A lo largo de la historia, muchos descubrimientos revolucionaron la medicina y contribuyeron a grandes avances en la salud de la humanidad.
En el caso de la medicina estética también existieron "revoluciones" que lograron tratamientos más seguros y efectivos y, aunque parezca sorprendente, los protagonistas de esos hitos fueron los microbios.
Existe una bacteria que genera una toxina letal. Y es tan peligrosa que su veneno es considerado un arma biológica. Se llama Clostridium Botulinum, y su neurotoxina, procesada con altísima tecnología, muy diluida y purificada, hoy es el componente principal del medicamento onabotulinumtoxinA, más conocido por su marca comercial Botox®. Se utiliza para tratamiento de arrugas dinámicas faciales, y también tiene otros usos terapéuticos para patologías como hiperhidrosis (una condición en la que existe sudoración excesiva), migraña, estrabismo, vejiga hiperactiva, distonías (un cuadro neurológico que se caracteriza por contracciones musculares severas), entre otras.
Otro tratamiento ampliamente difundido por su altísimo poder hidratante, es el ácido hialurónico. Es mundialmente conocido y un gran aliado para mejorar la calidad de la piel, para tratamiento de surcos y arrugas faciales, armonización del rostro y hasta para rejuvenecimiento genital. Pero lo que no se sabe tanto es la tecnología por la cual se obtiene este producto: el proceso se llama fermentación bacteriana o biofermentación. Proviene específicamente de estreptococos (Streptococcus equi o Streptococcus zooepidemicus), y también de bacterias lácticas. En los comienzos de su fabricación, se elaboraba con derivados de animales, especialmente bovinos. Pero su obtención mediante la fermentación bacteriana y su posterior purificación fue un avance tecnológico que logró disminuir significativamente el riesgo de inmunogenicidad (esto es, provocar menos rechazo) y lo transformó en un medicamento mucho más seguro.
Si estás considerando alguno de estos tratamientos cosméticos, me parece importante aclarar que toda esa investigación y desarrollo implica un conocimiento y manipulación especial de esta medicación. Por eso, asesorarte y elegir un profesional capacitado y certificado es muy importante. Durante la consulta puede informarte cuáles son sus proveedores y qué laboratorios están habilitados para su importación y distribución. Es tu derecho, y es una gran herramienta para reducir cualquier tipo de riesgo.
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