* Por Lucía Torroba Werner
Cada persona afronta situaciones estresantes a su manera, que es única y subjetiva. Una cirugía no es la excepción. Influirá su personalidad, su historia personal, y los recursos de los que disponga. Por eso, es muy importante que los profesionales de la salud ayudemos a los pacientes a transitar emocionalmente una intervención quirúrgica, antes, durante, y también después de ella.
Tanto para niños como adultos, en mayor o menor medida, una cirugía siempre será algo desconocido, que interrumpe lo cotidiano y que genera fantasías, ansiedades y temores. Por todo esto, existe un área dentro de la psicología que se llama psicoprofilaxis quirúrgica. Utiliza técnicas psicoterapéuticas focalizadas, herramientas como videos, fotos, juegos o recursos verbales, y se dedica a asistir a pacientes que serán intervenidos quirúrgicamente, o necesitarán alguna práctica invasiva (por ejemplo: punciones, curaciones, biopsias).
La recuperación de una cirugía es física y también emocional. La psicoprofilaxis cuida la mente, la prepara y ayuda a atravesar el postoperatorio con el menor efecto traumático posible. Al igual que una extracción de sangre y su análisis, un electrocardiograma o un estudio imagenológico solicitado antes de una cirugía para llegar con el mejor estado de salud posible, una adecuada preparación psicológica también puede prevenir complicaciones en cualquier área de nuestra anatomía.
Podemos caer en algunas trampas: la primera es creer que la psicoprofilaxis solo es necesaria para aquellas personas que demuestren su ansiedad o que tengan antecedentes de fobias. En realidad, puede ser útil para todas las personas, porque la gran mayoría no conoce y no cuenta con herramientas para imaginar adecuadamente la situación a la que se va a enfrentar. Y también porque muchas de esas ansiedades previas que los pacientes nos cuentan, a lo mejor derivan de una preparación emocional inadecuada. Entonces ¿Por qué no prevenirlo?
La segunda trampa, es creer que solo sirve para aquellas cirugías que son coordinadas y en las que contamos con tiempo para trabajar. En una cirugía de urgencia, excepto situaciones extremas, siempre se puede preparar nuestra mente con acciones breves pero concretas como explicaciones, diálogo, algún recurso visual como fotos o videos, y en el caso de niños, también el juego.
La psicoprofilaxis quirúrgica es la mejor herramienta con la que podrás contar para recuperarte de la mejor manera posible, y para alcanzar (o al menos intentarlo) ese control emocional tan necesario ante toda la vulnerabilidad que significa, nada más y nada menos, que alguien te opere.
Lucía Torroba Werner
Especialista en Cirugía Pla?stica, Reparadora y Estética
Magíster en dirección de empresas de Salud
Migrante y mamá
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