimentar a la joven por la fuerza es imprescindible para mantenerla con vida, pero la progenitora respalda a la niña en sus reclamaciones de recibir una terapia psicológica nueva, conocida como Integración de la Realidad Pasada (PRI), que trata a pacientes con problemas anoréxicos sin aplicar la coerción para que "se liberen de comportamientos destructivos (…) que les sirven de protección contra un dolor del pasado".

El abogado de la madre, Richard Korver, defendió ante la Corte del distrito de Zwolle que "los tratamientos obligatorios pueden ser muy traumáticos", incluso "dramáticos", y recordó que la niña estuvo en coma durante seis semanas para ser "alimentada a través de un tubo y aumentar su peso".

Psicología alternativa

Según el letrado, que representa a la madre y a la niña en esta causa contra el padre, la adolescente en cuestión "tiene 15 años y el derecho a decidir sobre la terapia que quiere recibir", y lo que ahora quieren sus clientas es apostar por la terapia PRI, que no está enfocada al problema del peso sino a "las cuestiones que hay detrás de la anorexia".

"Es un tratamiento reciente, moderno, en el que se buscan los problemas que provocan la anorexia, y una de sus principales características es que no aplica la coerción. La niña lleva mucho tiempo pidiendo este tratamiento y eso es porque todas las terapias anteriores han fallado", subrayó Korver a la Radio NOS.

En un principio, los dos padres apoyaban a la niña en su decisión, pero un tiempo después, el padre, divorciado de la madre desde 2013, se echó para atrás cuando el pediatra de la niña decidió negarse a seguir tratando con esta familia porque, argumentaba, el riesgo de muerte durante esta terapia es muy alto y la menor debe ser forzada a comer.

Las diferencias entre los padres, que no se ponen de acuerdo sobre lo que más conviene para su hija, llevó al pediatra a presentar una denuncia ante el centro que lidia con casos de abusos domésticos de los niños, en la ciudad de Groninga, alertando que este conflicto familiar estaba poniendo en peligro la salud de la niña, que sufre anorexia desde los 13 años.

Suspendida la patria potestad

Ante esta situación, el juez de menores suspendió de forma temporal la patria potestad a los padres sobre la niña, aunque no sobre los otros dos hijos que tienen en común, y pidió a los Servicios de Protección y Cuidado Infantil que se hagan cargo hasta nueva orden.

La madre, a través de su abogado, ha impugnado la suspensión al considerar que la niña, en un estado vulnerable, está desprotegida y, mediante un procedimiento de urgencia, pide que se nombre un tutor independiente que se preocupe por los intereses de la menor.

La legislación de Países Bajos recoge la atención a cuestiones de salud mental de carácter obligatorio en los pacientes declarados por los psiquiatras como "incapaces" para hacerse cargo de uno mismo, y un juez podría dar autorización a una institución para que ofrezca una terapia a la niña, al considerar que no se puede proteger a sí misma, y por tanto atenderla con alimentación forzada para aumentar su peso y mantenerla con vida.

De momento, las audiencias en los tribunales, a puerta cerrada, aún rodean el debate de si la niña, bajo tutela judicial, tiene derecho a elegir una terapia que busca los problemas subyacentes que tienen los pacientes con anorexia, o si los médicos deben alimentar a la niña a la fuerza para mantenerla con vida.

En Países Bajos, se diagnostican cada año unos 1.300 casos de anorexia, principalmente entre niñas y mujeres jóvenes, y hasta un 10 por ciento de los pacientes fallecen como resultado de la baja alimentación.

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