REINO UNIDO
La práctica ganó adeptos en todo el mundo, en Reino Unido lo integraron al plan de estudio de 85 colegios de secundaria e investigaron qué decían los jóvenes: hacerlo obligatorio fue un fracaso.
Experimento mediante, se quería enseñar a los más jóvenes a meditar y vivir el momento presente. Ellos fueron categóricos y dijeron el mindfulness les parecía aburrido.
Las autoridades sanitarias y educativas de Reino Unido, consideraron que la práctica sería de gran ayuda en la adolescencia, una etapa de la vida de gran vulnerabilidad en la que se asientan los primeros problemas mentales.
Investigadores de algunas de las universidades más prestigiosas del mundo, como las de Oxford y Cambridge, pusieron en marcha un experimento: enseñarían mindfulness en la secundaria del país para analizar sus efectos.
El resultado fue un tremendo fracaso. El estudio, concluyó que dar lecciones de mindfulness a los adolescentes para aumentar el bienestar fue, en gran medida, una pérdida de tiempo.
En el experimento participaron miles de alumnos y cientos de profesores de 85 colegios de secundaria. La mayoría de los alumnos se mostró poco interesado en utilizar el método, que calificaron de “aburrido”.
Los investigadores aseguran que los resultados, a pesar de ser decepcionantes, son útiles. Y sugieren que, aunque el mindfulness todavía puede ayudar a algunos alumnos, ofrecerlo de forma universal en las escuelas está condenado al fracaso. El estudio recomienda explorar otras intervenciones que podrían ser útiles, como abordar las carencias o brindar un apoyo de salud mental más específico.
¿Qué es el mindfulness?
Es un método que tiene como objetivo ayudar a las personas a concentrarse en lo que realmente está sucediendo, en lugar de preocuparse por lo que sucedió o lo que podría suceder. Sus defensores dicen que puede ayudar a las personas a disfrutar más de la vida y a comprenderse mejor a sí mismas, en lugar de quedar atrapadas en pensamientos dañinos y negativos.
Los alumnos que participaron en el estudio recibieron varias lecciones de mindfulness durante un trimestre. También se les pidió que continuaran con la técnica en casa, pero muy pocos lo hicieron. Uno de los investigadores que trabajó en el estudio, el profesor Mark Williams de la Universidad de Oxford, señaló que, en promedio, los alumnos solo practicaron mindfulness una vez a lo largo de las 10 semanas que duró el curso.
“Es como ir al gimnasio una vez y esperar ponerse en forma”, explicó. “Pero, ¿por qué no practicaron? A muchos de ellos les pareció aburrido”. Sin embargo, muchos de los maestros sí que encontraron útil la práctica del mindfulness para su propio bienestar.
Para el doctor Dan O’Hare, de la Sociedad Británica de Psicología, “es importante no ver las sesiones de mindfulness como una panacea o como un producto ‘listo para usar’ que puede ayudar a los adolescentes y a sus maestros a volverse ‘más resilientes’ sin tener en cuenta todos los demás factores que pueden influir, como el entorno escolar”.
“Tampoco podemos ignorar el hecho de que los adolescentes y los maestros pasaron por dos años muy difíciles y, dadas las circunstancias en las que vivimos y los factores estresantes que esto genera, tal vez no sea completamente sorprendente que la muestra del estudio no viera una gran mejora en su bienestar”, añade O’Hare.
La investigación mostró la importancia de recopilar evidencias para averiguar si un método realmente funciona, sostiene la doctora Julieta Galante, de la Universidad de Cambridge. Los investigadores pensaron que el experimento podría ser efectivo basándose en varios estudios que se habían hecho a pequeña escala. Sin embargo, afirma, “debemos estar muy seguros del beneficio antes de poner en marcha cualquier intervención de salud universal”.
“Los hallazgos no descartan por completo el potencial de la terapia basada en el mindfulness para los jóvenes; como en cualquier terapia, funciona para algunas personas, pero no para todas. Lo importante es determinar quién puede beneficiarse de ella, cuándo y cómo”, añade la profesora Stella Chan, experta de la Universidad de Reading.